Fallece en Majadahonda Antonio Martín Sánchez: «Llegó a la casa consistorial como de puntillas, con ese tacto y ese exceso de educación de que hacen gala las personas respetuosas y excelentemente instruidas. Abogado de formación, tenía un verbo fácil y amplio vocabulario, sus discursos de asesoramiento en los plenos municipales estaban jalonados de conocimiento y sabiduría en normas jurídicas –se le llegó a poner el apelativo cariñoso de “Crisóstomo” (boca de oro)–, era enormemente locuaz y optimista, por lo que transmitía seguridad y dinamismo a los funcionarios, un acreditado jurista y una excelente persona»

EMILIO PACHECO. Crónicas Majariegas. Nombres Propios. Antonio Martín Sánchez (Obituario). El 21 de diciembre de 2024 falleció a los 96 años de edad en Majadahonda, su casa desde 1979, don Antonio Martín Sánchez, secretario general del Ayuntamiento de Majadahonda durante casi 15 años. Había nacido en Quero (Toledo) donde su padre ejercía de secretario municipal. Llegó a la casa consistorial como de puntillas, con ese tacto y ese exceso de educación de que hacen gala las personas respetuosas y excelentemente instruidas. Abogado de formación, tenía un verbo fácil y amplio vocabulario, sus discursos de asesoramiento en los plenos municipales estaban jalonados de conocimiento y sabiduría en normas jurídicas –se le llegó a poner el apelativo cariñoso de “Crisóstomo” (boca de oro)–, era enormemente locuaz y optimista, por lo que transmitía seguridad y dinamismo a los funcionarios, un acreditado jurista y una excelente persona.

Emilio Pacheco

TENGO QUE CONFESAR QUE, COMO FUNCIONARIO A SUS ÓRDENES, tuve el honor de conversar sobre asuntos diversos y siempre depositó confianza en mis informes técnicos. Y me congratulo de haber tenido una relación de cercanía y amabilidad que poco a poco acabó por convertirse en una amistad sincera. Batalló en los primeros dieciocho años de democracia por poner bien alto el pabellón de la fe pública y de los procedimientos administrativos siempre anteponiendo el servicio a los ciudadanos y aconsejando con exquisita observancia de la ley y de todas las normas de régimen local los actos de la administración local. Coincidió en su ejercicio de secretario (1979-1993) con los alcaldes José María Rodríguez Colorado, Francisco Vera Santana, Luis Egea Ramírez, Roberto Rodríguez Solano y Ricardo Romero de Tejada y Picatoste. Sin duda alguna, don Antonio fue un fuera de serie.

DE ESTATURA FÍSICA MEDIA, TENÍA UNA TALLA INTELECTUAL Y UN TALANTE CARIÑOSO que le hacía una persona accesible y cordial, todo un señor de estirpe abulense al igual que doña Paquita Martín, su esposa, farmacéutica que puso su despacho al comienzo de la Avenida de Guadarrama y aún sigue, aunque son sus hijos, Antonio José, María Esther y Francisco Javier los que regentan dicha farmacia. Para dar idea lo que don Antonio ha significado para Majadahonda y en concreto para el servicio público como alto funcionario de su ayuntamiento me permito reproducir el panegírico que escribí con motivo de su jubilación el 13.01.1993 y en cuya celebración tuve el placer de leer en la cena que al efecto tuvo lugar en el restaurante Oma de la Urbanización Bonanza:

