LIDIA GARCIA. La condesa y ex directora de «Vogue», Beatrice Wilhelmina Von Hardenberg Furstenberg, madre de la restauradora, gastrónoma y empresaria Cristina Elena de Borbón, propietaria del «Catering Cristina de Borbón» de Las Rozas y fallecida a los 44 años de edad este jueves 13 de febrero (2020) en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, ha declarado al diario La Razón que su hija Cristina «era alma con luz, aquí en esta casa en la que pasaba temporadas estoy más cerca de ella y la siento. Sé que no voy a poder hablar por teléfono como hacía a diario pero sí lo haré cada vez que mire el mar del que tanto disfrutaba. Cristina era demasiado sensible y buena para ser de este mundo. Los ángeles tienen que estar en el cielo”. Su repentino fallecimiento, que la familia ha calificado oficialmente como un «accidente», ha provocado también una honda consternación entre sus amigos de Las Rozas, donde era muy conocida y apreciada: en el restaurante de Fran, Estela Mosquera, Teresa Comas, Isabel A. Moreno Jiménez, a quien llamaba «mi mejor amiga»… Entre ellos, Luis Pineda (en la fotografía) escribió: «Hoy me he enterado del fallecimiento por accidente de Cristina Elena de Borbón, no fuimos amigos íntimos, pero no dudó en ayudarme cuando se lo pedí. D. E. P.». O Paqui Segura Mora: «No me lo puedo creer, hace muchos años que no la veía, pero compartimos un viaje a Zaragoza con ella y con Olivia, y no podía ser más divertida. Que la tierra te sea leve Cristina«.


«Cristina Elena hacía gala de sus redes sociales» (Perú Noticias)

La red social de Cristina Elena de Borbón, que todavía permanece activa, refleja que la restauradora era muy amiga de sus amigos, profundamente monárquica, admiradora de la Familia Real Española y con un perspicaz sentido del humor. En uno de sus últimos comentarios públicos, referidos a la noticia de la expansión del «coronavirus», señaló una foto del rey Felipe VI bajo la palabra «corona» y otra de Pablo Iglesias (Podemos) bajo la palabra «virus», lo que denota su ironía sobre su vecino de Galapagar. Y es que según la periodista Paloma Barrientos, que la conocía bien, «Cristina heredó esa sensibilidad y esa creatividad que plasmaba en sus platos, que resultaban diferentes a los demás en la textura y la presentación. Estos últimos años lo había dejado y prefería cuidar a sus perros en su casa de campo».

La aristócrata se definía en su red social como «comprometida»

Cristina Elena de Borbón se formó en el Institute of Culinary Education de Nueva York (Estados Unidos). «Allí permaneció cuatro meses y acabó especializándose en la alta cocina a domicilio y, tras hacer prácticas en restaurantes de renombre como Horcher, Balzac o El cenador de Salvador y acudir a talleres de Sergi Arola entre otros conocidos chefs, montó su propia empresa de catering llamada «Cristina de Borbón», señala la revista «Hola». Y sobre su cotidiana existencia en Las Rozas, Paloma Barrientos añade en Vanitatis: «En la casa familiar de su madre, en Las Rozas, cuidaba de los hurones, del cerdo vietnamita y de los muchos perros de acogida que disfrutaban de la libertad que daba el sentirse queridos. En una ocasión, a un amigo que no conocía las debilidades de Cristina se le ocurrió hacer un comentario negativo sobre los hurones. Estos animales tenían su refugio en los cajones donde la joven guardaba sus jerséis de cachemira. Cuando el individuo en cuestión dijo la frase “¿cómo lo puedes permitir?”, Cristina se dio la vuelta y no volvió a dirigirle la palabra. En la casa familiar de Las Rozas se convirtió en la cocinera prodigiosa cuando llegaban los amigos de su madre: siempre cariñosa y dispuesta a revelar sus secretos de cocina».


Cristina Elena tenía numerosos amigos que la adoraban

En La Razón la periodista añade: «su madre es la condesa Beatrice Wilhelmina Von Hardenberg Furstenberg, ex duquesa de Sevilla aunque siempre se la conoció en España con el sobrenombre de la «duquesa de las ranas» por su afición a coleccionar estos animales. Desde bolsos, a ropa, esculturas, zapatos, menaje de cocina… que inundaban la casa de Madrid, el chalet de Marbella y el apartamento de Miami. Su hija Cristina no heredó esa querencia por el batracio pero sí por los animales en general. En la casa familiar de Las Rozas había cerdos vietnamitas que perfumaba con su colonia. Perros y gatos que convivían en armonía, hurones que dormían en los armarios. Cuando tenía 9 años se llevó un gran disgusto al desaparecer un cerdito que paseaba como si fuera una mascota con su collar y su correa. Las malas lenguas de aquel verano contaban que algún malvado lo robó para cocinarlo. Nunca más se supo y Cristina lo recordaba a los que habían vivido la historia».

