
Carlos e Itziar con su pequeña Julia: de becario y precario en Majadahonda a ERTE viviendo en Lavapiés
LIDIA GARCIA. La periodista Icíar Ochoa de Olano relata en el «Diario Vasco» la vida del granadino Carlos Vidal, 35 años, y la madrileña Itziar González, de 33, con su pequeña Julia desde la cocina de su casa. Y su testimonio conmueve: «Estaba a punto de experimentar el primer ERE y de doctorarse como malabarista de trabajos míseros: becario mal pagado de un periódico de tirada nacional, captador callejero de socios para una ONG, gestor de un blog de humidificadores, diseñador-redactor-fotógrafo de una revista de Majadahonda… Todo a la vez. «Pagaban una porquería y tarde. Acabé dejándolo y yéndome a una revista de motor». De nuevo, como becario y, después, como ‘freelance’ con coste cero para la editorial. El camino se estrechaba. «Entré en un bucle en el que las opciones se acababan. Nunca llegué a cobrar más de 700 euros al mes ni a tener un contrato que recogiera lo que ganaba. No he conocido otra cosa que el culebreo y el miedo. O coges esto o te vas a tu casa».

Icíar Ochoa de Olano
«Cuando pasa el tiempo aparece la frustración. Con veintitantos tiras con todo. Ahora miras atrás y te machacas preguntándote qué hiciste mal o en qué te equivocaste, pero al final me he dado cuenta de que es algo que tú no controlas. El mundo se desmoronaba a tu paso». Carlos Vidal, 35 años, recapitula desde el piso de Madrid al que se mudó hace 5 meses con su pareja, Itziar González, de 33, para recibir con mayor confort a Julia, su hija de 15 semanas. El recién estrenado papá glosa con cierta incomodidad un penoso rosario hacia el desencanto. Salió de Granada para ir a la capital a estudiar Periodismo. «La comunicación me apasionaba. Era muy yo. Y la cosa al principio pintaba bien». En tercer curso entró como becario en el digital de un gran grupo editorial y al año ya estaba contratado. Era la última traca de una era antes de precipitarse por el barranco de la recesión.
«Músico y compositor además de periodista sin oportunidades, le ofrecieron llevar la comunicación y la programación de una sala de conciertos y aceptó. En un concierto benéfico conoció a Itziar, una cantautora y entrenadora personal, y enseguida emprendieron una vida juntos en un pisito en Lavapiés. Vivían al día y planearon ser padres. Ya encontraría el modo de salir adelante. Saben que el momento ideal nunca llega. «La sensación de fragilidad e inquietud es el día a día y la naturalizas». La empresa donde trabaja Carlos ha entrado en ERTE. A Itziar, autónoma, se le acaba este mes el permiso de maternidad y de momento le aguarda la nada. En mayo no ingresarán lo suficiente para pagar los 1.100 euros del alquiler de la vivienda y tendrán que romper la hucha que empezaron a llenar cuando supieron que Julia estaba en camino.
«Me da miedo mirar de reojo a lo que viene. Parece un abismo. En el confinamiento en casa nos sentimos protegidos, pero estoy asustado», concluye el reportaje de Icíar Ochoa de Olano, periodista y licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra que comenzó a colaborar en «El Correo» en 1991. Siete años después ingresó en su plantilla. Desde entonces ha desarrollado su trayectoria profesional en varias secciones del periódico, con especial atención a la actividad social y política, y a las entrevistas de actualidad. También firmó los controvertidos artículos de la sección ‘La cabra suelta‘ en elcorreo.com. En la actualidad escribe para la sección de Reportajes que se publica a diario en todos los periódicos del Grupo Vocento.
Pues una pena, mucho ánimo para esta pareja, que lo necesita.
Y no tengo fuerza para dedicarles palabras vanas, decir algo más, es eso, nada.
Lo siento.
Ánimo a los dos,por vuestra hija, sé que es fácil decirlo,pero no os vengáis abajo, ésta situación tiene que cambiar, seguro!
Deberíais ir al Ayuntamiento y decirles QUE MENOS ASFALTAR Y MÁS AYUDAR
Sí,el PP y VOX,han hecho lo que NADIE NORMAL se le ocurre gastar CUATRO MILLONES Y MEDIO EN ASFALTAR MAJADAHONDA.
Deberíamos protestar TODOS LOS DÍAS,bien en presencia o caceroladas en contra de estos individuos,que a pesar de todo,ellos viven como reyes y sin trabajar.
Hay que sacar los dientes o nos comen ellos. Ellos que son nuestros TRABAJADORES y que les hemos dejado hacer lo que les convenía a ellos,no a los majariegos.
Pasen la voz,TODO Majadahonda debe de enterarse,van a actuar como siempre «a la chita callando».
Que por una vez,aprendan que los DUEÑOS DE ESOS DINEROS,SOMOS EL PUEBLO.
Teresa Gómez