
«Motivado por las hostilidades de la guerra, Soledad Escribano, hija de Mariano Escribano, el majariego del campo de concentración de Mauthausen, debió dejar su pueblo natal de Majadahonda con su madre y sus hermanos. A la edad de 11 años (1936) se vieron en la necesidad de irse junto con su abuela materna a Madrid y posteriormente debieron trasladarse a Cataluña» para estar cerca de su padres, movilizado allí como soldado.
CARMEN PONTE DE CHACÍN. Cuenta Soledad Escribano, que entre los años de 1936 y 1939 su tierra natal fue escenario de la guerra civil española y, por su cercanía con Madrid, fue objeto de fuertes combates, quedando prácticamente desierta y el pueblo derruido. Actualmente es una de las mejores zonas residenciales de la capital de España. Al iniciarse la guerra civil en España, su padre Mariano Escribano Valero se incorporó al ejército republicano y fue designado como carabinero en Cataluña, allí patrullaban la frontera con Francia. Mientras, ella, sus hermanos más pequeños y su madre se quedaron en Majadahonda con sus abuelos y tíos. Motivado por las hostilidades de la guerra, debió dejar su pueblo natal con su madre y sus hermanos. A la edad de 11 años (1936) se vieron en la necesidad de irse junto con su abuela materna a Madrid y posteriormente debieron trasladarse a Cataluña. A Madrid llegaron en una carreta tirada por mulas, llevando solamente sus ropas y algunos enseres personales. Fueron alojados en una casa deshabitada que les consiguieron las fuerzas republicanas que se mantenían en Madrid. Allí vivieron unos meses.
LA FAMILIA EMIGRA DE MAJADAHONDA A PORTBOU POR LA GUERRA. De Madrid viajaron a reunirse con su padre en Portbou, un pueblo español situado al Nororiente de la comarca del Alto Ampurdán (provincia de Gerona). Limita con el municipio gerundense de Colera y con las comunas de Cervera y Bañuls del Mar, en Francia. Está ubicado a orillas de la Costa Brava, es el pueblo español más septentrional del mar Mediterráneo. Los meses que estuvieron en este lugar, Soledad y su familia no pasaron tantas necesidades, pues siendo su padre carabinero en el lugar, les vendían huevos, leche, harina de trigo para hacer el pan y algunos granos. Pero pronto esto cambió.

Fichas de Mariano Escribano Valero en el Centro Documental de la Memoria Histórica: su ascenso de soldado a cabo
EN 1939, EN ESTE LUGAR TUVO LUGAR LA ÚLTIMA BATALLA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA MUY CERCA DEL PUEBLO. Hoy en el lugar existe un memorial conmemorativo en la localidad, obra del artista Dani Karavan que, utilizando formas abstractas y en íntima relación con la áspera naturaleza del Pirineo, inserta en el paisaje un símbolo que permite acercarse a la situación de amenaza existencial vivida por los emigrantes españoles. A raíz de la caída del frente de Cataluña, Soledad, junto a su madre y sus tres hermanos, tomaron el camino del exilio (1939) con destino a Francia, por lo que tuvieron la necesidad de ir por los Pirineos franceses. Su padre pasó a Francia alejado de su familia. La guerra causó muchas víctimas y fue el inició de un largo calvario para quienes tuvieron que abandonar su país.

Las autoridades francesas los censaron, registraron y documentaron a la salida de España y entrada a Francia
“A LOS 11 AÑOS ESTÁBAMOS EN PORTBOU CON MI PADRE cuando las fuerzas de Franco ocuparon Cataluña, debíamos huir y pasamos con mi madre a Francia, llegando allí el 29 de enero de 1939. Las personas se trasladaban en cualquier medio de transporte: camiones, burros, carros tirados por mulas o simplemente a pie. Pasamos mucho frío y hambre, los mayores recogían el monte del camino y lo cocinaban. Prendían fuego para calentarse y poder seguir el camino» expresa, Soledad Escribano. Según señala Altel Vigil (2003) en el Informe que llevó el presidente de la Comisión de Hacienda a la Cámara de Diputados francesa, el 9 de marzo de 1939, los niños españoles pasados a Francia fueron 68.000 de un total de 170.000 personas no combatientes. Entre ellos estuvieron Soledad y sus hermanos. AL PASAR LA FRONTERA, SOLEDAD INDICA QUE A SU MAMÁ TRATARON DE QUITARLE LOS NIÑOS, pero ella se negó rotundamente a entregarlos y dijo: “donde vayan mis hijos voy yo”. Soledad recuerda que fue la primera vez que vio a un hombre de piel negra, era un senegalés miliciano en Francia. Las autoridades francesas los censaron, registraron y documentaron a la salida de España y entrada a Francia, es así como aparece en los registros como «niña de la guerra» y donde fueron categorizados como indigentes. Muchos años después, ya viviendo en Venezuela y por motivo de solicitar sus documentos para fines de la memoria histórica, le fue entregada por las autoridades francesas. PRÓXIMO CAPÍTULO (III): MARIANO ESCRIBANO (MAJADAHONDA) EN MAUTHAUSEN.
Señora , ¿ que me cuenta?…Tengo tres tíos míos asesinados en Paracuellos, uno con 18 años. Esos si que no pudieron huir y contarlo como hace ahora usted.