La conversación entre el científico José María Rojas y el doctor en Comunicación Audiovisual, Federico Utrera, ambos de Majadahonda, se detiene en este capítulo en la experiencia del primero como militante de Ciudadanos (Cs) en Majadahonda y a nivel nacional

FEDERICO UTRERA. *Doctor en Comunicación Audiovisual, profesor, editor, escritor y periodista. El científico de Majadahonda, José María Rojas, prosigue su conversación y de ahí que en esta parte de la extensa charla que se publica este domingo 14 de mayo (2023) la primera pregunta sea: ¿Que tal fue su experiencia en Majadahonda como militante de Ciudadanos (Cs)?. –En Majadahonda, los afiliados de Cs vivíamos la política con mucho idealismo. Pasábamos mucho tiempo en las carpas y apoyando distintas acciones para entrar en el Ayuntamiento en las elecciones de mayo de 2015. Sin embargo, aunque nunca dije nada, me pareció un poco extraña aquella primera candidatura municipal repleta de matrimonios, pero como estábamos en la euforia… Luego me desligué un poco más y pasé a la política nacional en materia científica, que era lo mío, y mi amigo Eduardo González pasó a la política agrícola y ganadera, aunque seguimos colaborando con Cs en Majadahonda. Y eso que las personas con experiencia en política consideran que lo peor son las Agrupaciones, por los navajazos internos. Yo no comparto esa idea: la Agrupación Cs de Majadahonda me pareció muy grata, por la talla humana de las personas que conocí. Es verdad que me he cabreado muchas veces, tanto en el chat de la Agrupación, como en asambleas y reuniones internas, en las que me transfiguraba en el «punzante gruñón». Gracias a Eduardo conocí a grandes personas como Santiago del Real y, aunque luego la vida nos ha ido alejando, nos tenemos cariño, como lo tengo –junto a mucho respeto y amistad– con Ana Elliott. Conocí también a José María Robles (desgraciadamente ya fallecido), una persona maravillosa, al igual que otros, como Pablo Vidal, Carmen García Ubaldo, Rafa Urrutia, Xavier, Carlos etc…, una lista interminable….


¿Cuando vinieron los problemas? –El problema de los partidos lo empecé a notar con la IV Asamblea de Cs (febrero de 2017). Hasta entonces, Cs se definía como socialdemócrata y liberal, bebía de esas dos fuentes. Sin embargo, al entrar Cs en el Grupo Liberal del Parlamento Europeo y en ALDE (Internacional Liberal) era contradictorio mantener ambas vías y la propuesta de la directiva de Cs, elaborada básicamente por Juan Carlos Girauta, era que Cs se considerara exclusivamente como una formación liberal. La contestación llegó del núcleo socialdemócrata de Cataluña (encabezado por Jordi Cañas y Sergio Sanz), en un uso leal de la discrepancia política, y que dio lugar a un debate de gran altura en la IV Asamblea entre Albert Rivera y Juan Carlos Girauta, por un lado, frente a Sergio Sanz y Jordi Cañas, por otro, y que concluyó con una votación en la que ganó la propuesta liberal, seguida de un abrazo entre ambas partes, pues todos eran/éramos “brothers in arms” (algo más que compañeros de armas).

¿Y en la Comunidad de Madrid?. –En el resto de España, Madrid especialmente, no se cuestionaba el cambio a ser liberales en exclusividad; pero la organización interna creyó necesario asegurar los votos y diseñó un sistema por el que al final, el 99% de los compromisarios elegidos (todos menos un caso) fueron del sector “oficialista”. Para ello, los mandos intermedios elaboraron unas listas “oficialistas” en las que sólo entraron personas de confianza de esos mandos intermedios (sin ningún filtro por arriba). Tanto Eduardo González, como yo, caímos en la ingenuidad de que, al ser los coordinadores de dos Programas Sectoriales Electorales que habían sido muy valorados, se consideraría por la dirección que nuestra presencia como compromisarios sería relevante, pero eso dependía exclusivamente de personajillos casposos, con los que nosotros no tragábamos (prefiero omitir nombres). Cuando nos dimos cuenta del problema, ya era muy tarde: Eduardo decidió presentarse por libre y yo fui dentro de una lista liberal, “ADN Ciudadano”, formado por diversos colaboradores de la Secretaría de Acción Política. El resultado fue idéntico: ninguno resultó elegido compromisario.

¿Hubo “tongo”? –Quiero resaltar que formalmente el proceso electoral fue limpio, pero al imponer mayorías tan aplastantes, se impidió que la IV Asamblea se nutriera de la riqueza que podría aportar la diversidad de los afiliados. El distrito era único, todo Madrid, en vez de hacerlo por zonas territoriales o agrupaciones, con lo cual la capacidad de información al afiliado se diluye y ante la duda la tendencia habitual es votar lo que se propone como “lista oficial”. El problema no es nuevo y está en la raíz organizativa de cualquier partido, sea de derechas o izquierdas, pues todos siguen el modelo de un fuerte “aparato” (“centralismo democrático”) dibujado en el siglo XIX por Marx y Engels, posteriormente pulido por Lenin con gran éxito, y que todos han imitado. Ahí me di cuenta que los afiliados de base sólo estamos para hacer bulto en los mítines e inflar globos en las capas informativas y el que no trague con todo (al no pretender medrar) no cuenta para nada. Algunos nos creímos el eslogan de la “nueva política” que resultó lo de siempre. Tal vez esté equivocado, pero ahí se inició el fin de Ciudadanos, porque si un partido no aplica internamente lo que postula hacia fuera, genera una incoherencia que desanima y desengancha a la militancia. Y si eso ocurre, a la larga se traslada al votante. La parte clave de un partido es el “aparato” y de ello deben responsabilizarse personas generosas y con mérito profesional, además de “político”. Es imposible que busque, detecte y promueva el mérito quien carece de ello.

