El «Juez Tuitero», que defiende su libertad de expresión desde un pseudónimo y tiene una columna en una web digital, se define como «Juez indignado e inconformista. Y feliz. Una idea: no te arrepientas de lo que haces, sino de lo que no haces. Y cuida de tus amigos». Un lector de MJD Magazin envió a la redacción del periódico su opinión sobre el «Caso Begoña» y su colateral «Caso Peinado»

JUDGE THE ZIPPER (@JudgeTheZipper). *Juez indignado e inconformista. Y feliz. Una idea: no te arrepientas de lo que haces, sino de lo que no haces. Y cuida de tus amigos. Vale, son dos ideas. No voy a valorar, desde la comodidad de mi sofá, la actuación de Peinado, como no lo hago de ningún juez: por respeto al compañero, pero, sobre todo, por prudencia: solo él conoce el contenido de la causa; los demás, filtraciones. Eso no impide a otros, menos prudentes y/o sin el reparo de quien conoce por dentro esta complicada profesión, valorar lo bien o mal que lo está haciendo. Cuando toca un caso mediático, es el “precio” de vivir en una sociedad libre y me parece bien pagarlo. Lo que me cuesta procesar es el ATAQUE directo a su persona por lo que está haciendo.


«En un Estado con separación de poderes, los jueces forman parte de los mecanismos de control del poder, junto con otros. El juez no es poderoso, tiene un trabajo, que es distinto». En la imagen, el juez Peinado

EL JUEZ NO ES PODEROSO, TIENE UN TRABAJO, QUE ES DISTINTO. Una sociedad democráticamente sana entiende que el poder tiene límites, que no cabe el poder absoluto, y que es sano que se pongan en marcha mecanismos de control, sea cual sea el resultado final. Pero que se vea que funcionan. En este país, el poder lo tienen quienes, legítimamente, hacen las normas y controlan el dinero público. Es todo lo que se necesita para ser un buen gobernante. O para abusar. Como los reyes de antaño, disponer las normas y la Hacienda lo es casi todo. En un Estado con separación de poderes, los jueces forman parte de los mecanismos de control del poder, junto con otros. El juez no es poderoso, tiene un trabajo, que es distinto. En su trabajo sí tiene poder, cierto, pero, fuera de sus casos, tiene la influencia de cualquier otro ciudadano. Ver precisamente a ciudadanos y, sobre todo, a medios y periodistas, ARREMETER contra el juez que hace (bien o mal) su trabajo por el hecho de hacer justo eso que se le pide, que es ejercer como mecanismo de control del poder, me causa tristeza.


El juez malagueño, Judge The Zipper, magistrado divulgador en Twitter, presentando en la Librería Proteo de la capital andaluza su libro ‘Destripando el Derecho’, cuyos derechos de autor están destinados a la Fundación Española para el Fomento de la Investigación de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (FUNDELA)

PARECE QUE LOS JUECES ESTÁN BIEN CUANDO RESUELVEN DIVORCIOS, ACCIDENTES DE TRÁFICO, DESPIDOS, MULTAS ADMINISTRATIVAS O INVESTIGAN A DELINCUENTES DE POCA MONTA. Pero cuando toca a quienes tienen el poder de verdad, les damos cera; según adscripción ideológica, normalmente. Lo de los medios en particular es desazonador. Porque la prensa es otro mecanismo de esos de control del poder, y cuando, en vez de vigilar los abusos, vigila a quien vigila los abusos, malo. Dejemos al juez trabajar. Solo está haciendo lo que hacen cientos de jueces en España: recoger posibles indicios de delito, aunque ahora toque a los poderosos. Habrá que esperar a ver qué decide. El juez aún puede archivar porque no vea delito, o decir que hay indicios y ordenar que se abra juicio. Y todas sus decisiones serán recurribles y, de hecho, ya se están recurriendo. Incluso, hay mecanismos para pedir responsabilidades al juez que hace mal su trabajo, sin necesidad de atacarlo ni insultarlo. Un poco de normalidad democrática, por favor. Aclaro, porque siempre hay quien lee a tientas, que esto no es una defensa de la actuación del juez (tengo mi sesgada opinión al respecto), sino una defensa del sistema que tenemos y que deberíamos querer preservar.

Majadahonda Magazin