Margarita M. B., la madre de Kieffer, el joven discapacitado intelectual de 19 años que murió atragantado en su chalet de la calle Sarasate de Majadahonda, padece una “alteración psíquica de carácter grave” y su hijo estaba inmerso en una “dinámica familiar muy destructiva”, según un informe de Servicios Sociales que obra en manos de la Guardia Civil y al que ha tenido acceso Majadahonda Magazin. El informe le atribuye a la madre el “Síndrome de Munchausen por poderes” así como “posible síndrome de Diógenes”. Y es que Margarita padece también una incapacidad física del 77%, su casa estaba repleta de “electrodomésticos innecesarios” y presentaba “condiciones límite de salubridad”. Ella rechazó la ayuda de los servicios sociales porque “tiene empleada doméstica”, ya que gana 2.300 euros mensuales gracias a su pensión por “incapacidad laboral permanente”.
Las aventuras del barón de Munchausen, en cine
El pobre Kieffer fue tratado por la Fundación Gonzalo y estando en esta residencia se sometió a una intervención quirúrgica que le posibilitó poder andar, pero posteriormente “no acudió a ninguna sesión” de rehabilitación por lo que el informe detecta “posible grave riesgo del menor” a causa de ese «síndrome de Munchausen» de su madre, trastorno psicótico que toma su nombre de un barón alemán cuyas fantásticas aventuras fueron llevadas al cine. Algo más sórdida era la existencia de Kieffer: el 6 de mayo de 2016 alcanzó la mayoría de edad y su madre Margarita se convirtió lógicamente en la tutora legal del mismo. La familia vivía anteriormente en el distrito madrileño de Hortaleza y el otro hermano, de nombre Scott, estuvo internado en la Residencia Infantil Chamberí, mientras que Kieffer habitaba en el Colegio Adarve. Fue allí donde lo encontraban “feliz y aseado” mientras estaba fuera del domicilio familiar. Todo se descubrió cuando la madre solicitó una plaza de parking para discapacitados en la acera de su chalet majariego: los servicios sociales se personaron en el domicilio de la calle Sarasate y aunque advirtieron que había gente en casa, nadie les abrió la puerta. Días después se presentó en Servicios Sociales un abogado que dijo representar a esta familia y que ordenó que cualquier notificación sobre la madre Margarita o sus hijos Kieffer y Scott, se hiciera a través suya. Fue lo último que se supo de ellos. Hoy los restos mortales de Kieffer descansan en paz.
El “Síndrome de Munchausen por poderes” (Universidad de Maryland): «Este trastorno casi siempre involucra a una madre que abusa de su hijo buscándole atención médica innecesaria. Se trata de un síndrome raro, poco comprendido, y cuya causa es desconocida. La madre puede simular síntomas de enfermedad en su hijo añadiendo sangre a su orina o heces, dejando de alimentarlo, falsificando fiebres, administrándole secretamente fármacos que le produzcan vómito o diarrea o empleando otros trucos como infectar las vías intravenosas (a través de una vena) para que el niño aparente o en realidad resulte enfermo. Estos niños suelen ser hospitalizados por presentar grupos de síntomas que no encajan mucho en ninguna enfermedad conocida. Con frecuencia, a los niños se les hace sufrir a través de exámenes, cirugías u otros procedimientos molestos e innecesarios. La madre generalmente es muy colaboradora en el escenario del hospital y, a menudo, es muy apreciada por el personal de enfermería por el cuidado que le prodiga a su hijo. Con frecuencia, se la ve como una persona dedicada y abnegada, lo cual hace menos probable que el personal médico sospeche el diagnóstico del síndrome de Munchaussen. Sus visitas frecuentes infortunadamente también le dan fácil acceso al niño para poder inducirle más síntomas. Los cambios en la condición del niño casi nunca son presenciados por el personal del hospital y casi siempre ocurren sólo en presencia de la madre. El síndrome de Munchausen ocurre debido a problemas psicológicos del adulto y es generalmente un comportamiento que busca llamar la atención de los demás. El síndrome puede ser potencialmente mortal para el niño implicado».
