“A los trece años me quedé solo en un mundo cruel. A mis padres y hermanos los mandaron a un campo exterminio y allí murieron en la cámara de gas”. Así ha comenzado a contar Jorge Klainman, superviviente de la Shoá, su paso por un gueto y cinco campos de concentración en los años cuarenta.“Yo conseguí una cadena de milagros que me salvó la vida en situaciones donde no quedaba ninguna esperanza”, ha contado Klainman entre las lágrimas de los asistentes, entre ellos jóvenes estudiantes del IES Carlos Bousoño que escuchaban la descripción de sus condiciones de vida. “Trabajábamos nueve horas al día en la construcción de vías y puentes ferroviarios con treinta grados bajo cero y sólo protegidos por un pijama de rayas. Teníamos media hora para el almuerzo, un litro agua caliente con un puñado de cascaras de patata, y la cena era idéntica al desayuno: un litro de agua con achicoria y pan. Menos de 300 calorías días por nueve horas de trabajo matador y tres de caminata”.

«En este homenaje en Memoria de las Víctimas del Holocausto, impulsado por todos los grupos políticos municipales, también han tomado la palabra el portavoz de la Comunidad Judía de Madrid, Raphael Benatar; el director del Centro Sefarad-Israel, Miguel de Lucas, la consejera de Cultura de la Embajada de Israel en España, Hagit Mualem y el alcalde de Majadahonda, Narciso de Foxá«, añade la reseña.





