El mundo de las escorts es un tema que ha sido objeto de múltiples debates y controversias. Para muchos, la línea que separa el trabajo de una escort y la prostitución es difusa, y las opiniones sobre este tema varían ampliamente. Sin embargo, es importante aclarar ciertos conceptos y comprender las realidades que enfrentan las mujeres que eligen ejercer como escorts de manera libre y voluntaria. Con la intención de dejar claro que son dos oficios bien diferentes se ha realizado este breve artículo.
Diferencias entre escort y prostitución
Para comenzar, es fundamental entender las diferencias entre una escort y una prostituta tradicional. Aunque ambos términos se refieren a la prestación de servicios íntimos, las condiciones y el enfoque de cada uno es distinto.
Las escorts suelen ofrecer un servicio que va más allá del encuentro íntimo, de hecho, no tiene por qué ser obligatorio llegar a una actividad puramente sexual. Su trabajo implica acompañar a clientes a eventos sociales, cenas, viajes de negocios, o simplemente pasar tiempo juntos en un ambiente más íntimo y relajado.
Las escorts se presentan como acompañantes de lujo, ofreciendo una experiencia que puede incluir conversación, compañía y discreción, además de la posibilidad de intimidad consensuada. La relación entre una escort y su cliente está basada en el respeto mutuo, el consentimiento y, generalmente, se negocia previamente para establecer las condiciones del encuentro.
La prostitución, por otro lado, se asocia tradicionalmente a la prestación de servicios sexuales de forma más explícita y transaccional. A menudo, esta actividad se realiza en la calle o en lugares específicos, como clubs y casas de citas. La diferencia clave entre ambas radica en la naturaleza de los servicios y la forma en que se ofrecen. Mientras que las escorts suelen operar de manera más estructurada y con un enfoque en el acompañamiento, la prostitución se limita más a lo puramente físico y, en muchas ocasiones, se mueve en entornos menos regulados.
Desmontando mitos: no toda la prostitución es trata
Existe una percepción errónea y generalizada de que toda forma de prostitución está vinculada a la trata de personas. Si bien es cierto que la trata es un problema grave y una realidad que debe combatirse de manera enérgica, también es fundamental reconocer que no todas las mujeres que se dedican al trabajo sexual están siendo forzadas.
Cada vez son más las que eligen libremente ejercer esta actividad por decisión propia, y criminalizar todo el sector como si se tratase de una única realidad no solo es injusto, sino también perjudicial para quienes han decidido tomar esta ocupación como un trabajo legítimo.
La plataforma «Stop Abolición», liderada por una mujer que fue abandonada por su novio en Majadahonda, resalta precisamente este punto. Esta persona decidió abogar por los derechos de las trabajadoras sexuales, haciendo hincapié en la necesidad de distinguir entre la trata de personas y el trabajo sexual voluntario. Esta mujer peruana, junto a muchas otras, defiende la idea de que criminalizar la prostitución no resuelve el problema de la trata, sino que puede empeorar las condiciones de trabajo para aquellas que han decidido ejercer su profesión libremente.
Es esencial entender que la lucha contra la trata de personas no debe confundirse con la abolición del trabajo sexual consensuado. Las mujeres que se desempeñan como escorts o trabajadoras sexuales por elección merecen respeto y protección legal para ejercer su actividad de manera segura y digna.
La libertad de las mujeres que ejercen como escorts
Uno de los aspectos más importantes a destacar es la libertad de elección. La inmensa mayoría de mujeres que se dedican a ser escorts lo hacen por su propia voluntad, considerando que esta actividad les permite gestionar su tiempo, generar ingresos considerables y, en muchos casos, tener independencia económica.
En un mundo que promueve la libertad y la autodeterminación, negar a estas mujeres el derecho a decidir sobre su propio cuerpo y trabajo es contradictorio. Al igual que cualquier otra persona que elige su carrera, las mujeres que trabajan como escorts han decidido esta ocupación basándose en sus circunstancias personales y preferencias. Pretender estigmatizar o criminalizar esta decisión es ignorar su autonomía y capacidad de tomar decisiones sobre sus propias vidas.
Además, la figura de esta profesional se aleja de la imagen que tradicionalmente se tiene de la prostitución. En la mayoría de los casos, las escorts que aparecen listadas en Google Maps como «masajistas eróticas» o en directorios o páginas web de contactos entre adultos como Pasión o Emasex, donde podemos ver una selección deescorts en Madrid,gestionan su propio trabajo, establecen sus tarifas, eligen sus clientes y deciden las condiciones bajo las cuales prestarán sus servicios. Esto les otorga una mayor libertad y control sobre su vida laboral, algo que difícilmente se encuentra en otros sectores.
La Importancia del respeto y la discreción
El respeto y la discreción son dos elementos fundamentales en el trabajo de una escort. Las mujeres que eligen esta profesión suelen tener claro que su relación con los clientes se basa en la confidencialidad y el respeto mutuo. Esto permite que ambas partes se sientan cómodas y seguras durante el encuentro.