FEDERICO UTRERA. Esta conferencia rinde tributo a Robert Michels, pero también a profesores y autores españoles como Dalmacio Negro, Jesús Fueyo, Alberto Buela, o extranjeros como Pareto, Ferrero y Hanna Arendt. Y allá a lo lejos, Platón, Aristóteles, Maquiavelo, Tocqueville, Max Weber… y tantos otros que han contribuido a hacer de la Política una Ciencia y no un estercolero. Robert Michels fue un sociólogo y politólogo alemán, especializado en el comportamiento político de las élites. Fue discípulo de Max Weber, militante socialista en su juventud en Alemania, lo que le vetó para la docencia. En Italia fue sin embargo catedrático en la Universidad de Perugia del movimiento social italiano fascista. Pero más allá de su desgraciada peripecia personal, que ha sido la de muchos hombres del siglo XX, el siglo de las ideologías o siglo de las sombras, con 2 guerras mundiales y un deterioro ambiental del planeta sin precedentes, pero también el del más fabuloso desarrollo económico de la historia con la disminución vertiginosa de las hambrunas y la pobreza, Michels dejó una obra que hasta hoy perdura y que nadie ha rebatido hasta el momento, ni en la teoría ni en la ciencia ni en la experiencia: el libro “Political Parties” (escrito en 1.910), que contiene una descripción de la denominada “Ley de Hierro» de las élites.
Resumen de la “Ley de Hierro”:
1- Los partidos son organizaciones y como tales funcionan de manera piramidal.
2- Al funcionar de manera piramidal y jerárquica no pueden ser democráticas: lo que da lugar a una paradoja: una organización no democrática es la que da lugar al denominado régimen “democrático”.
3- Si los partidos dejan de ser piramidales, jerárquicos y no democráticos dejan de ser operativos y eficaces. Desaparecen.
Como la democracia es una quimera (el “gobierno del pueblo” es imposible porque gobierno es sinónimo de minoría (lo otro se llamaba “asamblearismo”, que es “parlamentarismo” pero que si se lleva al Gobierno es sinónimo de inoperatividad), vamos a analizar la Ley de Hierro para entender mejor la política, no solo en España y el “accidente” -bendito accidente dirán algunos- de dejarnos un paréntesis para pensar por qué no hay Gobierno. Esto también ocurre en Europa y en el Mundo: se han mencionado estos días los precedentes de Bélgica e Italia. La realidad es que hay y habrá política, políticos, partidos, gobiernos y regímenes en todo el mundo, incluso en Bután, ese pequeño país del Himalaya que es el único del globo donde los políticos no han desaparecido pero han instaurado por decreto un Ministerio de la Felicidad. Por contra, Michels pensaba que el pesimismo realista es un estado de madurez del ser humano.

«El poder recae siempre en una pequeña minoría de pequeños grupos. En esto estriba precisamente la clave última de su superioridad, la razón de su éxito, el secreto que le permite habitualmente imponerse con asombrosa facilidad», decía Ferrero. Esto no obsta para que la política auténtica sea siempre una combinación de moralidad y poder. En mi libro “Memorias de Colombine”, la primera mujer corresponsal parlamentaria, recojo una cita de su pareja Ramón Gómez de la Serna, esa rara avis de escritor que aún hoy pasa por franquista pero que paradójicamente murió en el exilio: “siempre consideré que había unos hombres probos, de tipo especial, con condiciones especiales, que eran los políticos. Llevaban gabanes que olían a frío honrado –en verano no se les veía (salvo cuando no hay Gobierno, cabría apostillar hoy) y llevaban a España admirablemente bien, sin muchos chanchullos, sin tiranía, sin demasiado robar, pues la condición del político es la de abrevar su ambición pero no hartarla. Aún no había brotado la gusanera”. Y es que el poder político se opone a todos los egoísmos desmedidos menos al suyo.
Las formas de Gobierno representan o simbolizan sistemas de poder establecidos. Lo importante es no confundirlas con las formas del Régimen ni estas dos con la forma Política.
– El Gobierno solo puede ser de 3 tipos, según el número de responsables del mando: Monárquico, Aristocrático, Democrático. Admite degeneraciones y mezclas, de ahí la Tiranía (desviación de la Monarquía), Oligarquía (desviación de la Aristocracia) y Demagogia (desviación de la Democracia)
La Demagogia, que es la que mejor conocemos porque es la forma más contemporánea, es de 2 tipos:
1- Plutocracia: quien manda es el dinero
2- Populismo: quien manda es la ideología política.
Ambas suponen la corrupción de la vida pública y privada utilizando para ello la absoluta discrecionalidad, y más aún en los países latinos, que supone el poder. Maquiavelo pedía al Gobierno y al político solo 2 virtudes: equilibrio y prudencia. Lo demás sobra.


“La democracia se está reduciendo y se ha reducido ya en bastantes casos a la corrección política definida y sancionada por los gobiernos con el asentimiento activo o pasivo de los gobernados infantilizados por la propaganda masiva, la educación en manos de los políticos y las costumbres del estatismo, entre ellas el clásico pan y circo”, explica Dalmacio Negro, nuestro filósofo de cabecera, que ha recogido toda la tradición de la buena filosofía española a través de sus maestros. Y es difícil rebatirle porque los ejemplos son innumerables y a diario.
En los problemas políticos solo caben terapias, no soluciones. Y yo propongo 4 al bloqueo político:
1- Division de Poderes (y vigilancia y control de ellos entre sí).
2- Elecciones por Distritos (uninominales y pequeños, 100.000 habitantes máximo).
3- Fortalecimiento de la Independencia de la Sociedad Civil.
4- Ley que produzca el cese inmediato de los sueldos del Ejecutivo y el Legislativo con la convocatoria de unas elecciones. Se reanudarán con la constitución de los Gobiernos.








