JORGE RUBIO. «Anca Valeria Bodea. Rumana de 26 años. Había llegado a España apenas dos meses antes. Vivía en esos días con unos compatriotas en Guadalajara, desde donde se trasladaba a Majadahonda para cuidar a unos niños«. Con estas palabras la redacción del Heraldo del Henares se hacía eco en 2018 de la inauguración de la exposición «Once de Marzo» en la que se recordaba a las víctimas del atentado terrorista del 11-M. Un acto que se producía entonces 14 años después de este suceso que segó la vida de cerca de 200 personas, entre las que se encontraban personas vinculadas a Majadahonda. Una de ellas fue Anca Valeria Bodea, que todos los días se trasladaba a esta ciudad para trabajar cuidando niños. Si en 2018 fue un lunes 5 de marzo cuando se inauguraba en el Espacio TYCE de Guadalajara esta exposición de fotografía en la que se recuerda a las personas que partiendo de esta provincia murieron en este atentado, el lunes 11 de Marzo de 2019 fueron las campanas de las Iglesias majariegas las que tocaron en su recuerdo. «Anca aseguraba que podía presentir las desgracias. «Un día, de pronto, se quedó como paralizada», recuerda Daniel, «y dijo que sentía que algo malo le iba a ocurrir». Había vuelto al piso de Guadalajara para trabajar cuidando a unos niños en Majadahonda, a dos horas de tren. Aunque Eugene la tranquilizaba, el 11-M no estaba con ella porque seguía en San Sebastián. A las 06.53 le mandó un mensaje. «Le decía que iba a coger el tren y que quería verlo«, cuenta Daniel. Con estas palabras el periodista Pablo de Sandoval recordaba en El País los últimos momentos de esta cuidadora.
«Anca Valeria Bodea, rumana de 26 años, apenas vivió 2 meses en España, pero los disfrutó intensamente. Había llegado el 7 de enero procedente de Oradea, en Transilvania. Vino sola, y a través de un amigo se alojó en casa de los hermanos Eugene, Florin y Daniel Terbea, en un piso de Guadalajara. Se dedican al montaje de equipos industriales. Nada más llegar Anca, les surgió un trabajo en San Sebastián y la llevaron con ellos», prosigue. Y concluye: «Así que su primera impresión de España fue pasar un mes de vacaciones en San Sebastián«, recuerda Daniel. «Estuvimos en un piso en la calle de Arrasate, en el centro, y cada día ella salía a pasear por la playa de la Concha». En Rumania, Anca había estudiado Filología francesa e inglesa. Trabajó como secretaria 3 años sin vacaciones. «San Sebastián fue el primer lugar donde disfrutó», afirma Daniel. «Decía que tenía mucha suerte, porque había pasado de trabajar en Rumania a tener vacaciones en la ciudad más bonita de España». Allí cuajó su relación con Eugene, y en los últimos días le confesó a alguna amiga que estaba mirando trajes de novia«.
Por otro lado, Berta Panero también recordaba a Anca Valeria Bodea en El Mundo tras los atentados del 11-M: «Llegó a Guadalajara el 7 de enero de 2004, tras los pasos de su novio, Eugene. Pocos días después la pareja se fue a San Sebastián, donde a Eugene le salió un empleo temporal en una obra como albañil. Al mes, y por mediación de unos amigos, Anca Valeria encontró trabajo en Madrid, por lo que tuvo que volver antes de lo previsto del norte y separarse de su novio. El 11-M tomó uno de los trenes siniestrados en Guadalajara, ciudad en la que la pareja iba a compartir su vida en España. Se dirigía a la casa de una familia madrileña del municipio de Majadahonda, donde ayudaba en las tareas domésticas y cuidaba de sus hijos. Anca Valeria era una mujer preparada. Hablaba inglés y francés y en su país había sido secretaria. Sabía buscarse la vida y en un futuro, cuando arreglase sus papeles, tenía pensado buscar otro tipo de ocupación más acorde con sus estudios. La semana anterior a la masacre, Anca se mostró muy inquieta. Cuando hablaba por teléfono con su novio Eugene le pedía que, por favor, volviese a casa, que le necesitaba porque tenía el presentimiento de que le iba a pasar algo terrible. Añadía, además, que a él no le iba a pasar nada, que sólo a ella. A pesar de la insistencia, su novio nunca alcanzó a sospechar que se materializase la intuición. Los que la conocían bien la describen como una mujer muy alegre, divertida, de carácter nervioso y muy activa».
La exposición: En el acto de inauguración, introducido por el autor de la exposición, Eduardo Nave, participaron el director de la Fundación Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez; la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Mari Mar Blanco; el alcalde de Guadalajara, Antonio Román, y el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido. La exposición “Once de Marzo” nació con la finalidad de crear un estado emocional y reflexivo, que buscaba renovar del apoyo anímico a quienes directamente sufrieron el daño causado por los atentados terroristas. Entre sus objetivos también estaba reforzar lazos y sentimientos en torno a los valores que en aquellos días de marzo de 2004 unieron a la ciudadanía española frente a la amenaza del terrorismo. En la exposición fotográfica, realizada por el fotógrafo Eduardo Nave (Valencia, 1976), la pieza principal tomaba forma a través de un viaje visual por el día a día de los escenarios de los atentados, pero no un día cualquiera, sino los 4 onces de marzo de 4 años sucesivos (2010-2013). En años anteriores estuvo expuesta en el Museo Nacional de Antropología (2016) y la Capilla de San Idelfonso de la Universidad de Alcalá de Henares (2017)«, detalla el Heraldo del Henares.
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En general la gente lucha, la gente trata de vivir, en cualquier circunstancia.
Mucho ánimo, nos hace falta.
Adelante ¡¡
Una pena.¡¡
¿A que espera el ayuntamiento para destruir el monolito a Rubalcaba, uno de los personajes más siniestros de la historia de España. ?
Que no caigan en el olvido estas historias de aquel día de la infamia.
Un abrazo al cielo a esas 193 personas que iban en los trenes.