“DON ANTONIO EL SECRETARIO, “EL SECRE”, continuador de los pasos de tu padre don Lucas, secretario de Navarredonda de Gredos durante treinta años. Sabemos de tus comienzos en el ayuntamiento de Solosancho y de tu experta labor en los de Cabeza de Buey, Talarrubias y Tarancón antes de tu definitiva Majadahonda. queremos decirte, querido don Antonio, cuánto hemos aprendido de ti: hemos aprendido que la Secretaría General es como un pozo sin fondo; que la fe pública es indelegable; que el libro de actas es sagrado ¿verdad, Loli Pulgar?; que donde la ley no distingue no debemos distinguir; lo de “mutatis mutandi” (cambiar lo que se deba cambiar); lo de la muletilla de la “necesidad perentoria” aplicable a los expedientes. Admiramos tu verbo fácil en los plenos municipales y comisiones, tus ceremoniosas y protocolarias palabras huérfanas de “pijos”, que un antecesor tuyo soltaba cada vez que se le torcían las cosas; y sobre todo nos dejas tu popular e insustituible Carabela de Bolín, esa habanera con que nos haces cantar en grupo (Carabela de bolín, de bolín de bolán/ Turuntuntún tarantantán / Qué quieres que te traiga, nena de Orense,/ Pimpiribinpinpín, pardaz, pardaz / Molinera, molinera dome amor) y que ya es un himno de las grandes ocasiones para todos los funcionarios.

Antonio Martín Sánchez: «Todo un señor de estirpe abulense al igual que doña Paquita Martín, su esposa, farmacéutica que puso su despacho al comienzo de la Avenida de Guadarrama y aún sigue, aunque son sus hijos, Antonio José, María Esther y Francisco Javier los que la regentan»

RECONOCEMOS SIN DUDA LO QUE MERECES, porque ¡ojo, lo que hay que aguantar a los políticos!, corporación tras corporación, con sus alcaldes y concejales: y es que a ver quién se atreve a redactar un acta a gusto de todos, ¡Cuánta responsabilidad!, ¿verdad, don Antonio?. Menos mal que para huir de los continuos rifirrafes tienes Gredos, tu añorada naturaleza (por cierto me han contado –te juro que no ha sido Rodolfo– que llegaste a grabar el sonido del murmullo del agua de la garganta de Bohollo y luego la reproducías para relajarte y soñar en las largas noches invernales). ¡Si es que eres la repanocha, Antonio! Y no lo digo porque admires a las mujeres por tu patente feminismo sino porque te encantan y más cuando están “inmensas” (frase tuya). Nos cuentan que eres algo despistadillo en las cosas triviales, pero de casta te viene, lo sabemos por una anécdota protagonizada por tu abuelo quien llevó al burro a beber agua al pilón del pueblo y luego de una breve conversación con un paisano, volvió a casa con el ramal a rastras, pues se olvidó del fiel jumento. Es éste el momento de despedirte como mereces, de decirte cómo nos pilla de sorpresa tu jubilación, de un hombre en plenitud física, rico en experiencia: pero sabemos, don Antonio, que eres hombre de profunda mentalidad filosófica y sabrás aceptar la jubilación como un merecido premio de tiempo para dedicarlo a tu familia y a tus aficiones.

APRENDAMOS TODOS DE ANTONIO, TREINTA Y TANTOS AÑOS AL OFICIO Y AL CUMPLIMIENTO FIEL DEL SERVICIO PÚBLICO. Toda una vida de funcionario que has llenado con decencia y honestidad. Tu magia en la resolución de expedientes no es solo fruto de tu gran talla de jurista, sino de tu prudencia en el quehacer administrativo. Has contribuido de forma notable a hacer de Majadahonda esa ciudad del bienestar por la que tanto abogamos. Queremos expresarte cuánto te echaremos de menos, don Antonio, cuánto hemos disfrutado de tu hombría de bien, tu amabilidad siempre gratificante, tu sencillez tan natural e imponente como la mismísima sierra de Gredos. No dudes que te estimamos y queremos de verdad y que –tenlo bien presente– ¡no vamos a olvidarte!”. DEP. Emilio Pacheco, escritor/ dramaturgo. Sus últimos libros “Yo, el Cruel” Pedro I de Castilla. Novela histórica. Editorial Serendipia; La bilogía teatral Las amantes del rey don Pedro/ “La Favorita” Leonor de Guzmán. Amazon editorial.

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