ZACARÍAS M. MAÍLLO. El encuentro entre el Rayo Majadahonda y el Granada concluyó en medio de una resignada impotencia rayista frente a una superioridad inapelable del conjunto granadino. Nada que objetar. Son dos equipos que, a pesar de jugar en la misma liga, pertenecen a mundos divisiones diferentes: uno está a punto de jugar contra Real Madrid y Barça, mientras que otro pelea por no volver al fondo de la Segunda B. Afortunadamente los contrincantes del Rayo en esa liga del posible descenso tampoco consiguieron resultados importantes para sus intereses y de momento la cosa se queda como está, con 30 puntos, a 6 del Extremadura (que son 5 por la pérdida del gol average), que marca el filo del descenso. Y esta semana el Extremadura se enfrenta al débil Córdoba mientras que el Lugo suma los 3 puntos por la descalificación del Reus. Esperamos que el próximo domingo, en el tradicional horario matutino majariego, el Rayo Majadahonda consiga vencer al Alcorcón. Cualquier otro resultado llevaría a los del Cerro del Espino a una situación crítica. La crónica del encuentro puede arrojar alguna luz sobre el momento del equipo ante el transcendental derby.


Zacarías M. Maíllo

Tarde primaveral, Cerro del Espino casi lleno, ambientazo… todo hacía presagiar un domingo futbolísticamente memorable entre un Granada como firme aspirante al ascenso a la División de Honor y un Rayo Majadahonda en permanente contencioso por quedarse en la Liga 1,2,3. El planteamiento de Iriondo fue el coherente con los partidos anteriores: tres defensas centrales, dos carrileros potentes, un organizador solvente como Verza y el inefable Aitor Ruibal en la delantera batiéndose el cobre contra la defensa visitante, asistido por un inoperante Romera. Se echó de menos a Carcelén y sobró de nuevo la debilidad de Enzo. El Rayo no pudo en ningún momento desarrollar su habitual juego de toque y pase corto hasta ver la oportunidad de profundizar, ya que el Granada presionaba con determinación sin que los de Iriondo pudieran sacar el balón con limpieza. Así, en el minuto 11 el defensor local Luso marcó en propia meta un centro sin mayor complicación de la delantera del Granada. La grada bromeaba sobre el hecho de que van tres goles en propia puerta en los últimos tres encuentros (Málaga, Sporting y Granada).

Los dos equipos jugaban de manera completamente antagónica. Mientras el Rayo intentaba controlar el partido con su clásico toque corto, el Granada presionaba el saque de Basilio y jugaba con verticalidad descarada, de manera que los locales ni se acercaron al área andaluza mientras que los visitantes asediaban la portería majariega sin rubor. Solo inquietó la portería visitante el delantero Aitor Ruibal, quien en el minuto 17 remató de cabeza desviado un centro de Varela y Enzo en un disparo suave desde fuera del área que se marchó cerca del palo de la portería visitante. La primera parte del encuentro se cerró con la misma dinámica de los primeros minutos, con una punzante presión granadina y un Majadahonda sin valentía alguna. En el minuto 28 el jugador Quini se lesionó y tuvo que ser sustituido por Castellano. Reanudado el encuentro, tras el descanso, Daniel Ojeda marcó el segundo gol para los visitantes en un disparo con la pierna izquierda desde el centro del área en un clarísimo despiste de la zaga local. En el minuto 55 Iriondo mandó a la caseta a Enzo y dio paso a un Fede Varela que llevaba calentando todo el descanso y en el 60 Andújar entró en el terreno de juego por el lesionado Luso.

Por parte granadina, en el 69 el MVP Vadillo fue sustituido por Azeez. Los cambios no hicieron sino consolidar durante toda la segunda parte la fuerte presión granadina y la inoperancia local. En esto, Iriondo cambió a Varela por el delantero Héctor en un intento de introducir algo de mordiente en el ataque majariego. Nada de esto ocurrió, ya que el Rayo no conseguía ni asomarse al área visitante. En el minuto 82, el equipo andaluz realizó el último cambio, dando entrada a Puertas por Ojeda, quien marcó el tercer gol con un remate seco con la izquierda en el interior del área rayista que entró por toda la escuadra de la meta defendida por Basilio.

Majadahonda Magazin