La Fundación Gonzalo:“surge en julio de 2008 como Fundación Nacional para atender a todas las personas con parálisis o daño cerebral, a sus familias y a los trabajadores que se ocupan de ellos. Los otros proyectos son los que siguen: “cada niño en su casa”: proyecto que hacemos en colaboración con entidades bancarias para conseguir una casa adecuada para cada discapacitado que pueda y quiera vivir independiente o con ayuda. La puesta en marcha de un Centro de Ocio y Tiempo Libre para estos discapacitados en Ávila, proyecto piloto que luego se exportará a todas las provincias españolas. La consecución de becas para ayudas escolares y materiales a familias con miembros con esta discapacidad o a los mismos discapacitados. La formación de coaches expertos en discapacidad, además de en coaching, de profesionales de colegios y empresas, y de voluntarios».
Colegio Adarve (SOS Colegio Adarve): “El día que fui a conocer el colegio, en aquellos momentos Atam, estuve llorando sin parar, les pedía perdón a los profesionales quienes me trataron con mucho cariño y me decían que era algo habitual. Escolarizar a Alberto en el colegio Adarve fue un acierto. En todo momento nos sentimos apoyados y queridos por los profesionales. Alberto se sentía totalmente integrado, con niños como él y con niños con otros problemas. La historia de Alberto, Tito, no es muy diferente a la de cualquier niño que se encuentra en su misma situación. El embarazo fue aparentemente normal, se movía poco, nació el doce cuando lo esperábamos para primeros, pero, como era el segundo, no había mucho tiempo para pensar. El hermano de Alberto requería toda mi atención. Nació lleno de petequias y tuvieron que ponerle vitamina K. En el hospital, observé que se atragantaba mucho con su saliva, en el momento los médicos no le dieron importancia, pero con el paso del tiempo, un neurólogo nos dijo que era síntoma de su afectación. A los tres meses de edad, fuimos al pediatra a una revisión rutinaria, y se preocupó al ver que no le había crecido el perímetro craneal por lo que nos aconsejó pedir hora con un neurólogo infantil. Una resonancia magnética nos golpeó con el diagnóstico de lo que Alberto padecía. Tenía en brazos a un bebé de meses gordito aparentemente normal, no podía dar crédito a lo que me estaban diciendo. Aguanté como pude y cuando salí de la consulta, con mi bebé, me vine abajo. Intenté trasmitir la información a su padre y mi familia, pero no podía articular las palabras, me parecía imposible lo que me estaban diciendo. Alberto padre y yo, asumimos como pudimos la situación”.
Residencia Infantil Chamberí (Sonsoles Rodríguez): “Lo que buscamos es la reincorporación familiar. Trabajar con el menor, trabajar con la familia hasta que mejore la situación. Cuando esto se consigue, el menor puede volver con sus padres” afirma Miguel Ángel Martín, coordinador y subdirector. Normalmente son los Servicios Sociales quienes se encargan de estudiar y valorar las situaciones de riesgo: padres enfermos, drogodependientes, maltrato, son algunos de los motivos que pueden suponer el traslado del niño a la residencia. Sin embargo, “no queremos que la gente confunda a los educadores y los demás profesionales que aquí trabajan con los padres de los chavales. No somos sus padres, tampoco sus profesores. Hay gente que nos interpreta como sustitutos de las familias, es una concepción equivocada. Nosotros trabajamos precisamente para que el menor vuelva a su entorno familiar”. asegura Martín”.
Parece mentira que utilicéis a día de hoy las palabras discapacidad, minusválida o palabras de la misma familia cuando puedes sustituirlo por el término diversidad funcional. La utilización de esas palabras es en mi opinión discriminatorio y peyorativo. «NO AÑADAS DIS- A MI CAPACIDAD»
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