JUAN LUIS VÁZQUEZ DÍAZ-MAYORDOMO. Algunas madres del colegio Alegra de Majadahonda (Madrid) se han organizado para fabricar y distribuir material sanitario que precisan los profesionales de residencias y centros sanitarios. «Es increíble la respuesta y la generosidad de la gente», afirma una de las responsables. «Sabemos por la madre de una compañera de nuestras hijas que hay muchas residencias y centros sanitarios que están faltos de material, y por eso unas cuantas madres nos pusimos de acuerdo para buscar costureras y material para hacer batas y mascarillas, utilizando bolsas de basura y telas impermeables. Y de repente todo se desbordó: mucha gente se enteró y quisieron colaborar, y también cada vez nos llegan más peticiones de ayuda», dice Paloma, una de las madre del colegio Alegra de Majadahonda (Madrid), que estos días no da abasto en la gestión de producir y distribuir el material necesario para responder a la epidemia de coronavirus.


Juan Luis Vázquez

Al principio, contactaron con varias modistas que se ofrecieron de manera voluntaria y gratuita para confeccionar batas a partir de bolsas de basura. «Hacen falta tres bolsas para hacer una bata: una para la parte frontal, otra para la espalda, y otra para los brazos», cuenta Paloma. «Una de ellas hizo un tutorial que estamos distribuyendo entre toda la gente que nos quiere ayudar». Además de eso, este equipo de madres cuenta con varias empresas de transporte que distribuyen el material sin coste alguno; otras empresas han enviado telas especiales de termosellado; hay hoteles que han donado gorros de baño, una tintorería también colabora en la elaboración de batas… «La respuesta de la gente está siendo increíble», dice Paloma. «Y hay mucha gente que quiere ayudar pero no sabe coser, y dan ayuda económica para conseguir más telas y material de costura. Gracias a la plataforma de crowdfunding «iHelp» y la propia plataforma solidaria del colegio, hay un montón de gente ayudando. Es impresionante».

Hasta la fecha, estas madres han podido distribuir cerca de 8.000 gorros, 2.000 mascarillas, 300 batas y 200 escarpines que distribuyen entre residencias de ancianos, centros para personas con discapacidad y algunos centros sanitarios. Haciendo balance, Paloma concluye que «es verdad que las situaciones malas sacan lo peor de la gente, pero también lo mejor. Nosotras hemos comprobado cómo se están volcando todos, es alucinante la generosidad de todo el mundo. Incluso las modistas, que no quieren cobrar nada, nos llaman llorando dando las gracias por poder participar en esta iniciativa». *Reportaje aparecido en la revista Alfa y Omega.

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