Las causas del fallecimiento han sido discretamente veladas a la prensa

MANU RAMOS. «No se saben las causas del accidente que le ha costado la vida a Cristina Elena de Borbón y que ha dejado en shock a la nobleza española» (Tele 5). «La aristócrata Cristina Elena de Borbón von Hardenberg, cuyo padre es primo del Rey Juan Carlos, murió a los 44 años tras un accidente no revelado» (Reforma México); «Sufrió un accidente del que se desconocen las causas exactas» (Leonoticias); «La hija menor del sexto duque de Sevilla, primo del rey Juan Carlos I, ha muerto tras un accidente» (Perú Noticias)… La noticia del fallecimiento de la prima segunda del rey Felipe VI de España y sobrina nieta del fundador de Marbella, Alfonso de Hohenlohe, ha corrido como la pólvora por los noticieros de todo el mundo. Sin embargo, la prensa española ha querido mostrar una enorme discreción sobre las causas de su fallecimiento para no ahondar en el dolor de su familia, lo que obliga a leer entre líneas. «La hermana de Olivia había sido trasladada al Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda después de haber sufrido un accidente y fallecía a las 3 de la tarde, rodeada de sus familiares», era la escueta información facilitada sobre las causas del óbito.

Amistad incondicional

Y es que si su madre dirigió la revista «Vogue«, apostando por diseñadores que aún no eran referentes como Manuel Piña, Agatha Ruiz de la Prada, Jesus Del Pozo, Francis Montesinos y los hacía desfilar en el recinto exterior del actual museo del Traje, su hermana Olivia de Borbón, participó en el concurso «La granja de los famosos». Olivia salió por ello del tanatorio con la voz entrecortada y un gesto de profunda tristeza para atender a los periodistas y agradecerles su tratamiento informativo de la noticia: «Se nos ha ido un ángel. Simplemente agradeceros vuestra amabilidad. Quería daros las gracias por estar aquí y por tratarnos con tanta amabilidad».

Sentido del humor

Fuera de España, el diario «La República» de Perú señalaba que «Cristina de Borbón mantuvo una vida alejada de los focos a diferencia de su hermana Olivia de Borbón, casada desde 2014 con Julián Porras, padre de sus dos hijos, Flavia y Fernando Enrique. Ella vivía en el municipio madrileño de Las Rozas, mantenía una relación muy cercana con sus hermanos, Olivia y Francisco, y sus sobrinos. Algo de lo que hacía gala en sus redes sociales, donde también compartía su pasión por los animales e instantáneas de sus mascotas». Y Paloma Barrientos da más pistas sobre su frágil personalidad: «Era inteligente y aparentemente buena estudiante. Su madre Beatriz contaba en aquellos años que “lo que tiene es una memoria de elefante, ingenio y, lo más importante, cae bien”.

Admiradora de Felipe VI

«Lo que no fallaba en esta explicación materna era su dulzura y quizá esa manera ingenua de ver la vida que la hizo muy vulnerable. Cuando los duques de Sevilla se divorciaron, la madre dejó España y se trasladó a Estados Unidos con Cristina y Francisco, sus hijos menores. Olivia, la primogénita, se quedó en Madrid con su padre. Esta separación no afectó de una manera llamativa a los hermanos porque todos los veranos volvían a compartir juegos en la Costa del Sol», indica la periodista sobre esta aristócrata que consignaba en su red social su situación de «prometida«. Y añade: «Cristina era de ese tipo de personas que son demasiado exigentes consigo mismas. Esa manera de ser hizo que no pudiera disfrutar de la vida con todo lo que el mundo le ofrecía. Era feliz cada vez que visitaba a su hermana Olivia y su sobrinos en Marbella, adoraba a su madre y quería a su padre. Quizá le faltó esa estabilidad emotiva que supone una pareja estable. Descanse en paz un alma limpia a la que añorarán todos los que la trataron y quisieron«.

Una foto con su madre muy difundida estos días

Majadahonda Magazin