Carlos Bonet (Vecinos por Majadahonda) en el pleno del 23-F

JULIA BACHILLER (Opinión). Hacía meses que no seguía el desarrollo del pleno presencialmente y podría decir que ha sido una acertada ocasión presentarme este 23-F de 2023. Fue un gran espectáculo el ofrecido por parte de todos los allí reunidos, tanto por el público como por los políticos. Lamentablemente en las retransmisiones por TV te pierdes comentarios y situaciones que allí tienen lugar y que escapan a las cámaras. Centrándome en los “ruegos y preguntas” de los vecinos, es evidente que la decisión que en su día tomó el alcalde de evitar escuchar sus exposiciones y dar respuesta a sus inquietudes forma parte de una estrategia política lamentable, pero que en parte ha funcionado: muchos de ellos ya no acuden a realizarlas y el alcalde con ello evita situaciones incómodas. Según figura en el Reglamento Orgánico Municipal (ROM), que data del año 2016 y lleva la firma de Narciso de Foxá, en su artículo 79 dice que “terminada la sesión del Pleno, el alcalde-presidente establecerá un turno de ruegos y preguntas por el público asistente sobre temas concretos de interés municipal. Corresponderá al alcalde-presidente ordenar y cerrar este turno”. Según este punto, el alcalde tiene poder de decisión de cómo actuar, y por ello deberá asumir las consecuencias de dicha decisión. Entre esas consecuencias está la indignación de muchos vecinos que próximamente podrán manifestarla o no en las urnas.


Julia Bachiller, cronista municipal de MJD Magazin

Por otro lado están los que intentan utilizar esta parte del Pleno para lo que yo llamaría “Dar la Nota”. Y con ello me refiero a Carlos Bonet como candidato a la alcaldía y sus aspirantes a concejales que irán en su lista. Ya lo hizo Vox en su momento la pasada legislatura y aún antes Somos/Podemos cuando introdujo una cámara en el pleno y forzó con ello la retransmisión de los mismos. Aún antes, a Federico Martínez Utrera, entonces cronista municipal de MJD Magazin, se le llegó a poner un policía a sus espaldas para intentar impedir que grabara los plenos con su móvil, algo que no consiguieron por negarse a entregar esta herramienta de trabajo del periodista como si de un delincuente se tratara. No sin antes advertir al agente del orden, que se limitaba a cumplir órdenes, que se estaba incurriendo en un delito penal que llevaba acarreada la suspensión de empleo público en el caso de los funcionarios o la inhabilitación si se trataba de un cargo electo. Paradojas del destino: meses después eran esos mismos simpatizantes de Podemos los que intentaron impedirle a las puertas del Ayuntamiento tomar una fotografía de los miembros de la Plataforma Antidesahucios comandados por la mujer e hija de Jorge Vestringe, ex secretario general del PP. Quedaba así claro que quien no lucha por sus derechos (y el de la libertad de expresión es uno de los fundamentales) termina perdiéndolos.


Asistentes al pleno del 23-F en Majadahonda en el que se impidió hablar o formular preguntas a dos miembros de Vecinos por Majadahonda

En la anterior legislatura el alcalde era otro y al final, tras una negación similar o casi igual a la de ahora, se les cedió el turno de intervención a los representantes de Vox, siendo de nuevo MJD Magazin el principal defensor de los derechos de libertad de expresión de este grupo político. Sin embargo, en esta ocasión “Vecinos por Majadahonda”, en su insistencia en que los vecinos sean escuchados, ha cometido a mi parecer un grave error: forzar la situación con fines electoralistas. Lamentablemente parece ser que en el momento actual en política todo vale y hay que hacer ruido. Y para ello les sirve montar un espectáculo, grabarlo y difundirlo, para luego ampararse en el artículo 14 de la Constitución Española: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna…” como justificación. Aunque tengan la razón legal, olvidan con este gesto la ética y sobre todo la estética que a mi juicio debe mantener un político, el cual sin tener por qué asumir la decisión de un alcalde de vetar sus ruegos o preguntas, sí debe presentar batalla de manera algo más limpia y educada. La política se está degenerando de manera veloz día a día por la finalidad de conseguir un empleo bien remunerado de cuatro años de duración, de ahí que estas trifulcas parezcan más bien una pugna por entrar en el consistorio más que por elevar la dignidad de la representación política. Sea como fuere, lo único cierto es que las consecuencias las pagan siempre los mismos: los vecinos sufragando este triste espectáculo con sus impuestos.

Majadahonda Magazin