El tanatorio de Roza Martín (Majadahonda), en entredicho por los expertos funerarios

FELIX G. PEDROCHE. *Economista, residente en Majadahonda y ex militante del Partido Popular (PP), miembro del CTN190 y del Comité Nacional de Normas Funerarias (UNE-AENOR). «Un cadáver, al igual que cualquier residuo, se convierte inmediatamente en un agente contaminante que es preciso aislar, estabilizar y esterilizar para detener su proceso contaminante», dice FUNECO. Por eso considero, que el Ayuntamiento de Majadahonda, permitiendo la implantación de este nuevo tanatorio en Roza Martín, ha dado un paso hacia atrás en contra de lo que establece la Agenda 2030 en materia de reciclado de residuos, pues significa la instalación de una planta de compactación (en este caso de cadáveres) similar a la de residuos que hay en Las Rozas, donde el residuo recibido se compacta en camiones hacia el vertedero de Pinto. Aquí se dirigirá al cementerio tipo vertedero que el Ayuntamiento tiene programado como modificación puntual en su futuro PGOU, o se procesarán mediante incineración, haciendo caso omiso a la contaminación atmosférica con dioxinas procedentes del proceso. En Majadahonda en el futuro, se respirará otro tipo de aire viciado muy distinto al que ahora tenemos. Vivir junto a una incineradora de cadáveres, no creo que resulte de lo más recomendable para los habitantes de Roza Martín. Es la lucha dentro del CTN 190 contra un sector funerario empeñado en seguir contaminando con sus sistemas anticuados de procesamiento de cadáveres.


Félix G. Pedroche

Honrar la memoria y el recuerdo de nuestros seres queridos, aquellos que un día nos abandonaron tras el dolor que nos supuso su fallecimiento, es algo que ha perdurado a través de los tiempos. La fórmula tradicional de poner a primera vista a la entrada de las poblaciones, ese espacio cercado de muerte, repleto de lápidas, nichos y mausoleos funerarios retardando la materia en descomposición, ha estado presente a través de los tiempos. Y lo mismo ha ocurrido con esos edificios fúnebres, el denominado tanatorio como el de Roza Martín en Majadahonda, erigidos como enclaves para el «culto a la muerte«, donde se manipula y chapotea con cadáveres contaminados (tanatopraxia), diseminados por el centro de las ciudades. Pero los tiempos cambian y se impone denostar el «sistema lineal» de consumo (fabricar, consumir y destruir). Ahora la sostenibilidad (respeto por el medioambiente) se ha erigido como condicionante a la hora de acometer cualquier proyecto sectorial (incluido el de sanidad mortuoria).


Cementerio ecológico, alternativa al tanatorio contaminante

Velar por el cuidado del medioambiente en beneficio de la biodiversidad del planeta se ha erigido en nuevo sistema de tratamiento de los residuos urbanos, denominado «sistema circular». Sustituye al anterior denostado «sistema lineal» y consiste en el proceso de reconversión de los residuos en recursos aptos para su incorporación al sistema circular de la naturaleza y de las fábricas. Por lo tanto, evita su degradación y derivada contaminación del subsuelo, aire y aguas subterráneas, con las secuelas demostradas para la salud de los seres vivos (tumores malignos). Es la hora del «culto a la vida» como superación del denostado «culto a la muerte». El «entierro en ataud ecológico» es el sistema diseñado para los «cementerios ecológicos» y los hoteles con sus salas digitales serán los futuros enclaves para la recepción y acogida de los amigos y familiares del difunto. Un cóctel se servirá mientras se expone y honra la memoria del difunto a través de videos y fotografías digitales. El cadáver se estabiliza y esteriliza inmediatamente, una vez extendido el certificado de defunción, en el centro de procesado, preparando su traslado en ataúd ecológico y coche fúnebre eléctrico, evitando su exposición pública y el consiguiente riesgo para los asistentes, como hemos visto durante la pandemia de COVID, en que estuvo prohibido el uso de tanatorios.

Majadahonda Magazin