
Revelación flamenca en Majadahonda: «Yo estaba atenta a la escena y al público a mi alrededor. Se notaba, se palpaba la emoción, la identificación, tanto en el silencio como en la explosión de los aplausos, tanto en la música como en la letra, tan llena de poesía y sentimiento. Gregorio Moya hizo un concierto extraordinario, de los que dejan patente que el cante y el toque, por este orden, son los pilares del flamenco, que sin ellos este arte tan singular no existiría. Dos hombres, dos artistas, llenando un gran escenario, con su arte desnudo, sin grandes efectos lumínicos que aquí eran innecesarios. Un arte que no necesita adornos»
TERESA FERNÁNDEZ HERRERA. Gregorio Moya, Lámpara Minera en Majadahonda. Gregorio Moya, cantaor de Argamasilla de Alba, pueblo ciudadrrelarreño y cervantino donde los haya pero no precisamente de tradición flamenca, abrió este sábado 8 de noviembre (2025) el XXV Festival Flamenco Ciudad de Majadahonda, como ya es costumbre, por haber sido el último ganador de la Lámpara Minera del Concurso Internacional del Cante de las Minas de La Unión. En este Concurso no solo se llevó el primer premio, también los galardones por marianas, por malagueñas, por cartageneras, y el primer premio por mineras. Es decir, arrasó y eso lo consiguen pocos. No acabaron ahí los premios, también ganó el de acompañamiento a la guitarra, Paco Cortés, su guitarrista. Antes de hablar de su concierto en Majadahonda tengo que decir que soy asidua al Festival de La Unión y que desde su actuación en semifinales me permití calificar su cante con un 10. Y acerté de pleno. En octubre volví a verle en Madrid, en la Suma Flamenca, sala negra de los Teatros del Canal, con el programa “Morente siempre”, de nuevo con el guitarrista Paco Cortés, que lo fue de Enrique Morente. Esto empezó a darme pistas. Y cuando supe que también aquí iba a rendir homenaje a Morente, siempre acompañado por quién había sido su guitarrista, sí o sí tenía que llegar al fondo de la cuestión. Este cantaor con cualidades tímbricas extraordinarias, con una técnica vocal perfecta, con una manera de sentir y vivir lo que canta que penetra hasta lo más profundo del espectador, y viniendo de donde viene, cabría pensar que es un autodidacta, pero resulta que según y cómo.
GREGORIO MOYA HA CONSTRUIDO SU CANTE ESCUCHANDO DESDE NIÑO A CANTAORES como Caracol, Mairena, Marchena, El Lebrijano, Menese, Fosforito y sobre todo a Enrique Morente. “Puede que otros hayan escuchado tanto como yo a Enrique Morente, pero no más que yo. Yo le he escuchado hasta más de 6 horas diarias durante años”. Asombroso. Puede que no haya ido a ninguna escuela de cante, pero ha tenido a los más grandes como maestros, sabiendo escuchar y aprender de ellos. Sobre todo de Morente y esto porque él supo desde temprano que su registro de voz no andaba lejos del “ronco del Albaicín”.

«De las tres ocasiones que le he escuchado últimamente, fue en Majadahonda donde mejor cantó, donde las complicidades con el gran guitarrista Paco Cortés fueron más visibles”
TENGO QUE AÑADIR QUE DE LAS TRES OCASIONES QUE LE HE ESCUCHADO ÚLTIMAMENTE –agosto, octubre y noviembre–, fue en Majadahonda este último sábado donde mejor cantó, donde las complicidades con el gran Paco Cortés fueron más visibles, cediendo al guitarrista mayor protagonismo, porque como este hombre humilde dice, “él es el maestro”. Ciertamente, la gran virtud de Gregorio Moya es la humildad. En ella reside su grandeza. Gregorio Moya hizo un concierto extraordinario, de los que dejan patente que el cante y el toque, por este orden, son los pilares del flamenco, que sin ellos este arte tan singular no existiría. Dos hombres, dos artistas, llenando un gran escenario, con su arte desnudo, sin grandes efectos lumínicos que aquí eran innecesarios. Un arte que no necesita adornos.
EN HONOR A LA TIERRA MINERA DE DONDE PROCEDE SU MAYOR PREMIO, el que le ha traído hasta aquí, el que puede llevarle muy lejos, empezó por cantes de Levante, tarantas, cartageneras y la minera que no podía faltar. Este hombre hace esos cantes, tan diferentes a todos los demás por razones de origen, como si fuera de allí, como si hubiera vivido las fatigas del minero. Y no es fácil. Luego fue dejando la tierra minera y siguió por malagueñas. Los cantes solemnes de las tierras de Cádiz, por caña, soleá y seguiriya. La seguiriya de Morente. Yo estaba atenta a la escena y al público a mi alrededor. Se notaba, se palpaba la emoción, la identificación, tanto en el silencio como en la explosión de los aplausos, tanto en la música como en la letra, tan llena de poesía y sentimiento.

