SONIA BLUE. «No hace mucho Santa Genoveva fue protagonista de los titulares de la prensa porque alguien, no se sabe aún quién, colocó siete artefactos en su tejado. Tuvieron que intervenir los Tedax. Pero, como se puede comprobar, hay muchos intercesores que protegen a la Iglesia más joven de Majadahonda». Así concluye un reportaje navideño en ABC que recuerda los poco conocidos atentados sufridos, a los que hay que sumar el robo del sagrario y el fuego intencionado padecido por este templo majariego que sacó a la luz en La Razón su sacerdote David Benítez. En esta ocasión el texto publicado este sábado 29 de diciembre de 2018 ha sido elaborado por el «periodista al fin y al cabo e investigador» José Francisco Serrano Oceja (@pserranooceja) dedicado al modesto templo majariego. Y lo hace bajo el frontispicio de dos sentencias latinas: «Nos sumus tempora [quales sumus, talia sunt tempora] (Los tiempos somos nosotros; como somos nosotros, así son los tiempos) y «Motus in fine velocior» (El movimiento al final se acelera», indicando el curso más veloz del tiempo al término de un período histórico.


Serrano Oceja

Serrano Oceja destaca que esta iglesia majariega se dedica precisamente a la atención a los más necesitados y a los inmigrantes, algo que los intolerantes no soportan: «Y la actividad de caridad, el «Café y compañía», una noche en la que se trasladan al centro de Madrid para repartir café y compañía. Una actividad parroquial que engancha y que hace de los pobres los protagonistas de la evangelización, por eso de que los pobres también nos evangelizan. Por cierto, que la caridad de la parroquia traspasa los límites de la comunidad. Llega a otras parroquias de Majadahonda más necesitadas de atención inmediata, por ejemplo a inmigrantes. Incluso se ha enviado lo recogido en la operación kilo a la parroquia de Ciudad Pegaso», señala el reportaje.

«La parroquia Santa Genoveva de Majadahonda, en el límite de Majadahonda, calle Miguel Hernández, se califica a sí misma en la pagina web como «Tu parroquia joven». Y es cierto. Se nota. Un día cualquiera, en período escolar, junto a las personas, ciertamente muchas, que vienen a la misa mañanera, hay un grupo de jóvenes estudiando. Es decir, los locales del prefabricado de lujo que es el templo de la parroquia convertidos en biblioteca. Comentan los chavales que se enteran de las actividades por Instagram y que están como en casa. Los mayores se quejan, incluso, de que hay demasiada atención a los jóvenes. Es decir, que si hay demasiada atención a los jóvenes, que en número muy considerable asisten a las actividades, a los campos de trabajo de Priego y Lourdes, a los campamentos, es que no hay tanta atención a las personas mayores. Una santa envidia intergeneracional de la que todos están muy orgullosos. Al menos los que, y ya lo he dicho pero no me canso de repetirlo, asisten a misa diaria en un prefabricado convertido en iglesia con un presbiterio más que digno. Un misa que concluye con el rezo general del ángelus en latín. Sin problemas. Claro que el secreto, aquí, está… en los sacerdotes». señala el texto.

El periodista también destaca que sus expedientes municipales están paralizados. Incluso también fue noticia cuando Izquierda Unida Majadahonda la denunció en un pleno de este año 2018 donde el concejal Juancho Santana expuso que «la parroquia de Santa Genoveva tiene la salida de su aparcamiento privado por un paso de peatones elevado y, además, exhibe una placa de vado ¿Esta situación se ajusta a la legalidad?». Y es que el artículo de ABC prosigue así: «la clave de esta parroquia, que tiene diez años y aún no ha conseguido que el Ayuntamiento de Majadahonda resuelva el concurso público para que pueda construir un templo a la altura de sus necesidades, está en sus sacerdotes, un tándem de lujo, de una edad media que ya quisieran muchas diócesis. Vamos, una vez más, el magnífico clero de Madrid que nos ocupa y se preocupa por sus fieles. El párroco, David Benítez Alonso, de la más pura factoría madrileña, trabaja codo con codo con el vicario parroquial, Fernando de Cárdenas Artola. Forman un tándem perfectamente sincronizado, no son compañeros, me dicen, «somos amigos». Y eso se nota. Dos sacerdotes que se pasan el día en la parroquia, «siempre hay un bicho dentro», comentan con gracia, que están pendientes de las necesidades de los feligreses y a los que no se les escapa una. Por cierto, cuentan con la ayuda de un diácono permanente, Jaime Noguera Tejedor».

Por último, concluye: «Las actividades con los jóvenes ocupan el primer puesto en la atención parroquial. Los sacerdotes insisten en que la primera de ellas es el acompañamiento espiritual, la dirección espiritual que se decía de toda la vida. El apostolado del tú a tú que permite dar respuesta a las necesidades de cada uno. Y la vida de comunidad, las reuniones semanales, que combinan la hora de oración ante el Santísimo y la hora de formación, cada sacerdote con un grupo por edades. La vida sacramental es intensa. Los bautizos se celebran en la fecha elegida por los padres, después de una catequesis en forma de diálogo pastoral. Los niños de primera comunión llenan los espacios del templo que, hay que decirlo porque los sacerdotes lo repiten con frecuencia, se queda pequeño para la vida que desarrollan. Están también los cursillos de novios y los encuentros de matrimonios y adultos, y la formación de padres con niños en edad de catequesis, y las visitas a los enfermos a sus casas, y la preparación de las liturgias, y la participación de los fieles, que es mucha, dado que están muy implicados», finaliza el reportaje..

Majadahonda Magazin