TARSO GENRO. *Ministro de Justicia del primer Gobierno de Lula da Silva en Brasil, ha sido Gobernador del Estado de Río Grande del Sur y Alcalde de Porto Alegre. Actualmente, ejerce como abogado y es autor de libros y artículos sobre Derecho y teoría política. Las condenas originadas en un «entramado» de procedimientos judiciales, que se aplicaron en el Caso Gürtel, fueron elevadas: al cabecilla de la red de corrupción del «Caso Gürtel», Francisco Correa (51 años y 11 meses); Pablo Crespo, ex secretario del PP de Galicia (37 años y 6 meses); Guillermo Ortega, ex alcalde de Majadahonda (38 años y 3 meses); y Luis Bárcenas, ex tesorero del PP y principal imputado en otra causa (33 años y 4 meses de prisión más una multa de 44 millones de euros). Los derechos humanos como derechos fundamentales en el ordenamiento jurídico racional y democrático son «fundamentalmente derechos de todos contra todos, (lo que) añade una universalidad de validez, (…) definida por su fundamentalidad ante cada persona que acepta un fundamento racional». España le debe al mundo democrático la devolución de Garzón a la magistratura, que le fue arrebatada en un proceso cuando menos tortuoso, y que careció del derecho fundamental de apelación a un tribunal superior, como es universal en los sistemas de justicia civilizados.
Los casos sometidos a la jurisdicción de Garzón afectaron a diversos grupos políticos, internos y externos al «Partido Popular», heredero de buena parte de la ideología y cultura del franquismo, que, en el largo y complejo proceso de transición a la democracia en España, aglutinó a los grupos de poder más significativos de la élite española, con su vocación arbitraria heredada de la prepotencia del franquismo. El 21 de agosto de este año 2023, el diario La Vanguardia publicaba un importantísimo reportaje sobre una clarísima decisión del Comité de Derechos Humanos de la ONU, en un fallo histórico que reiteraba «que España debe reparar íntegramente al Honorable Juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón». Los derechos humanos como derechos fundamentales en el ordenamiento jurídico racional y democrático son «fundamentalmente derechos de todos contra todos, (lo que) añade una universalidad de validez, (…) definida por su fundamentalidad ante cada persona que acepta un fundamento racional». España le debe al mundo democrático la devolución de Garzón a la magistratura, que le fue arrebatada en un proceso cuando menos tortuoso, y que careció del derecho fundamental de apelación a un tribunal superior, como es universal en los sistemas de justicia civilizados. Lea el artículo completo publicado este 12 septiembre (2023) en Diario Jurídico.
Ortega en connivencia con…?
El juez Garzón fue condenado por el Tribunal Supremo que es la instancia máxima judicial.
Sólo un lulaista, después de lo corrupto y dañino que ha sido Lula para Brasil, puede defender a Baltasar Garzón.
No soy del PP, pero decir que ese partido hereda la ideología franquista es de analfabeto en historia y política.
Así les va en Sudamérica. Confío que eso cambie con las elecciones argentinas.
La redacción debería filtrar lo que ponen y que tenga un mínimo de calidad.
José María, se nota que no es Vd. del PP; seguramente, tampoco de VOX, pero de sus comentarios deduzco que sí defiende a las élites plutócratas de las que habla este interesantísimo artículo de un filósofo del derecho (lo digo por llamarnos analfabetos a los que no pensamos como Vd.). De vez en cuando, debería leer algo que no fuera «La Razón» o «El Alcázar», sobre todo para que le vayan sonando conceptos como «doctrinas de derechos fundamentales de los estados democráticos», «derecho al doble grado de jurisdicción» o, ya en una segunda etapa, «derechos humanos», que es lo que subyace bajo todo esto.
Por otro lado, la historia nos dirá quién hizo más daño a Brasil, si Lula (que defendió los derechos de las capas más débiles de la sociedad brasileña -trabajadores e indígenas- y que sufrió otro juicio sumarísimo e injusto) o Bolsonaro, cuyos daños al fracturar la sociedad brasileña o al regalar la Amazonía, a sus élites plutócratas (en España, léase «Gürteles»), van a tardar siglos en ser reparados.
¡Cuántas similitudes entre España y Brasil! ¿no? ¿Será que el artículo original de Tarso Genro pone negro sobre blanco el modus operandi de esas élites y quienes les ayudan desde hace unos siglos?
Enhorabuena a la redacción: hacía mucho tiempo que me había aburrido de leer su publicación por parecerme banal y redundante; a partir de este número, rebuscaré más cosas, realmente interesantes en Majadahondamagazin.
Enhorabuena por traer este artículo. Como era previsible, a los reaccionarios de «la caverna», les salen ampollas cuando escuchan que que un progresista masacrado y defenestrado por los suyos, es ahora considerado víctima de un poder judicial sesgado por la ideas franquistas que ellos heredaron y defienden. Baltasar Garzón es un auténtico héroe de la auténtica justicia (la que busca la verdad, la que emana del pueblo) y mártir de un poder judicial dominado, no solo por la derecha, si no por toda la corrupción en la que esta nada y, algún día, se le honrará como se merece. Están tardando en rescatarlo de esa ignominia.
