RubalcabaJOAQUÍN PLUMET ORTEGA*. Catedrático de Química Orgánica en Universidad Complutense de Madrid (UCM) y vicerrector de Investigación. Esta no es una intervención al uso de las que suele haber en el pleno de un Ayuntamiento, es la intervención de un amigo. He tenido oportunidad de leer la moción que se presentó y es muy correcta. Pero yo quisiera añadir algo a los tres puntos que definen lo que fue Alfredo Pérez Rubalcaba: su actividad política, la universitaria y su naturaleza majariega desde el punto de vista de alguien que le ha acompañado durante muchos años en estas dos últimas versiones. En términos políticos yo quiero recordar que en el año 2001 Alfredo recibió un premio por parte del Grupo Vocento de ABC. Y a la sesión de entrega que se celebró en el Hotel Villamagna asistieron Luis María Ansón, entonces director del periódico, y Mariano Rajoy, entonces ministro del Interior del Gobierno de España. Me quedo con una frase que no olvidaré nunca de la intervención de Rajoy. Decía que le unían a Alfredo dos cosas: la lealtad institucional y al adversario y su profundo amor a España.


Joaquín Plumet

La segunda visión que tengo de entonces fue cuando en julio de 2014, aunque no se hiciera efectiva hasta septiembre, Alfredo renunció a su escaño como diputado y a su actividad política. Se marchó de la política y recuerdo perfectamente, porque yo estaba en la tribuna de invitados, el hemiciclo en pie, en una foto que fue recogida por todos los medios de comunicación. De hecho esa foto estaba encima de la mesa en su despacho de la facultad de Química. En su aspecto universitario quiero solamente indicar que Alfredo tenía dos ideas en la cabeza para cuando dejara su actividad política. La primera era volver a la universidad. La segunda ver si se podía integrar en una candidatura socialista para ser concejal de este pueblo de Majadahonda. Respecto a la primera, Alfredo nunca dejó la actividad universitaria ni la docencia. Alfredo estuvo precisamente dando en mi asignatura un seminario semanal que él preparaba todos los fines de semana con una ilusión enorme. Pero tuvo que dejar de hacerlo porque cuando fue ministro de Interior, los servicios de Seguridad del Estado estuvieron buscando un aula que fuera suficientemente segura en la facultad. Y simplemente no la encontraron. Después sí, cuando volvió a la facultad, su despacho estaba a pocos metros del mío. Alfredo disfrutó muchísimo de su actividad universitaria como probablemente no lo había hecho antes. Y hay dos universidades que han dedicado sus Aulas Magnas de la Facultad de Química al recuerdo de Alfredo: la universidad de Castilla La Mancha, donde impartió docencia cuando era Colegio Universitario en los años 70, y la Universidad Complutense, mi universidad. Ambas son ahora las «Aulas Alfredo Pérez Rubalcaba«.

Finalmente quiero hacer una mención sobre el Alfredo majariego. Alfredo vino a este pueblo en 1979, cuando se casó. Y aquí ha vivido salvo una época concreta cuando fue ministro del Interior del Gobierno de España. Los servicios de Seguridad le disuadieron, era un hombre perseguido y en la diana de ETA. No podía vivir aquí, en la calle Panamá donde había vivido siempre. Entonces tuvo que trasladarse a vivir durante aquel tiempo al Ministerio del Interior, en el Paseo de la Castellana, y cuando se marchó recuerdo una expresión que después me repitió las veces que fui a verle allí: “Y ahora, ¿por dónde vamos a pasear?”. Alfredo era un enamorado de Majadahonda, le encantaba andar por este pueblo, le encantaba ir a diferentes sitios que formaban parte ya de su rutina de fin de semana. El viejo restaurante “Mira Madrid”, ya desaparecido, un bar de aquí “La Abadía”, donde todos los domingos tomábamos un vino, y la charcutería que se llamaba “Orgaz”, que estaba al lado de la parada del autobús, donde con el propietario Manuel Orgaz discutía una y mil veces. Tomaba el pulso a cómo iba el pueblo.

Me consta que Alfredo tuvo una relación muy cordial con dos alcaldes anteriores de este pueblo, primero con Romero de Tejada y sobre todo con el alcalde anterior Narciso de Foxá. No tengo mucho más que añadir, ya dije que no iba a ser una intervención al uso sino salida del alma. Alfredo tiene una calle en Solares (Cantabria), su pueblo de nacimiento. Se la concedieron en vida nada más salir del Ministerio del Interior, pero decía una y otra vez que su pueblo era este, él se sentía majariego. Y yo quiero imaginar por un momento lo que sentiría Alfredo si algún espacio público de esta ciudad le fuera concedido a él. Alfredo tenía metido en la cabeza que un trozo de la Complutense viniera aquí. Recuerdo que siendo rector de la Universidad el profesor Carrillo, y yo vicerrector de investigación, nos dio la lata hasta el punto que no puede imaginarse, para que Ciencias Químicas se viniera a Majadahonda. No pudimos asumir el precio, y la Comunidad de Madrid lo veía con muy mal ojo, no por razones políticas sino estrictamente económicas. No le pudimos satisfacer, pero hubiera sido su ilusión.

COMUNICADO DEL GRUPO SOCIALISTA. «Poco después de cumplirse el primer aniversario del fallecimiento de Alfredo Pérez Rubalcaba, los socialistas en Majadahonda han conseguido aprobar una moción para rendir un homenaje a su persona, con un espacio que le recordará en la ciudad donde vivió gran parte de su vida, desde 1979. La intervención socialista fue defendida por el amigo y compañero de Alfredo y afiliado de la Agrupación Socialista de Majadahonda, Joaquín Plumet, quien emocionado recordó todas las facetas de Rubalcaba, especialmente la que compartían en la docencia y como majariegos. Alfredo era muy querido y apreciado por todos. Fue amigo y vecino independientemente del signo político. Era cántabro de nacimiento y majariego de corazón. De todos es conocido que era un gran deportista y, como tal, era habitual encontrarle en la Gran Vía y el Monte del Pilar en sus largos paseos. Cualquiera que se le cruzara, le reconocía y él saludaba y se paraba a charlar cordialmente con quien le reclamara. Muchos recuerdan sus largas tertulias en los establecimientos que frecuentaba y en los que Majadahonda solía ser tema central de la conversación».

«Alfredo se merecía este homenaje por muchos motivos, pero especialmente por su pasión por Majadahonda. Siempre estaba preocupado e interesado por los asuntos de su ciudad, de lo que se necesitaba y en lo que podía ayudar. Alguna vez comentó que le hubiera gustado ser concejal en Majadahonda cuando dejara la política de Estado”, afirma Fort. Los socialistas con la moción aprobada en el Pleno Municipal quieren honrar la memoria de Pérez Rubalcaba como gran vecino, gran profesor y también como político. Porque la figura del ex vicepresidente siempre estará asociada a la consolidación de una España de derechos y libertades, abierta a Europa y a la modernidad». Como político fue muy valorado por todos, tanto socialistas como por personalidades de todos los partidos que lo definían como inteligente, de gran poder dialéctico, pero ante todo un hombre de Estado y una de las personalidades más importantes de la historia reciente de España, a la que entregó todo su esfuerzo y dedicación durante más de 30 años. “Este apasionamiento, este creer en lo que hacía, este dejar lo mejor de sí mismo en cada tarea a la que se dedicaba no sólo formó parte de su actividad política. Así era Alfredo como vecino, como político y como persona. Y por ello, debemos estar orgullosos y reconocerle en su ciudad”, finaliza Fort.

Majadahonda Magazin