EL DUENDE MAJARIEGO (EdM): A pesar de lo desapacible de la tarde de este lunes 25 de mayo (2020), por fin las terrazas se instalaron en Majadahonda y el ruido de las cacerolas en vacío dio lugar al susurro de los brindis. Después de tanto sacrificio, de tanto teletrabajo, de tanto rigor horario, la luz al final del túnel se pudo ver ayer. Los hosteleros (no todos) desplegaron sillas y mesas en la calle, respetando la distancia de seguridad. Es verdad que los límites de las terrazas se hicieron invisibles pero poco importaba.
¿Máscaras? También. Pero mascarillas de quita y pon para poder echarse el trago. Dios, qué alivio. Jóvenes, mayores, niños, mascotas, daba igual. Todos a la calle. Y eso que se anunciaba lluvia, pero daba igual. Llovió algo y refrescó y no hacía tiempo de terrazas. En condiciones normales, estarían vacías, pero después de tanto tiempo sin disfrutar de la charla, el vino, los amigos… no importaba. Faltaban los abrazos y los besos. El codo con codo no es lo mismo. No importa, lo que de verdad se valoraba es verse. Y nos vimos. Adelante, disfrutemos pero con cuidado para no dar un paso atrás. Nos merecemos estos momentos después de tanto sufrimiento, de tantos amigos que lo han pasado mal, de algunos que no volverán. Por todos ellos, vivamos. Puede remitirme sus comentarios y noticias para esta sección al correo electrónico duendemajariego@gmail.com.
No se quien vió la distancia de seguridad de la gente en las terrazas. Yo no lo vi
No se quien vio a la gente con macarillas yo no los vi.
Hice la observación a una pareja de la Guardia civil que andaba por allí, uno con mascarilla otro no y me contestaron que se suponía que se la quitaban para beber y comer y se la volvían a colocar, pero yo no vi a nadie que se la pusiera, me entró miedo por la insensatez de lo que estaba viendo así que cabreado me fuí corriendo a casa.
Poco disfruté del primer día de terrazas, espero que no tengamos que arrepentirnos.