FELIX G. PEDROCHE. *Analista político y económico y vecino de Majadahonda. Suecia y Finlandia son el ejemplo a seguir para todos: Declarados países neutrales, no quieren saber nada del trapicheo del comercio ilegal de armas al que están afectados los países restantes de la Comunidad Internacional, de la que todas las naciones del Planeta forman parte. Si todos los países se declarasen neutrales respecto a la OTAN y al Pacto de Varsovia, esos miedos/inseguridades que ahora enfrenta Putin, pensando que uno de sus antiguos países satélites (Ucrania) podría estar albergando/acumulando armamento (laboratorios químicos) de la OTAN, y sentirse amenazado por el bloque occidental, no existirían. Pero entonces, el discurso político debería ser de otra guisa. ¿Qué ha pasado con la política de desarme, que otrora promovían los líderes políticos de las potencias nucleares? ¿Por qué nuestros políticos se han dejado cegar nuevamente por la oferta opulenta de los gerifaltes de comercio de armas? Si las potencias nucleares se ven amenazadas por el desmantelamiento de las centrales nucleares (caso de Alemania o España), ¿cómo van a seguir manteniendo sus países la investigación para sus misiles de crucero con cabezas nucleares si baja la demanda del comercio ilegal de armas?.

Éste conflicto armado en Ucrania, iniciado por una potencia nuclear como es Rusia, reactivará nuevamente las políticas de rearme de los países, alimentando el miedo y la inseguridad en el globo terráqueo. Volvemos a los errores del pasado, eligiendo el camino incorrecto. Fomentar la distensión, promoviendo la neutralidad justificada por el destino adecuado de los recursos económicos. Derivar los fondos hacia la investigación de la mejora de la salud humana, protegiéndola de las epidemias naturales, desincentivando las epidemias artificiales (COVID-19). Ese es el camino correcto. Cada vez que oigo opinar en algunos círculos y mentideros políticos que el avance más importante de la investigación se logra durante las guerras, y que es la destrucción la que genera su posterior crecimiento económico, equilibrando los sistemas de producción, se me funden los plomos. ¿Cómo es posible dar pábulo a tanta necedad humana? Nuestra especie es la única del planeta empeñada en seguir trabajando para cumplir con el objetivo de su propia autodestrucción.