«Tenemos un portero que es como el Sr. Lobo de Pulp Fiction»

GREGORIO Mª CALLEJO. Acababa de llegar de El Escorial después de una jornada agotadora de Junta Electoral. Por eso no pude ver bien la primera parte del partido entre el Peña Sport de Santa Eulalia (Ibiza) y el Rayo Majadahonda (0-0) precisamente por eso, pero a la hora de comer me vi entera la segunda. Por eso no mandé crónica, no me parecía ético escribir una narración de un partido que había visto troceado. Pero sí que quería dejar un comentario, un poquito largo, y expresar la ambivalencia de sentimientos que tengo con mi Rayo. Estoy contento porque el equipo está arriba. No era sencillo. Veníamos de un descenso y de un desmantelamiento generalizado de la plantilla. De nuevo había que hacer un equipo nuevo. Y en ese contexto parece que la dirección técnica ha acertado y que hemos construido un plantel competitivo y difícil de batir. Ahora bien, por mucho que sea muy bueno estar arriba, por mucho que haya que dar un aplauso al técnico y a los jugadores porque es francamente muy difícil estar arriba contra tantos equipos tan buenos… no puedo sino ver con mucha pena en lo que se ha convertido mi Rayo. Un equipo agazapado, cauto hasta caer en lo cobardica, alérgico al toque, cómodo en un universo de pelotazos sin sentido. Me daba hasta pena ver a Rubén Mesa correr como pollo sin cabeza detrás de los balonazos de sus compañeros. Jugadores de los que se podría sacar mucho más, tan sólo nos dan una gotita de su calidad cuando parecen querer romper con velocidad y toque cuando creen que hay un posible contragolpe en construcción. Ahí se acaba.


Gregorio Mª Callejo

Optamos por ser conservadores. Bien. Pero, francamente, yo he visto a muy pocos equipos a los que no se les haga ni una ocasión de gol en un partido. Y al Rayo, por muy ordenado, disciplinado y robótico que quiera ser… se las hacen. Tengo un vago recuerdo de que al Milán de Sachi no había quien le tirase a puerta. Recuerdo a la selección griega que ganó la Eurocopa de Portugal y que era sorprendente en su capacidad inagotable de desesperar al rival. Recuerdo lo que planteó el Cartagena en el Cerro, pero incluso esa ocasión que no llegaba nunca se la hicieron ellos. A nosotros nos las hacen y a veces acaban en gol (como el día del Ibiza) y otras tenemos un portero que es como el Sr. Lobo de Pulp Fiction… Soluciona problemas.

Me cae bien Calero. Me parece una persona muy sensata hablando, muy razonable y muy sabida en esto del fútbol. Respeto su trabajo, respeto sus criterios. Respeto a la gente que trabaja y le pone cabeza y corazón a su trabajo, y creo que Calero lo hace. Detesto además criticar a la ligera el trabajo de los demás, y más aún en algo de lo que Calero sabe mucho y yo muy poco. A mí me irrita la gente que opina a la ligera sobre mi trabajo cuando son absolutamente ignorantes en la materia. Hablo por tanto desde algo tan legítimo y tan modesto como mis sentimientos al ver al Rayo. Y siento decir que a mí este planteamiento sobre cómo debe jugar el Rayo me hunde en la miseria.

Me hunde porque creo que convierte al Rayo en un equipo más, uno más de tantos de la Segunda B, sin originalidad ni especificidad alguna. Me hunde porque no lo veo tampoco tan efectivo como se pretende. Jugar así es peligroso. Y aquí había unas señas de identidad. Aquí hemos visto muy buen fútbol en Tercera y en Segunda B. Y aquí vimos partidos memorables en Segunda, aunque el equipo se desplomara de modo incomprensible en el último tercio de la Liga. Ojalá venza este método. Ojalá el Rayo saque partido de esta ideología pragmática y conservadora que rige el juego de esta temporada. Ojalá ascendamos siendo un equipo al que para ganarle hace falta sufrir como un perro. Pero por ahora sólo veo un equipo vulgar, que aburre en su laboriosidad, un equipo que no gusta, un equipo que no parece mi Rayo.

Majadahonda Magazin