LIDIA GARCIA. «Ya decía David Thoreau que la leña calienta dos veces: cuando se corta y cuando se quema. Quizá por eso estos días de estío se vive la paradoja de una auténtica fiebre por acaparar madera. A la vista del precio exorbitante de la energía, especialmente del gas, el hombre vuelve a recurrir a los bosques. Los 0,24 céntimos que puede costar el kilo de leña de encina es una alternativa barata al megavatio hora cuando Gazprom se pone intransigente. Así las cosas, quienes pueden permitírselo están volviendo los ojos a la estufa, cuyas ventas se estiman han aumentado un 30%. A rebufo de este auge, la leña también está experimentando incrementos de precios que en algunos casos llegan al 15%».
Así comienza el reportaje de Antonio Paniagua publicado este 7 septiembre (2022) por la agencia Colpisa. Y uno de sus protagonistas es una empresa de Majadahonda: «Muchos clientes tradicionales de leñeras se han adelantado y han hecho compras anticipadas de madera, en un sector que siempre ha concentrado sus ventas en invierno. «Este verano se ha producido un incremento del 60% en la ventas de leña de roble, olivo y encina», asegura Sergio R. M., de Ricosan Energía Natural, empresa que tiene su sede en Majadahonda (Madrid). Esta firma mantiene sus precios en 0,20 céntimos el kilo de leña, a pesar de la subida generalizada de precios. «Somos los únicos que no hemos subido», apunta Sergio, quien dice que el pedido medio para un propietario de una vivienda unifamiliar ronda los 3.000 kilos. Otro tipo de clientes son los restaurantes que utilizan los hornos de leña para cocinar«.
La Asociación de Fabricantes de Estufas, Chimeneas y Cocinas para Combustibles Sólidos argumenta que estos aparatos no tienen por qué resultar peligrosos si se llevan a cabo los cuidados necesarios. «Lo más importante es el deshollinado, que se tiene que hacer de forma periódica». La organización empresarial hace votos por un revivir de la vieja chimenea. «En un país como España, con más del 50% de superficie de bosque y matorral, tenemos un gran recurso energético desaprovechado: la leña», dice Carlos Oliván, presidente de la organización. El uso de la leña también puede contribuir a disminuir la carga de vegetación seca e inflamable en nuestros bosques y por tanto ayudar a prevenir incendios, argumenta la asociación.