Ahí se produjo la entrada de CDL y UPyD, también en Majadahonda y Las Rozas…Ciudadanos, al crecer tan rápidamente, sufrió un proceso donde no pudo controlar todo lo que se incorporó. Cs había tenido algunas crisis en Cataluña y aunque lo formaban personas muy preparadas y generosas, al principio se metió mucho oportunista que vio una novedad con perspectivas de subir, pero eso lo habían superado en Cataluña, aunque no en el resto de España. Ciudadanos se extiende por diversas OPAs que hace a otros partidos pequeños: CDL, Unión Salmantina, que yo pensaba que era un equipo de fútbol, UPyD a la que le hizo una OPA total (sus ex afiliados alcanzaron con Cs más puestos institucionales que en UPyD)… Cada uno venía con su sesgo ideológico y con formas, no sólo distintos, sino opuestas al ideario de Cs.

Te recomiendo el libro «Los partidos políticos» de Robert Michels… –Este problema de los partidos políticos se basa en algo muy simple: las personas más valiosas que yo veía en Ciudadanos, Girauta, Espinosa y otros muchos, cuando les contaba lo que estaba pasando, me decían que ese no era su “negociado”. También se lo dije a Fran Hervías, que ha sido muy criticado, pero no por mí: hizo una labor muy importante, pero llegó hasta donde pudo. Madrid era un desastre en el trato a la militancia y su responsable organizativo, César Zafra, estaba sólo preocupado en ser escudero de Ignacio Aguado y en su proyecto personal, pero si tocaban a Zafra, luego Albert Rivera se mosquearía diciendo: «ahora viene Aguado a darme la lata». Para mí fueron siempre un misterio los motivos que llevaron a elegir a Ignacio Aguado para liderar Cs en la Comunidad de Madrid, pues como suele decirse, “por la mañana no hacía nada, y por lo tarde lo pasaba a limpio”. Siempre opiné que su presencia en la Ejecutiva de Cs era de control negativo: “si surgían dudas entre dos caminos a seguir se debería preguntar a Ignacio Aguado y luego optar por lo contrario de su opinión”. Zafra solo veía conspiraciones por cualquier parte, un ejemplo: a finales de 2018, propuse a la Agrupación de Cs en Majadahonda que se gestionara la invitación a Juan Carlos Girauta y Jordi Cañas para impartir una conferencia sobre el problema independentista en Cataluña. La organización de Madrid lo impidió y un año más tarde (tras el desastre electoral de noviembre de 2019) le pregunté por ello a César Zafra. Su respuesta fue que había sido decisión suya, pues nos exaltarían demasiado. Le miré perplejo y le pregunté si pensaba que, al escucharles, los afiliados nos pondríamos a quemar contenedores o invadir Polonia. No respondió, simplemente sonrió y se fue.

¿Y en Majadahonda metieron mano?. Dices que dominaban todo… –Intentaban controlar todo, como sicarios engreídos, sin comprender el carácter de los afiliados. Los resultados electorales fueron un milagro, gracias a que los militantes se volcaron, pero si fuera por sus “estrategas”, Cs hubiera desaparecido de Majadahonda hace años. En la primera legislatura de Cs en la Comunidad de Madrid, la diputada más valiosa era Susana Solís, a la que Aguado y su grupo hicieron la vida imposible, hasta que se fue al Parlamento Europeo. La conozco: es profesora en mi Universidad:–Una persona muy bien formada, ingeniera, a años luz del resto de los diputados en la Asamblea de Madrid y de los que están toda la vida a la sopa boba.

Bueno… toda la vida exactamente no, porque Cs… –Sí, ya veremos lo que queda ahora. Fran Hervías se mató a conducir y recorrer provincias, vertebrando el partido, aunque le fallaron varios cargos intermedios y estaba limitado por los acuerdos que se habían hecho con otras formaciones. Hizo mucho (con algún error, como todos) y el premio fue la puñalada trinitaria (Inés Arrimadas, José Mª Espejo y Carlos Cuadrado). En el desarrollo de Cs, en muchos sitios se partió de la estructura (cargos incluidos) ya implantada por los grupos políticos que se fusionaron al proyecto. Siempre comentaban: «esto es transitorio», pero no lo fue: los que estaban serían mediocres pero, conscientes de su mediocridad, se pegaban al puesto como el percebe a la roca. No obstante, en Ciudadanos siempre opiné con absoluta libertad: así, en las primarias en Castilla y León (inicios de 2019), y contra la opinión de Girauta y Miguel Gutiérrez, apoyé públicamente a Francisco Igea frente a Silvia Clemente (candidata oficialista), que había sido un cargo relevante en el PP de esa Comunidad Autónoma. Seguí a Igea de capital en capital durante su campaña, le dediqué un artículo (página completa en el Diario de León) explicando porqué era el mejor candidato y, después de su victoria, comí con él en Valladolid y le di algún consejo que nunca siguió. Nunca más volvimos a conversar en profundidad, se rodeó de gente que no me convencía y me fui decepcionando en silencio, simplemente me aparté. (Continuará)

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