
Francisco Umbral: “incluso la corrupción cuando es sistemática, se vuelve monótona. El dinero aburre, el dinero es aburrido, y éste es el gran secreto que no revelan nunca quienes tienen dinero. El dinero engendra el tedio y el tedio engendra vicios, pecados sonrientes, males que quizá son los dones de la vida, los alimentos terrestres, pero que acaban teniendo un fúnebre sabor a tiempo perdido, un último paladar de muerte”.
ALBAHACA MARTÍN GON. Presentación de “Francisco Umbral. El Veedor de Númenes” en la Biblioteca Luis Parra en el marco de la Fiesta del Arte. Fue el pasado 20 de junio (2025) objeto de presentación, bajo la coordinación de la Asociación Cultural Memorare, el último libro sobre Francisco Umbral por parte de su autor, Diego Vadillo López. Lo hizo en el mismo lugar en el que presentó el primer envite de lo que constituye una trilogía: en la Biblioteca Luis Parra de Villanueva del Pardillo, contando con la asistencia, en representación de la Fundación Francisco Umbral, de María España Suárez, viuda del célebre literato. Umbral es un escritor que siempre fue uno de sus principales referentes, motivo por el que decidió, en un momento dado, dedicarle una trilogía a lo largo de la cual poder apuntar el fondo enjundioso y la forma elaborada con la que obró su voz propia, llena de plasticidad y conformadora de un sistema lúcido-lírico. No en vano, en Umbral se condensa la impostura de nuestro cotidiano vivir, las componendas político-financieras, la cara oculta de las más ubicuas vanidades. Era temerario y escéptico. La fragancia de su prosa almizclaba con volutas de fascinación incluso los registros más ínfimos. Elevaba lo jerguístico hacia estadios de sublimidad impensados. Metabolizó, de hecho, distintos y díscolos referentes los cuales sincretizó. Poseyó la virtud de hacer magnífica literatura con lo anecdótico y modrego. Supo barroquizar como nadie la vida española de su tiempo; pasarle un manto de esteticismo a la realidad, aportando una paradójica concisión y un sugestivo aliño de luminiscente preciosismo.
EL ESTILO BARROCO (en el que se desempeñó), de su mano, sobredora con fanfarria y pedrería léxico-semántica lo aparentemente pueril; intrinca la sintaxis trazándole un curso de espirales e inimaginables recovecos. Todas las anteriores aseveraciones y otras muchas fueron esgrimidas por los ponentes que llevaron a cabo el coloquio a través del que transcurrieron las dos horas de presentación el cual fue anunciado por Vita Polo Feijoo. La profesora Montserrat Iglesias Gómez trató acerca de los aspectos sociales de la escritura umbraliana; la también docente Mencía Buhigas Jiménez ahondó más en los aspectos lexicológicos de la literatura de Francisco Umbral y de su importancia cuando de extraer múltiples lecturas y conclusiones, incluso relativas a lo social, se trata; el profesor Ramiro Martín Gozalo conferenció al respecto de las concomitancias de los estilos literarios de Umbral y Vadillo, y el gestor cultural y gerente de Memorare Juan Montero Martín departió al respecto de la dimensión política (y politológica) de la obra umbraliana. Al fin, todos conformaron un sugerente mosaico teórico al que asimismo contribuyeron muchos de los asistentes, incluida mi presencia como editora del libro y CEO de Vencejo Ediciones. Se observó cómo el célebre literato captaba los lances político-económicos con gran lucidez y luego nos los ofrecía pasados por el filtro de su audacia retórico-literaria, sabiendo hacerse entender y generando, al tiempo, la fruición consustancial a lo dicho de manera inusitada. En “Un ser de lejanías” escribía Umbral que él no habla ni escribe para convencer sino para fascinar, pues, a su entender: “La literatura no es pedagogía sino magia”. Supo, desde luego, captar esencias que nos ofrecía de manera tropológia y exuberante, pero también gráfica y entendible.

José Hierro sobre Francisco Umbral: «porta nuevas de los antiguos heterodoxos, distorsionadores de la lengua, aquellos que, como él, fueron “piedras de disidencia. Penínsulas de pensamiento dentro de la Península”
EL POETA JOSÉ HIERRO DESTACABA EL HECHO DE QUE, INDEFECTIBLEMENTE, EL LECTOR DE UMBRAL QUEDA FASCINADO POR SU HECHICERÍA VERBAL, por portar “nuevas de los antiguos heterodoxos, distorsionadores de la lengua”, aquellos que, como él, fueron “piedras de disidencia. Penínsulas de pensamiento dentro de la Península” (Umbral dixit en ‘Larra. Anatomía de un dandy’”). Se apuntó también el hecho de que Francisco Umbral prefiriera a los desarraigados escribientes por encima de los de cariz más mesocrático, cosa que argüía con harta pericia ensayística, como cuando se refiere a Larra frente a la prosa romántica, corazonal y farragosa: “Expresa conceptos de ida y vuelta. Economiza los superlativos. Engasta el término callejero en un párrafo noble, para que contraste o se redima. Maneja el argot castizo con elegancia académica. Juega, en fin, con el idioma. Lo baraja y alterna. Busca novedades, visos, perfiles, contrastes”. De Galdós, en cambio, apunta que “es ese paño de café que usan los camareros para limpiar los veladores, un paño que rezuma grasa y recuelo”. Él, como Ramón Gómez de la Serna “ha mirado lo cotidiano como insólito” y, asimismo, “busca lo insólito en la naturaleza y en las cosas”. Umbral, de algún modo, se describe a través de sus “popes”, o nos apunta aquellos rasgos que él supo aprehender fehacientemente. También como Ramón, se erigió en escritor sin género; fundó uno propio con distintas vertientes.

