FEDERICO MTNEZ. La concentración que tuvo lugar este lunes 20 de febrero (2023) en Majadahonda registró escaso público pero enorme impacto social y mediático, sobre todo porque reunió a muchas de las víctimas de los robos y a quienes se solidarizaban con ellas. Estuvieron todos los partidos políticos menos el Partido Popular, que prefirió mantenerse al margen y manifestarse por medio de su concejal de Seguridad, al que se dirigen todas las miradas. Y lo cierto es que las estadísticas oficiales revelan que lo único que ha estallado ha sido una situación larvada que se venía gestando desde el inicio de la legislatura (2019-23) y que el Equipo de Gobierno negaba una y otra vez: Majadahonda registra los peores datos de delincuencia y criminalidad de todo el Oeste de Madrid y cuando todos pensaban que la coalición PP-Vox iba a suponer un incremento de la seguridad en las calles, se ha producido lo contrario: los delitos han ido aumentando cada vez más hasta llegar a la degradada situación de hoy.


J. Federico Mtnez

Tener que informar sobre los sucesos que ocurren en esta ciudad cuando el Ayuntamiento no solo los oculta sino que persigue a los que tratan de informar de manera independiente y plural, se convierte a veces en tarea de titanes. Las continuas cortinas de humo para ocultar la verdad de las cifras son constantes y las represalias por hacerlo de una dureza implacable. La estrategia de comunicación del Gobierno municipal en esta materia ha llegado al sainete de ver al alcalde informar sobre atropellos y accidentes de tráfico con tal de salir en la foto aunque la falta de pericia le llevó a dar datos erróneos y ocasionar una lamentable confusión sobre una grave tragedia, desmentida posteriormente por Guardia Civil, que en materia de Comunicación parece también más seria y fiable. Con todo, lo peor no ha sido eso: este medio de comunicación ha tenido que soportar dos querellas de PP y de Vox por el simple delito de dedicarse a informar. Las dos las ha perdido el Equipo de Gobierno y ahora las costas las tienen que pagar los vecinos con sus impuestos. Tiempo habrá de dar detalles sobre las mismas porque hoy lo que toca es ofrecer los datos de criminalidad en Majadahonda, que acreditan como la delincuencia subió un 14,65% en lo que va de año (hasta el trimestre 3º de 2022) respecto al mismo periodo del año anterior, con una cifra total de 3.326 infracciones penales, según datos del Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior.

Esto significa que se producen al mes más de 1.000 delitos (más de 30 denuncias al día) pero solo una pequeña parte llegan a la prensa local, otros medios de comunicación o redes sociales porque sus víctimas no desean airear sus denuncias. Son más de 300 hurtos mensuales, más de 50 asaltos al mes a establecimientos y otras instalaciones, entre 10 y 20 denuncias mensuales por violencia e intimidación (peleas, agresiones, etc…) y el colmo: se roban más de 40 coches al mes. El resto son delitos «menores» pero no menos trágicos para quienes los padecen. Los datos fríos ya son de por sí espeluznantes pero además detrás de cada uno de ellos se esconde el drama personal de las víctimas. Frente a ellas, el Equipo de Gobierno siempre ha mirado para otro lado, ha intentado frenar la publicación en prensa impidiendo el acceso a las fuentes, ha amenazado y coaccionado a periodistas, les ha interpuesto denuncias pidiéndoles cárcel (ha perdido todas)… Todo menos trasparentar que Majadahonda es una ciudad insegura, algo que a los votantes de PP y Vox escandaliza oír… hasta que lo sufren en sus propias carnes. Y no les vale ya el manido consuelo o excusa de echarle la culpa a Pedro Sánchez. Nadie en la Oposición (no digamos ya en el Gobierno) pide explicaciones a un jefe de policía cuya ineptitud y bravuconería supera con creces al anterior –ya de por sí bastante inútil y chulesco– y podemos dar muchas datos, evidencias y experiencias al respecto. En Majadahonda, como en tantas otras cosas, falla también la gestión de los asuntos públicos en materia de seguridad por falta de experiencia, laxitud en la gestión y en el control y desgana en la tarea de servir al vecino y solucionarle los problemas. Y hasta que no se ataje de raíz este asunto, lo seguiremos padeciendo un año tras otro sin solución de continuidad.

 

Majadahonda Magazin