SANTIAGO LOPEZ. Me ha pedido Julia Bachiller que escriba unas líneas sobre cómo se vive, o cómo vivo yo en primera persona como extranjero desde Suecia, la crisis del ‘nuevo coronavirus’ o del ’COVID-19’ y lo hago con mucho gusto aunque me considero un principiante o novel en estas lides de escribir a un público fuera de mi sector profesional, que es la Arquitectura. Espero que el objetivo de Julia y el mío propio se alcancen y estas líneas sean del interés y provecho de quien las lea. En primer lugar tengo que decir que, en mi opinión y la de mucha gente que conozco, la gestión de esta crisis aquí en Suecia se ha llevado mal en un inicio y que se ha tardado en tomar medidas concretas y determinantes para atajar el problema. No tan mal y tan tarde como en España, dicho sea de paso, pero que se podía haber hecho bastante mejor. Esto lo digo a pesar de que en la semana número 9 (24 de febrero al domingo 1 de marzo) muchos suecos se encontraban de vacaciones en lo que llamamos en España la ’semana blanca escolar’, donde muchos se fueron a esquiar y de turismo al norte de Italia. Y vinieron, como se demostró, con gente infectada de este destino. La ventaja con la que cuenta Suecia, o mejor dicho la sociedad sueca, y que considero fundamental para explicar cómo se están desarrollando los acontecimientos actuales y cómo se alcanzarán los objetivos marcados, es la preparación para afrontar este tipo de situaciones y que no tiene, por ejemplo, la sociedad española.


CENTRALIZACIÓN Y COHESIÓN ADMINISTRATIVA. Otra ventaja con la que cuenta Suecia es su cohesión, en el sentido de que la administración está más centralizada, las administraciones trabajan de manera coordinada, las regiones no tienen tanta autonomía como las españolas y, por qué no decirlo, hay más transparencia en el uso y difusión de la información. El motivo por el cual digo que la sociedad sueca está preparada para esto es, de entre muchas razones que se me vienen a la cabeza y sin entrar en detalle, el recuerdo que aquí se mantiene muy presente del tiempo vivido bajo la amenaza en tiempos de la ’guerra fría’ (entre los años ’60 y los ’80) de la cercana Unión Soviética (hoy día, Federación Rusa). De ese tiempo datan casi todas las construcciones y sistemas de defensa desarrollados por Suecia para protegerse de una posible invasión de su territorio. Pienso sobre todo en los llamados ‘locales de protección (o «refugios» diríamos en español y en sueco ’skyddsrum’), unos locales ubicados casi siempre a nivel de planta de calle o de planta sótano en la mayoría de los edificios residenciales suecos, destinados a resguardar a sus residentes y almacenar provisiones en tiempos de crisis o de ataque al suelo sueco.

LISTA DE OBJETOS Y ALIMENTOS A ALMACENAR. Pero sobre todo la preparación de la sociedad sueca tiene en tiempos muy recientes su mejor ejemplo en el envío masivo que se hizo el 21 de mayo de 2018 (en plena era digital se envió copia en papel) de la pequeña guía titulada: ‘Om krisen eller kriget kommer (viktig information till sveriges invånare)’ (traducido: «Si la crisis o la guerra llegan (información importante para los habitantes de Suecia)» que hizo el gobierno sueco a todos los hogares de Suecia (yo también recibí mi ejemplar). Un pequeño folleto donde se explica qué hacer, a dónde dirigirse, cómo estar preparados en caso de que Suecia sufra, bien un ataque a su soberanía en su propio territorio, bien una crisis de gran alcance. En él se incluye una clara lista de objetos y alimentos a almacenar, listado de páginas web, teléfonos de ayuda, directorios de organismos así como indicaciones de cómo actuar en distintos escenarios de crisis.

UNIFICAR LA INFORMACIÓN APOYÁNDOSE EN LOS MEDIOS. Estos puntos destacados, y muchos otros, hacen que los suecos estén pendientes de las indicaciones (órdenes) y consejos que se dan a través de las vías de comunicación autorizadas para responder ante una crisis como puede ser ésta del nuevo «coronavirus». La información se presenta, a través de este libro y los distintos medios, de una manera más clara, directa y unificada, sin margen a dudas ni interpretaciones, a lo cual la sociedad responde de manera coordinada y unificada a lo que se le pide. De esta manera esta situación no ha sorprendido del todo a los suecos y, quien más quien menos, estaba preparado, había previsto e incluso ensayado esta situación y tenía una despensa con provisiones, o, al menos, un lugar en su residencia destinado a acopiar víveres y elementos de utilidad en caso de que faltase el suministro eléctrico y agua. En términos generales los suecos, y me refiero no sólo a las personas de a pie sino a las empresas y las administraciones, han estado preparados para la llegada de algo así.

LIMITACIÓN ESCALONADA DE LA MOVILIDAD PERO SALVAGUARDANDO LA ECONOMÍA. Las medidas que se han ido tomando escalonadamente han ido en primer lugar dirigidas en primer lugar a evitar el contagio de la enfermedad, limitando la circulación de las personas en función del grupo de riesgo en el que se encuentren, llegando a su punto máximo el pasado jueves 12 de marzo (2020), cuando la administración central declaró que se había alcanzado el ’nivel máximo de alerta por contagio’, lo cual supone la limitación de acceso a residencias de ancianos, centros sanitarios y advertencia a la ciudadanía de no circular por las vías sin un motivo de fuerza mayor que lo justifique. Y en segundo lugar a permitir, en la medida de lo posible y estableciendo métodos flexibles de adaptación en la sociedad, sobre todo en lo relativo a la economía, para que la actividad diaria no se pare de repente.

COLEGIOS Y UNIVERSIDADES ABIERTOS, MAYOR MENTALIDAD SOCIAL. Algunas medidas son un tanto controvertidas, como por ejemplo la de mantener abiertos hasta el día de hoy de los colegios y centros de enseñanza, dado el gran impacto que tendría dejar a niños y a jóvenes sin actividad académica dentro de las familias. Todo esto, unido a lo que yo calificaría como «disciplina«, tanto individual como de la sociedad en su conjunto, hacen que las medidas del gobierno sueco sean bien aceptadas y seguidas, por lo que yo tengo cierta confianza en que Suecia logrará alcanzar un punto de estabilización de la situación en un menor tiempo de lo esperado. Y todo ello antes que otros países afectados, a pesar de los problemas que tiene la sanidad sueca, como la falta de personal sanitario, falta de abastecimiento en protecciones sanitarias personales o los recortes que ha sufrido en los últimos años. Creo que España tiene mucho que aprender de Suecia con esta crisis, así como de los países asiáticos que la van superando. No nos podemos quedar en el lamento de que «llegamos demasiado tarde» o «con la mentalidad española no funciona». Yo soy de la opinión de que todo es mejorable y todo se puede ir corrigiendo para mejor y ésta es una crisis a la que sí, hemos llegado tarde pero de la que tenemos que sacar enseñanzas. Y empezar a construir estructuras sociales para la próxima que, seguro, eso nos dicen, llegará. Saludos y mucha suerte.

Majadahonda Magazin