«En el cante de Gregorio Moya volvió a resonar y emocionar: «Si yo encontrara la estrella que me guiara. La metería muy dentro de mi pecho y la venerara». Y siguió con esa letra encerrada en música que habla de escapar de las injusticias, con toda la profundidad poética y comprometida de Lorca, en la voz y estilo tan morentiano, pero también propio de Gregorio Moya»
EL TRAMO FINAL DEL CONCIERTO FUE MORENTIANO AL CIEN POR CIEN, por fandangos y tangos, músicas y letras de los poetas del veintisiete que Morente introdujo en el cante, las “letras cultas”. Especialmente Lorca, letras de poemas y de dramas teatrales, como esa letra que canta un Arlequín en el comienzo del último acto de lo que él subtituló “La leyenda del tiempo”. En los tangos no podían faltar los poemas de “Omega”, la gran revolución de Enrique, hoy de culto, entonces abucheada. Citando al gran Morente: “Estos críticos son los que mayores éxitos me han dado”. Muy sabio el granaíno, muy conocedor de los seres humanos. Gregorio Moya y Paco Cortés nos regalaron como broche final del concierto, el tango “Estrella”, poema lorquiano al que Morente puso música e hizo universal. En el cante de Gregorio Moya volvió a resonar y emocionar: «Si yo encontrara la estrella que me guiara. La metería muy dentro de mi pecho y la venerara». Y siguió con esa letra encerrada en música que habla de escapar de las injusticias, con toda la profundidad poética y comprometida de Lorca, en la voz y estilo tan morentiano, pero también propio de Gregorio Moya. El próximo sábado 15 de noviembre tendremos a la bailaora de Jerez de la Frontera, Salomé Ramírez, premio Desplante 2025. Fue la mejor finalista, la merecida ganadora en La Unión. Se presenta con su primer proyecto en solitario. No se la pierdan.






Gracias Teresa por tu crónica. Lo cuentas que de una manera que una lo puede sentir …y pensar que fue una idea que puse en marcha hace ahora 25 años como Concejal de Cultura con la única finalidad de hacer felices a mis vecinos admiradores de este arte tan nuestro. Gracias
Muy bien Teresa, este cantaor, manchego de Argamasilla de Alba, posee unas muy buenas facultades: voz firme, hiriente en los agudos y magnífica en los graves, afinación infalible. Pero, además, su timbre tiene un impresionante parecido con la voz del añorado Enrique Morente, lo cual pudimos comprobar cuando publicó su disco No duerme Nadie con el sello La Droguería Music. No sabemos si fue esta coincidencia tímbrica la que hizo que desde muy joven Gregorio Moya se sintiera atraído por el cante del Ronco del Albaicín, pero lo cierto es que hoy es uno de los grandes conocedores de su obra y de su estética cantaora, y lo lleva por bandera con un respeto reverencial en todas sus actuaciones.
Escucho a Gregorio Moya con los ojos cerrados y no se parece a Morente, puede que cante lo mismo, puede que tenga mejores facultades y que se acerque a su manera de entonar y puede que Paco Cortés saque lo mejor de sí mismo y un puñado de nostalgias y… no, no es lo mismo. Para parecerse a Morente te tienes que sentar cuando Mairena canta de pié, levantarte cuando todos los cantaores cantan sentados. En 1981 vi a Morente en París acompañado por Paco Cortés; lo pasé mal, estaba casi desmayao por el hambre y no sabía distinguir el duende con las ganas de comer. Fue la primera vez que Morente me cambió la vida, ocurrió dos días más tarde en el talgo París-Madrid. Yo le conté mis dudas sobre mi carrera de Antropología… no recuerdo qué me contó, pero 12 horas después tenía la sensación de que Enrique sabía escuchar. Yo abandoné la carrera y me dediqué al periodismo.