Iván Vaquero estudia 3º de Medicina en el Hospital de Puerta de Hierro Majadahonda. Dice que desde el primer momento supo que lo suyo iba a ser “Infancia Hospitalizada” y “aquí sigo, encantado igual que el primer día”. El proyecto se realiza en el servicio de pediatría de hospitales, con niños de entre 3 y 16 años. Durante la actividad el objetivo es amenizar la estancia de los «peques» ingresados con opciones de ocio adecuadas a sus circunstancias, además de dar la oportunidad a las familias y acompañantes para tener un momento de desconexión y despreocupación

VICTORIA GARCÍA PASCUA. (Majadahonda, 20 de marzo de 2025). “Ver como un niño sonríe y se lo pasa bien en un hospital de Majadahonda me parece espectacular». Así resume Iván Vaquero su experiencia como voluntario del proyecto de Cruz Roja “Ayuda a la infancia hospitalizada”, que explica en que consiste esta actividad que se desarrolla en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda y añade que “el que sean capaces de seguir siendo niños y niñas incluso en esa situación de enfermedad te llena el corazón y te hace ver muchas cosas con una perspectiva y una energía diferente. Lo bonito del voluntariado es que sin esperar nada a cambio uno acaba sintiendo que recibe más de lo que puede llegar a dar”, subraya. Iván Vaquero lleva 7 años como voluntario en Cruz Roja en la Asamblea de Majadahonda-Las Rozas y desde 2023 es referente del proyecto a nivel comarcal junto a su compañero Pedro y en el 2024 asumió la referencia autonómica en la Comunidad de Madrid del proyecto en conjunto con su compañero Pablo, de la asamblea de Móstoles. Iván estudia 3º de Medicina, precisamente en el Hospital de Puerta de Hierro. Dice que desde el primer momento supo que lo suyo iba a ser “Infancia Hospitalizada” y “aquí sigo, encantado igual que el primer día”. El proyecto de Infancia Hospitalizada se realiza en el servicio de pediatría de hospitales, con niños de entre 3 y 16 años. Durante la actividad el objetivo es amenizar la estancia de los «peques» ingresados con opciones de ocio adecuadas a sus circunstancias, además de dar la oportunidad a las familias y acompañantes para tener un momento de desconexión y despreocupación. «Al fin y al cabo, la actividad que realizamos necesita adaptarse a la situación de cada uno de los participantes, ya que en el contexto de la enfermedad cada uno va a tener unas necesidades y capacidades que pueden ser completamente diferentes entre sí. Esto hace que no haya dos días iguales», declara. Y añade: «Nos reciben muy bien pero con la timidez inicial que corresponde al contexto. Al fin y al cabo son personas que están en un entorno desconocido y lo normal es que de entrada sean cautelosos durante el primer contacto. Pero lo maravilloso es que casi siempre al cabo de un rato ya se sienten a gusto y durante el tiempo que dura la actividad parece que prácticamente se olvidan de que están en un hospital y sale a relucir esa energía que caracteriza a la infancia».

Victoria García Pascua

¿Qué problemas y dificultades tiene un niño hospitalizado? –Cada paciente, aunque sean de pediatría, tienen una vivencia de la enfermedad completamente personal. Por eso, aunque pueda haber dos personas con el mismo diagnóstico clínico, la experiencia durante el ingreso puede ser totalmente opuesta. Hay que tener en cuenta que el entorno en el que están viviendo es completamente desconocido y hostil, que asocian a estar enfermos. ¿Qué pretendéis conseguir? ¿lo lográis? –Por un lado, intentamos que los niños y niñas se sientan a gusto en el hospital a pesar de lo que les pueda estar pasando y mediante el juego se consigue quitarle estrés y malestar a la situación que están viviendo. De manera derivada gracias a este primer objetivo se consigue que las familias o acompañantes que también están viviendo en el estrés del hospital y la enfermedad de un ser querido tengan un momento de calma y sin preocupaciones. Y también por supuesto aprovechan para descansar y desconectar e incluso en muchas ocasiones sacar el niño o niña que llevan dentro y jugar con nosotros. Me gusta pensar que sí lo logramos y con creces. Y sin duda, la mejor recompensa que tenemos es el ver cómo los peques están bien y se divierten durante la actividad.

¿Cuántos voluntarios tenéis? ¿son suficientes? ¿son también jóvenes? –Actualmente somos 25 voluntarios y voluntarias en el proyecto, menores de 30 años porque son de Cruz Roja Juventud, pero también existen voluntarias colaboradoras que no pertenecen como tal a juventud por su edad y nos encanta poder contar con ellas en esta pequeña “familia” de “hospis”. Justo hace unas semanas tras una reunión con el hospital se ha reestructurado el proyecto y se ha abierto a poder hacerlo todos los días de la semana, por lo que estamos todavía como equipo adaptándonos a esta nueva realidad que nos permitirá llegar a más personas. Por eso, de momento sí que somos suficientes, pero queremos seguir expandiéndonos y necesitaremos nuevas incorporaciones. ¿A cuántos niños atendéis y en que horarios? –Depende muchísimo del día, al final, al ser un hospital de corta estancia para pediatría hay muchísimo movimiento de pacientes, por lo que hay días que igual nos juntamos con 5 o 6 «peques» y otros que estamos solo con 1 o 2. Se trata de niños entre 3 años y 16, pero hay niños de menos de 3 años muy activos que se vienen con nosotros a la sala de juegos. Intentamos ir todos los días en horario de tarde de 17:00 a 19:00 y los sábados y domingos, además, también por las mañanas de 11:00 a 13:00. Aunque depende de la disponibilidad.

¿Qué colaboración recibís de las familias y del propio hospital?. –Muy buena por ambas partes. Las familias suelen estar durante casi toda la duración de la actividad y Por parte del hospital con el personal que más trato tenemos es con el equipo de enfermería, y no puedo decir más que cosas buenas. ¿Cuántas intervenciones hicisteis el año pasado? ¿Este año tendréis más al haber más voluntarios?. –El año pasado hicimos más de 90 intervenciones, que teniendo en cuenta que solo se llevaban a cabo durante los fines de semana, son muy buenos resultados. Este año esperamos poder hacer muchas más no sólo por el mayor número de voluntarios, sino que también por la nueva oportunidad que tenemos de poder realizar la actividad durante todos los días del año. ¿No te parecía muy duro estar con niños hospitalizados?. –Todo el mundo me pregunta siempre esto, por lo que quiero aclararlo. Cuando uno se imagina infancia hospitalizada se imagina un hospital oncológico como pueda ser La Paz o el Niño Jesús, pero no todo es eso. El Puerta de Hierro de Majadahonda tiene una hospitalización pediátrica de corta estancia, por lo que casi nunca se suelen ver cuadros demasiado duros emocionalmente hablando. Sí que es cierto que es un proyecto con una carga psicológica que puede ser diferente a la que tengan otros, pero creo que eso también hace que sea una actividad que te llena como voluntario

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