GONZALO SÁNCHEZ MARTÍN. *Oficial Alumno de Puente de la Marina Mercante y vecino de Majadahonda. Historia a más de 12.000 Km de Majadahonda desde las Bases Antárticas Españolas para contar el paso por aguas antárticas llenas de pingüinos, elefantes marinos y ballenas. Todo comenzó cuando largamos las estachas que nos hacían firme al muelle de Trasatlánticos de Vigo (Galicia) el 16 de diciembre de 2020. Después de mucha incertidumbre con la situación de la pandemia, una larga cuarentena en el barco, varios test PCRs y seguimiento de estrictos protocolos sanitarios, pusimos proa al Océano Atlántico. Ya navegando con los delfines jugando en el bulbo de proa por la ría de Vigo, la tripulación del barco fue consciente de que había llegado el inicio de estas campañas que se llevaban preparando durante meses. Los científicos, técnicos y tripulantes embarcados teníamos caras de felicidad por ver que había salido bien todo el trabajo. De esta forma, el Buque Oceanográfico ‘Sarmiento de Gamboa’, buque del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) daba el pistoletazo de salida a unas campañas de investigación muy interesantes y llenas de aventuras: la campaña ‘ANTOM-I’ desde Vigo (España) a Punta Arenas (Chile) y la ‘XXXIV Campaña Antártica’ por Isla Decepción e Isla Livingston (Islas Shetland, Antártida). De la zona de Huerta Vieja en Majadahonda a vivir tres años por Santander para finalizar el Grado universitario de Ingeniería Náutica y Transporte Marítimo en la Universidad de Cantabria y… ¡Terminar pisando la Antártida con sólo 21 años! Todo esto surge por la necesidad de embarcar durante un año como Oficial Alumno para poder acabar siendo Capitán de la Marina Mercante. Después de largas semanas de carga de material en puerto y pruebas de equipos, sólo quedaba embarcar al personal científico. Así comienza mi embarque como Oficial Alumno de Puente de la Marina Mercante en el Buque ‘Sarmiento de Gamboa’.


Campaña ‘ANTOM-I’: Durante 32 días de navegación oceánica sin ver tierra, los 17 científicos del equipo liderado por Jordi Dachs, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), fueron tomando muestras del aire, agua y plancton a lo largo de toda la travesía entre España y Chile. Una expedición científica cuyo objetivo principal era la identificación de sustancias químicas de origen humano en las aguas del Océano Atlántico Norte y Sur que pueden llegar hasta la Antártida provocando el conocido cambio climático. Contaminantes que quedan a la deriva en las corrientes oceánicas y atmosféricas que fuimos encontrando en toda la travesía. Durante la navegación, los científicos nos iban enseñando las muestras extraídas de microorganismos y microplásticos presentes en la superficie del océano a cientos de kilómetros de la línea de costa. De esta forma, el 16 de enero de 2021 comenzaba la navegación con práctico a bordo por el Estrecho de Magallanes para llegar al muelle Arturo Prat en Punta Arenas (Chile). Ya atracados al muelle con el personal científico de la ‘ANTOM-I’ desembarcado, toma de combustible y provisión de víveres en las cámaras frigoríficas del barco, subían por la escala del barco los nuevos científicos y militares del Ejército de Tierra que teníamos que llevar hasta las Bases Antárticas Españolas. 

Campaña ‘XXXIV Campaña Antártica Española’: Navegando en el cráter de un volcán activo. Tras cruzar el Mar de Hoces o Paso de Drake con olas de 7 metros, el 21 de enero de 2021 llegamos a la primera parada de esta Campaña para dar apoyo logístico a la Base Antártica ‘Gabriel de Castilla’ (Isla Decepción) y a la Base Antártica ‘Juan Carlos I’ (Isla Livingston). Nada más llegar a Isla Decepción tuvimos que colocar un sismógrafo en una de las playas del cráter del volcán activo para analizar la actividad volcánica. Finalizadas las mediciones según el protocolo de vigilancia volcánica, los científicos dieron el visto bueno para acceder a la isla y empezar con la apertura y logística de la Base ‘Gabriel de Castilla’. Logística que se retrasó debido a: un frente de nieve con rachas de 75 nudos de viento que nos obligó a estar dando vueltas durante tres días y a un terremoto de 7.3 en una isla cercana con aviso de tsunami. Pasados unos días y con la primera base a pleno rendimiento, pusimos proa a Isla Livingston para comenzar con la descarga de todo el material científico y elementos de construcción para la Base ‘Juan Carlos I’ desde el barco a tierra mediante una barcaza. A la par que realizamos estas descargas, como parte de la Cooperación Internacional del Comité Polar, ayudamos con la apertura de la Base Búlgara ‘San Clemente de Ohrid’. El objetivo principal de la campaña es la apertura, aprovisionamiento y brindar apoyo al personal científico con sus investigaciones: principalmente la instalación o recuperación de sismógrafos, toma de muestras de excreciones de pingüinos (Proyecto ‘PiMetAn’), instalación de equipos GPS y mareógrafos. 

Tiempo Libre. ¿Qué hemos hecho en nuestro tiempo libre? Vivir sería la palabra adecuada. Cuando la marea no nos permitía trabajar en la playa, cogíamos la zodiac y nos íbamos a conocer rincones jamás pisados por el ser humano. Hemos visitado Caleta Péndulo, Punta Hannah, el Glaciar Negro, subir al Monte Reina Sofía o caminar por la parte baja del Glaciar Johnson.  Además, hemos podido asistir al tradicional izado de bandera con el Ejército de Tierra o cenar en la Base ‘Juan Carlos I’. Y recordando Majadahonda desde la Base ‘Gabriel de Castilla’ os escribo esta enriquecedora experiencia como marino que estoy viviendo. Poder ayudar a la ciencia en esta zona del planeta es todo un privilegio al alcance de muy pocos, y cualquier contribución a la ciencia, por pequeña que sea supone un gran avance científico. ¡Pronto volveré a entrenar por el Monte del Pilar o a dar un paseo por la Gran Vía de Majadahonda! ¡Nos vemos en próximas aventuras!.

Majadahonda Magazin