JULIA BACHILLER. La Semana Santa en Majadahonda concluyó este domingo con su última celebración dentro de los actos programados: la procesión del Encuentro junto con la Quema del Judas. En la primera se representa el encuentro de la Virgen con su hijo resucitado, que encarna la idea de que “la muerte ha sido vencida”, motivo por el cual La Virgen de la Alegría enlutada, cubierta por una capa negra, sale de la iglesia acompañada por mujeres. Tras un breve recorrido se encuentra con su hijo, que está representado en Majadahonda por un niño Jesús como significado del renacer de un nuevo hombre desde su infancia. Y ante la presencia de Cristo resucitado lo reverencia, abandonando entonces el luto.

A las 11:15 horas de la mañana daba comienzo la procesión: en primer lugar el niño Jesús portado a hombros de cuatro costaleros. Seguidamente nueve costaleras sacaban a la Virgen de la Alegría con un manto negro, número que se incrementaba con dos más ya en el exterior. Una parada efectuada tras el esfuerzo realizado de cruzar el umbral de la puerta fue el motivo por el que he de agradecer a Oscar, capataz en esta ocasión y vocal de la Hermandad del Cristo de los Remedios y Nuestra Señora de la Soledad, por su invitación para formar parte de estas portadoras y poder comprobar el esfuerzo que realizan. Solo un breve tramo, desde la iglesia hasta el templete de música de la Plaza de la Constitución, fue suficiente para comprobar el peso y la dificultad que entraña portar el paso. De ahí que exprese mi admiración y reconocimiento a todas estas mujeres por su voluntariado para realizar este cometido. Destacar también la emotiva saeta que Nono Molina le dedicó a la Virgen antes de continuar su trayecto en dirección al templete, preciosa letra en la cual ensalzaba a la imagen e introducía a Majadahonda como lugar de referencia. Un gran cantaor que posee Majadahonda y que en contadas y escasas ocasiones podemos disfrutar de su arte.

A continuación se procedió a retirar el luto a la Virgen, acto que fue llevado a cabo por el primer teniente de alcalde, Ricardo Riquelme, en presencia de un gran número de asistentes y de los concejales Ángel Alonso (PP), David Ayuso y Antonio Rodríguez (Cs). Seguidamente se dio paso a la quema del Judas, que el párroco Francisco Pérez Ruano mencionó en su homilía tras la Misa Mayor con la que concluía la celebración. En sus palabras destacó la antigüedad de esta tradición, la cual dató en el siglo XVI, y abundó en el significado por el cual se realiza: “No quemamos a Judas por haber traicionado al Señor. El hombre viejo, el hombre que se muere, es destruido por el fuego purificador porque de las cenizas surge el hombre nuevo, el resucitado por Cristo Jesús”.

Y continuó aclarando que no es una venganza contra nadie: «Nosotros no nos vengamos, nosotros ofrecemos la otra mejilla. Nosotros no tomamos represalias, Cristo no ha tomado represalias contra nosotros, nos ha amado hasta el extremo, hasta dar la vida, por eso nosotros también damos la vida. Hoy anunciamos al mundo que se puede vivir de otra manera, que hay otra forma de ser que no es el odio ni la venganza, que es la ley del amor. Ley que se refleja en ese encuentro de la Madre con el Hijo”. Tras la llamativa Quema del Judas en las afueras de la Iglesia, con una impresionante traca final que retumbó en todo Majadahonda, controlada y llevada a cabo por profesionales pirotécnicos, se procedió al regreso a la iglesia: el hijo delante y su Madre detrás. Antes de entrar se produjo un último homenaje a la Virgen donde doce costaleras, en esta ocasión brazos en alto y con el himno nacional de fondo, hicieron bailar a la Virgen antes de introducirla en el templo. Tras finalizar la fiesta del Judas, unos acudieron a la Misa Mayor y los más pequeños disfrutaron en la Plaza de los Jardinillos de hinchables y juegos que la Peña de la Albarda dispuso para ellos. Un gran ambiente y un muchos niñ@s disfrutando gracias a la aportación de esta Peña, cuyo presidente estuvo como costalero participando en las procesiones realizadas.

 

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