JULIA BACHILLER. El último pleno celebrado en el Ayuntamiento de Majadahonda este jueves 30 de junio (2022) podría resumirse con dos frases pronunciadas en diferentes momentos por dos concejales del Partido Popular (PP). La primera de ellas: “Lo malo de traer las intervenciones hechas desde casa y leerlas, es que no se escucha (al otro), y no se puede luego adaptar (el propio discurso) a lo que se dice (en el debate)” dicha por Ángel Alonso. Y la segunda: “Entiendo yo que dirán ustedes que como no tenemos mucho que controlar u objetar sobre la gestión de la acción de gobierno municipal, pues elegimos un mantra y a base de repetirlo constantemente hacemos algo parecido a atraer la idea de que lo falso puede convertirse en cierto o verdad” (Manuel Troitiño). Los plenos, durante la actual legislatura que encara su recta final, se han alejado del debate para convertirse en una mera exposición de motivos, para seguidamente alardear de las intervenciones propias en las redes sociales ante los escasos seguidores. Como bien apuntó el concejal Ángel Alonso, las respuestas –cómo se puede apreciar claramente– están preparadas con anterioridad, llegando incluso algunos concejales a dar lectura de las mismas. La improvisación tan solo la dejan para los insultos proferidos en determinados momentos, con los que rompen la monotonía de su intervención.
Esta conocida técnica vende titulares pero solo aporta ignorancia y desconocimiento sobre el punto a tratar. Por suerte, algunos concejales tienen la valentía y preparación suficiente para debatir abiertamente sin necesidad de guion previo. Son escasos, pero como las meigas “haberlos haylos”. En relación con la apreciación del concejal Troitiño, es evidente que cada vez más se recurre a “instar” , un recurso verbal utilizado cuando el tema a tratar no es competencia municipal. Por eso apenas se abordan debates locales y en cambio se traen al pleno asuntos nacionales o regionales que ante los líderes del partido solo pretenden sumar puntos de apoyo interno, un recurso habitualmente utilizado.
El pleno actual ya no mantiene el más mínimo interés ni siquiera llegado el turno de “ruegos y preguntas”, que además se han prohibido a los vecinos. Cabe recordar como, llegado este momento, el anterior alcalde, Narciso de Foxá (PP), afrontaba cualquier tipo de cuestión planteada, bien dándole contestación personalmente o derivándola al concejal responsable de dar respuesta. Se creaban en ocasiones grandes polémicas, tanto con la oposición como con los vecinos, que en ocasiones continuaban en la calle. Y fueron varias las ocasiones en las que algún vecino se retiraba del pleno “cabreado” ante una respuesta que no consideraba adecuada, aunque sin lugar a dudas era atendido públicamente por el alcalde o los concejales. A día de hoy no son ni atendidos, en el caso de los vecinos, ni se van con una respuesta inmediata en el caso de la oposición, por lo que los plenos languidecen ante una cada vez más extendida apatía vecinal.
El alcalde, se da por despedido.
Y los de VOX, también.
Con lo fácil que es hacer las cosas bien.