SONIA BLUE. «Me llamo Juana, tengo 81 años y vengo desde la desesperación a este pleno. Y quiero ser escuchada porque tengo derecho a ello. Yo tengo una casa que hace muchos años eran dos casitas juntas. En una me pusieron un bar y así ha estado muchos años. Hemos protestado lo que no está escrito y este ayuntamiento nos ha ayudado muchísimo, han ido los servicios técnicos, han sonorizado una vez, no estaba bien, han sonorizado dos veces, tampoco estaba bien. Ellos cierran a la una, cierran a las dos, mis hijos han sufrido lo que no está escrito y por fin se muere el dueño y queda el heredero. Y el heredero cierra por jubilación. El bar ha estado tres meses cerrado este verano, pero resulta que luego pasa a dos hermanos, se le pasa a un yerno y pide una licencia para cambio de propietario. El bar no reúne condiciones, no tiene salida de humos, total, un desastre, pero está abierto». