SONIA BLUE. El príncipe de Hungría y Bohemia, Maximiliano de Habsburgo, ha desvelado en una entrevista en ABC celebrada en Majadahonda que tras la muerte de una de sus hermanas, se involucró en la lucha contra las adicciones y creó la Fundación Recal: «He vivido el infierno de las drogas muy de cerca». La periodista Belén Díaz cuenta como Maximiliano «aterrizó en nuestro país hace 35 años para aprender español y aunque domina la lengua a la perfección desde hace tiempo, nunca ha encontrado el momento de marchar. Su infancia discurrió en París y posteriormente se trasladó a Londres, se formó en las aulas de Eton College y completó su formación en Suiza. De España le atraparon el clima y la gastronomía, pero sobre todo la gente y su solidaridad. Maximiliano de Habsburgo (Boulogne-Billancourt, Francia, 1961) preside desde el año 2004 la Fundación Recal, un centro en Majadahonda (Madrid) que lucha contra las adicciones. En una fría mañana, recibe a ABC, en compañía de su esposa, Maya Askari, para dar a conocer la encomiable labor que llevan a cabo.


«Comenzamos ayudando a personas con problemas de drogas y alcohol que vivían en la calle, en Madrid. Primero les dimos solo atención primaria, proporcionándoles ropa y comida. En el 2000, cogimos un pequeño piso en Pozuelo donde les procuramos también un techo. En 2004, cuando ya teníamos varios pacientes internos, profesionalizamos nuestro trabajo y montamos este centro». Es la primera vez que el príncipe desvela este trágico episodio familiar porque anteriormente. la periodista María Luisa García Moro le preguntó en «Vanitatis» de El Confidencial: ¿Considera preocupante que cada vez se acceda a edades más tempranas a sustancias como el alcohol o el hachís? Y respondió: «Sí, es muy alarmante porque aumenta la posibilidad de desarrollar la enfermedad de la adicción más tarde. Además el daño cerebral y físico es mayor en edades tempranas». Por eso confesó: «Conozco bien el dolor que viven un adicto y sus familiares».

«Maximiliano es hijo del Archiduque Fernando de Austria y la condesa Elena zu Toerring-Jettenbachia y hermano de Sofía de Habsburgo, rostro habitual de la escena social española de la década de los 80. Y más de uno se preguntará por qué. Por qué este aristócrata, empresario del mundo de la medicina y padre de tres hijos ha decidido invertir su esfuerzo y tiempo en la batalla contra las adicciones. «Es una realidad, un infierno que he vivido muy de cerca, porque en el mundo por el que yo salía había muchos casos. Luego perdí una hermana por el problema de las drogas y como lo he tenido tan cerca en la familia, me afectó mucho. Quería devolver algo a la sociedad en este sentido», se sincera con un discurso pausado y emotivo», señala Belén Díaz.

Y sobre el edificio de Majadahonda situado en los aledaños del Gran Plaza 2 concluye: «El centro dispone de una capacidad para 25 internos y tratan a más de 100 externos, grupos de segunda fase. Considera que el apoyo de las familias es fundamental. «Cuando las familias se involucran el porcentaje de recuperación es mucho más alto. La adicción crea una disfuncionalidad en la familia y hay que saber gestionarlo». Maximiliano de Habsburgo define la adicción como un estado de ingobernabilidad. «Existe un poder ajeno que te obliga a hacer lo que no quieres, la voluntad se anula, no funciona. Y la adicción arrastra todo. Un adicto destroza su vida y cuatro más». En la Fundación Recal tratan adicciones como la droga y el alcohol, pero también trastornos de comportamiento, como la adicción a los móviles o la ludopatía. «Todas tienen en común que destrozan la vida». Incide en que las adicciones no distinguen de condición social y afectan a todas las clases. «No todos los que duermen en la calle han nacido así, hay muchos que lo tenían todo y lo perdieron. La adicción se lleva por delante todo y lo primero que se pierde es el trabajo».

Majadahonda Magazin