Señor FerCuco, aunque escribir con seudónimo es de cobardes, yo no llamo analfabeto a quién no piensa como yo, sino a los que escriben sin saber de qué hablan.
Baltasar Garzón fue expulsado del cuerpo judicial por prevaricador. Entre otras cosas, espiaba las reuniones de los abogados con aquellos acusados a los que defendían. Eso sólo es propio de regímenes totalitarios. Baltasar Garzón se comportó como un delincuente probado y de ahí su condena, por mucho que el Grupo de Puebla, el Foro de Sao Paulo y el Cartel de los Soles le considere un protomartir. Obviamente, para la izquierda neocomunista y podemita, basadas en las ideas de Laclau, el caso Baltasar Garzón representa el ejemplo encarnado de los principios que defendía el teórico del derecho Carl Schmitt (tan querido por Pablo Iglesias) y que fue el arquitecto del sistema jurídico del régimen de Adolf Hitler.
Lea un poco más que Mongolia y aprenda algo, al menos a no ser un necio motivado.
No voy a seguir la discusión sobre la base del artículo Sr. Rojas: vuelva a leer el original del diario jurídico. A los filósofos de las élites plutócratas, como Vd, no los convence ni la ONU, ni el Tribunal Supremo, ni el Tribunal Constitucional (excepto que estos estén bajo el control de dichas élites, claro).
Algún día se restaurará la honorabilidad del Juez D. Baltasar Garzón, injustamente condenado, sin el derecho humano básico de la doble jurisdicción, por haberse intentado juzgar a esas mismas élites. Vaya desde aquí mi más sincera expresión de admiración por todo lo que el Juez Garzón ha hecho por la Justicia en España y LATAM. La Justicia emana del pueblo; la que ha encarcelado a Garzón emana de la corrupción y , en la historia, se escribirá siempre en minúsculas.
Lo de “Mongolia” y otros insultos, se lo perdono Sr. Rojas: no todos hemos tenido el privilegio de ser educados en democracia y derechos humanos.
Por cierto, puede Vd. seguir refiriéndose a mi como Sr FerCuco: no necesita conocer mi identidad para rebatir mis ideas u opiniones: aunque discrepe de Vd. siempre voy a intentar hablarle con respeto y sin insultarle (justo lo contrario que hace Vd). No me extraña que se identifique, por si algún ofendido necesitara obtener “satisfacción”.
Cuidado con las «satisfacciones» que es una forma de hacer amenazas chequistas.
Las personas son respetables siempre, no así todas las ideas y algunas son miserables y merecen ser denigradas.
«La justicia emana del pueblo», el pueblo, el famoso Volk alemán y de las ideologías totalitarias (comunismo, fascismo y nazismo).
No señor, la justicia emana de la ética y el respeto y cumplimento de la Ley.
Un juez que los fines son más importantes que los medios y que no le importa prevaricar para lograr sus objetivos, nunca debe ser juez. Claro, también hay personas que eso les gusta, pues deciden ser siervos y no ciudadanos libres.
Por cierto Mongolia es una revista satírica de izquierdas, no un insulto.
Sr. Rojas, como habrá podido inferir, no leo Mongolia, ni mucho de lo que publican las «izquierdas» como gustan Vds de llamar a los que no se alinean con sus planteamientos, intentando simplificarlo todo con etiquetas en desuso; al igual que no leo mucho de lo que se publica para los «siervos» de las élites plutocráticas (parafraseándole a Vd).
En efecto, según nuestro actual constructo institucional, la justicia emana del respeto a la ley, y la ley emana del pueblo; es por lo tanto el pueblo, el que delega en los jueces la interpretación de sus leyes (del pueblo, quiero decir). Todo esto funciona bastante bien mientras esa interpretación no sea gravemente tergiversada por los poderosos (léase monarquías absolutistas o élites plutocráticas, por ejemplo); momento en el que al pueblo se le hinchan los bemoles y decide recuperar, por las buenas o por las malas, la interpretación que se hace de sus leyes (es el origen de revoluciones populares como la Revolución Francesa). A lo mejor, para evitar parte de estos males, nuestro sistema debería ser reconstruido al estilo norteamericano, donde la justicia también emana directamente del pueblo, mediante sufragio universal. ¡A ver si esto de la «separación de poderes» de aquí, va a ser el arma de las élites para recuperar el poder que les sustrajo el pueblo tras la última revolución!
Por otro lado, si Vd lee amenazas en mis palabras, vaya al oftalmólogo, al sicólogo o mejor, a la escuela. No las hay; no tengo motivo; está Vd en su derecho de expresar sus opiniones libremente, e incluso de insultar: en su pecado estará la penitencia; pues como Vd muy bien dice, las ideas miserables (incluyamos los insultos) debe ser denigradas.