
Reconozco no haber leído a Byung-Chul Han, que recibió el Premio Princesa de Asturias 2025, algo que tendré que solucionar sin dilación. Su discurso se citó con profusión en los medios más pudientes. Intachable. Al criticar el sistema liberal, algunos sitúan al orador en el territorio ideológico del comunismo. Craso error, producto de la insalvable polarización a la que hemos sucumbido. La felicidad es demasiado subjetiva como para que la podamos comprar. ¿Puede comprender esto un gobernante? ¡Madre mía! ¡Más de 6.000 euros al mes!. No es de extrañar que pierdan la noción de la realidad. No cabe duda de que, así, es difícil comprender a tus semejantes.
ALBERTO VERA. (1 de diciembre de 2025). La Majadahonda Neoliberal. Reconozco no haber leído a Byung-Chul Han, que recibió el Premio Princesa de Asturias 2025, algo que tendré que solucionar sin dilación. Su discurso se citó con profusión en los medios más pudientes. Intachable. Al criticar el sistema liberal, algunos sitúan al orador en el territorio ideológico del comunismo. Craso error, producto de la insalvable polarización a la que hemos sucumbido. Es cierto que el liberalismo emancipó a los pueblos, a las economías, incluso a los medios de comunicación del autoritarismo de las monarquías y de los estados nacientes. Los intereses para los que todos trabajamos y existimos cambiaron de manos y pasamos a vivir “en un régimen despótico neoliberal que explota la libertad”. Las nuevas tecnologías, el capitalismo descontrolado y la consiguiente pérdida de valores y propósitos trascendentales nos convierten en instrumentos, para la consecución de esos intereses espurios. La herramienta utilizable se convierte en amo y objetivo y el ser humano se transforma en utensilio.
PADECEMOS ESA AUTOEXPLOTACIÓN, “como aquel esclavo que le arrebata el látigo a su amo y se azota a sí mismo, creyendo que así se libera”. Mejor coche, mejor casa, mejor teléfono… Menos cohesión social, menos relaciones auténticas, menos política humanitaria… Luchas de poder, populismo… “nos arrastramos de una adicción a otra, de una dependencia a otra”. Majadahonda es un claro ejemplo de todo ello. El tiempo libre cuesta dinero. Pocos y malentendidos parques y zonas verdes, pocas alternativas públicas y gratuitas, a la par que liberadoras del consumo y de la afiliación (política o comercial). No veo paellas vecinales en las calles, gente jugando al fútbol o a la petanca, no se percibe una unión desinteresada y cotidiana entre sus gentes. Todo es compra, franquicia y comercio, corrupción y ladrillazo. De hecho, a veces parece que, más que facilitar a los vecinos una comodidad existencial, nos han distribuido alrededor de los comercios, como aquel que facilita bebederos y comederos a las reses. Sería insólito que estas motivaciones primarias y materialistas no enturbiasen y corrompiesen a aquellos que administran nuestros bienes, nuestros impuestos y nuestro destino. Ellos son los primeros en soñar con acercarse a ese pequeño porcentaje de la especie que acumula toda la riqueza, la de nuestro municipio y la de nuestro planeta.
ES UNA BRECHA SOCIAL CADA VEZ MÁS PERCEPTIBLE, PERO MUCHOS NOS ENCABEZONAMOS EN QUE NO LO PAREZCA, a golpe de hipoteca, endeudando a nuestros hijos y evadiéndonos de nuestra principal obligación: ser mejores personas, aprovechar este corto tiempo y esta agrupación de material estelar prestado que conforma nuestro cuerpo para realizar nuestra mejor aportación… Necesitar menos y dar más, menos apariencia y más autenticidad, menos codicia y mejores propósitos… No confundan este discurso con la recurrente moralina, instrumento principal de nuestros políticos. Es puro pragmatismo. La generosidad, el altruismo y la empatía provocan una felicidad inmediata y persistente. Son las mejores inversiones para cosechar un círculo permanente y solidario de buenas personas a nuestro alrededor. ¿Conocen a algún millonario solitario que sea feliz? La felicidad es demasiado subjetiva como para que la podamos comprar. ¿Puede comprender esto un gobernante? ¡Madre mía! ¡Más de 6.000 euros al mes!. No es de extrañar que pierdan la noción de la realidad. No cabe duda de que, así, es difícil comprender a tus semejantes. Es maravilloso que alguien con una buena idea o una patente que mejore nuestras vidas se enriquezca, producto de su esfuerzo y de su excelencia, pero, todo lo demás, me parece indecente, en especial, cuando el trabajo implica un servicio. Y es que, cada municipio, cada gobernante y cada uno de nosotros debería ser liberador y liberado, ejemplo y ejemplificador. Cualquier civilización que no asuma este propósito, no evolucionará hacia nada bueno.







Muy bueno este artículo. Marca la diferencia. El derecho a una información veraz se satisface con largueza. Alimento del alma, pues no solo de pan vive el hombre. El ejemplo bueno debe desplazar al malo y estamos acostumbrados a ver y sentir lo contrario. Aire bueno, excelente y superior ha entrado en este medio. Ensanchemos nuestros pulmones para que nada se pierda de su esencia.