J. FEDERICO MTNEZ. «Cada maestrillo tiene su librillo». dice el viejo aforismo español, y el del entrenador del Rayo Majadahonda ya tiene título y rima: «Calero, portería a cero«, al menos en su feudo. Y es que el míster majariego ha construido sobre todo un equipo sólido al que no le gustan las «montañas rusas» y que, en efecto, castigó al respetable con una primera parte soporífera que modificó en el vestuario durante el descanso. A partir de ahí, el Rayo Majadahonda comenzó a percutir con el ritmo de una taladradora y el público, entregado, jaleó las continuas andanadas rayistas. Vino primero el gol de penalty inocente del Getafe, con disparo esta vez colocado e inapelable de Rubén Mesa desde los 11 metros. El juego del «tanque» Mesa gusta a la afición y así se lo reconoció. Y posteriormente vino el segundo, fruto de una diablura de Iago Díaz en la banda que concluyó con un cabezazo a lo clásico del brasileño «Poly» Laertes, que va camino de encandilar a la grada con sus celebraciones a ritmo de samba. Concluyó el encuentro con la afición aplaudiendo en una soleada mañana que solo vio aminorada la entrada (824 espectadores) por un error de comunicación: la tradicional Carrera popular del Equinoccio no influyó en los accesos al Cerro del Espino como había anunciado el club y, muy al contrario, la fluidez del tráfico rodado fue mejor incluso que en otras ocasiones.


J. Federico Mtnez

La primera parte fue muy equilibrada, lo que llevó al Getafe a creer que todo el monte era orégano. De hecho, la cuenta de Dyo Getafe (@dyogetafe) piensa que «los azulones (hoy de naranja) se marchan de Majadahonda con una derrota en los últimos minutos tras estar igualados durante gran parte del encuentro«. No sabían la pócima que Calero suele guardar en el vestuario. Y al igual que ocurriera contra el Real Madrid-Castilla, la postrera mitad fue otro cantar parecido al del Mio Cid: Moyita primero, «Poli» después y por último Ródenas martillearon al Getafe por las bandas con su toque de pincel exquisito mientras por el centro Rubén Mesa oradaba la muralla hasta hacer caer el autobús azulón por insistencia. Ya hay equipo y solo queda la incógnita de esa banda izquierda huérfana por la que pugnan esos 3 jugadores. El primero que encuentre acomodo en ella será el titular y a fe que Moyita, Poly y Ródenas podrían ocuparla a la perfección: la competencia como sano afán de esfuerzo y superación.

Salvo el africano Mvondo, de largo el mejor en los primeros 45 minutos, la envergadura defensiva de Adrián Jiménez y las acrobacias en banda de Borja Díaz, la primera mitad fue para olvidar. No tanto por la lentitud del juego, porque obviamente este no es el equipo del velocista jamaicano Usaint Bolt. El «librillo» de Calero es otro y lo adquirió en Suiza con Erasmo de Rotterdam: sin prisa pero sin pausa. El equipo avanza líneas como un «panzer» alemán y esta filosofía teutona lo hace sólido en casa como la roca de un Cerro. Y que sabe arriesgar también se aprecia, a veces incluso de forma temeraria: en los corners (muy mal tirados en la primera parte) sube todo el equipo con solo Mvondo quedándose en la línea de atrás. Había vaticinado el míster en la víspera que esta plantilla iría de menos a más y así ocurrió: Calero es un tipo duro, experimentado en mil batallas, que golpea pecho contra pecho a los jugadores en los cambios porque quiere fajadores que se dejen el alma y así los reconoce y alienta. Es el lenguaje de la veteranía del fútbol, un oficio de titanes en los banquillos. Y este equipo transmite oficio.

Si a Iriondo le llamaron «feo» en Segunda A con su juego preciosista no sé lo que pensarán los rivales de Calero, pero desde luego dirige un equipo al que no gusta encontrarse de noche en un callejón deshabitado. Pugna cada balón y cada repliegue con uñas, dientes y navaja trapera como si fuera el último. Ya Mvondo parece hasta mejor que Fabry y desde luego que no quiera el destino otro play off contra el Cartagena porque Adrián Jiménez deja pequeño al bueno de Andújar en cantidad y calidad o al gran Verdés que ahora purga el descenso en el Castellón. Y como le salga el partido, Llorente (que este domingo no le salió) se come a Verza en un cocido madrileño. Pero no lancemos las campanas al vuelo: la próxima semana toca el Celta y la banda de los 3 de Baleares sigue intratable, por no mencionar al Inter de Boadilla, equipo revelación junto a Las Rozas, y a los dos filiales de lujo: At. Madrid y Real Madrid-Castilla. Pero si algo acontenció este domingo 6 de octubre de 2019 en el Cerro del Espino es que, al igual que cuando un equipo se mete de lleno en la faena a veces se dice que «hay partido», hoy se puede decir en voz alta y orgullosos: «hay liga».

Rayo Majadahonda: Basilio (2); Adrián Jiménez (3), Charles Dean (2), Pulido (2), F. Llorente (1), (Moyita, 45′ (2), Marc Caballé (1), MVondo (3), Iago Díaz (2), Borja Díaz (3), Rubén Mesa (3) (Ródenas, 81′ (2), David Martín (1) («Poli» Laerte, 45′ (2).
Getafe CF B: Darío; Acosta (José Carlos, 45′), Lobato, Pablo, Soler, Hugo Díaz, Iglesias. Poulolo, Ángel (Kostas, 71′), Miranda y Alfonso.
Árbitro principal: Carlos Fernández Buergo (Asturiano) ayudado en las bandas por Eduardo Suero Rodríguez y Diego Valdes Díaz. Muy protestado en jugadas aparentemente intranscendentes en las que le fallaron sobre todo los liniers. Tarjetas amarillas: Miranda (56′), Soler (79′), Hugo Díaz (82′), Lobato (90′),

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