Francisco Umbral: “El dinero obsceno, el socialcapitalismo de la CE, la competitividad mañosa de Cuevas, el descontrol político, el liberalismo pornográfico, el guerracivilismo financiero, la ausencia de democracia industrial, las privatizaciones insolentes, el vértigo consumista, la endogamia empresarial, el irracionalismo tecnológico, el fracaso de la transición , el déficit ideológico, todo queda denunciado por un fresador inspirado y decisivo. Y es que la izquierda no había muerto, qué pesada”.
COINCIDIERON LOS INTERVINIENTES con las palabras de García-Posada cuando afirmaba que Umbral fue un “anotador lírico de situaciones y personajes, analista de la vida política” que “se desvía del canon habitual”. La abundosa escritura que flanqueó su vida queda razonada en un pasaje de “La escritura perpetua” por él mismo: “la escritura perpetua supone una perpetua renuncia a la vida. Se vive para escribir lo vivido, y si esto le ocurre, en buena medida a todo escritor, en el escritor diario llega a ser monstruoso. Uno ya no sabe si vive o acumula material para escribir”. Y no escribía por escribir Umbral, pues dentro de aquel estilo literario ampuloso y suntuario (el cual, por otro lado, conectaba con amplias capas poblacionales) se alojaban reflexiones y razonamientos trascendidos y, por ende, trascendentes que captaban el espíritu de la época, por eso sus escritos han resistido flamantes el paso del tiempo. Se refería, por ejemplo (en “La década roja”), a la gran Banca apuntando que “es tan conservadora como la Iglesia católica. De hecho es una iglesia con su dios invisible, como todos los dioses: el dinero, que los mortales sólo vislumbramos en su calderilla, en nuestras pobres monedas, pero que no hemos visto ni veremos jamás en sus magnitudes absolutas, inimaginables, lo que hace dudar de su existencia, como de la existencia de Dios”.
APUNTABA QUE LOS POLÍTICOS “solo hacen macramé con el tráfico de influencias”, en una lógica cosificadora ramoniana. En otro pasaje, a cuenta del sindicalista Nicolás Redondo, incluye apuntes que no han perdido un ápice de vigencia: “El dinero obsceno, el socialcapitalismo de la CE, la competitividad mañosa de Cuevas, el descontrol político, el liberalismo pornográfico, el guerracivilismo financiero, la ausencia de democracia industrial, las privatizaciones insolentes, el vértigo consumista, la endogamia empresarial, el irracionalismo tecnológico, el fracaso de la transición , el déficit ideológico, todo queda denunciado por un fresador inspirado y decisivo. Y es que la izquierda no había muerto, qué pesada”.

Presentación de “Francisco Umbral. El Veedor de Númenes” en la Biblioteca Luis Parra en el marco de la Fiesta del Arte.
SOBRE LA CORRUPCIÓN SEÑALABA: “incluso la corrupción cuando es sistemática, se vuelve monótona. El dinero aburre, el dinero es aburrido, y éste es el gran secreto que no revelan nunca quienes tienen dinero. El dinero engendra el tedio y el tedio engendra vicios, pecados sonrientes, males que quizá son los dones de la vida, los alimentos terrestres, pero que acaban teniendo un fúnebre sabor a tiempo perdido, un último paladar de muerte”. Como Ramón Gómez de la Serna (a decir de Fernando Ponce), Umbral leyó y estudió hasta la extenuación y cuando aprendía en profundidad algo, se molestaba en olvidarlo para, subsiguientemente, recrearlo literariamente siguiendo su propio instinto en conexión con el sedimento previamente aprehendido. Así hacen más suyo lo expresado.

Magnífico concierto de jazz en la parte exterior del recinto de la Biblioteca Luis Parra de la mano de la banda EJazz, bajo la coordinación del músico y dinamizador cultural Nacho García Parras, concierto que presentó Lucía Montero Martín.
COMO CUMPLIDO OTEADOR DE SU TIEMPO, Umbral no pudo menos que acabar preso de un escepticismo a su vez producto del desencanto, rasgo que se entrevé en el siguiente pasaje: “Hay gente que no tiene más vida que la vida social, gente que no existe individualmente, y por eso necesita que la retraten tanto en las revistas para no perder la última sombra coloreada y pálida de su identidad. Esa gente […] (millonarios, políticos, ilustres putas) es la que ha poblado y alumbrado la década”. Tras apuntarse tantos aspectos y más que los aquí indicados, finalizada la charla, tuvo lugar un magnífico concierto de jazz en la parte exterior del recinto de la Biblioteca Luis Parra de la mano de la banda EJazz, bajo la coordinación del músico y dinamizador cultural Nacho García Parras, concierto que presentó Lucía Montero Martín.