JULIA BACHILLER. Para todos aquellos que a día de hoy se preguntan el motivo por el cual MJD Magazin aún no se ha hecho eco de la nota de prensa del Ayuntamiento de Majadahonda que hace referencia a los 500.000 euros que dice que va a destinar en ayuda a comerciantes y hosteleros de Majadahonda, es evidente que el titular del comunicado parece un tanto atractivo y motiva un fácil aplauso. El contenido de la nota de prensa es lo que hay que analizar y parece ser que pocos se detienen a valorarlo, bien porque no pertenecen a este sector beneficiado por las ayudas o porque tan solo les tranquiliza saber que un Ayuntamiento realiza una inversión en su municipio, algo que siempre facilita su aceptación. Sin embargo no es oro todo lo que reluce.


Julia Bachiller

Julia Bachiller

Para comenzar no podemos olvidar que los fondos destinados desde el Ayuntamiento para cualquier tipo de actuación municipal proceden de los diversos y variados impuestos a los que nos vemos sometidos los vecinos anualmente. Por este motivo, cuando en la nota de prensa se refieren a que “el equipo de Gobierno (PP-Vox) realiza un nuevo esfuerzo en lo referente a empresas y comercio“ no debe olvidarse que el primer esfuerzo lo realizamos los vecinos al acudir a las urnas y depositar nuestra confianza en que sean ellos los que decidan su utilización. Y el segundo esfuerzo reside en pagar toda esta «fiesta» de la distribución del dinero, junto con los honorarios de todos los que participan en ella, que no son ni mucho menos baratos.

Desde el comienzo de esta nueva legislatura, la intención del gobierno municipal ha sido hacer uso del famoso superávit anterior de que tanto presume, lo que da a pensar que en esta ocasión las arcas van a quedar vacías. Muestra de ello ha sido el pago de los 140.000 euros que han costado las 160.000 mascarillas, así como el coste extra de su distribución (no se hizo con los voluntarios como en Villanueva del Pardillo y otros municipios), dinero que provenía del superávit, como bien demostró el concejal Ángel Alonso justificando su uso como «emergencia social». Sin embargo, las mascarillas no han llegado a la totalidad de los vecinos, como muchos hacen constar con sus mensajes públicamente y en privado. Bien es verdad que la gran mayoría de ellos agradecen efusivamente al alcalde que las mascarillas les lleguen por fin pero no es menos verdad que quienes las hemos pagado hemos sido los propios vecinos. Llegado a este punto me es inevitable recordar esa típica fanfarronería que se oye en los bares cuando alguien solicita: ”Sirve otra ronda, que esta la pago yo”. A lo que añade: ”… me la apuntas en la cuenta”.

Majadahonda Magazin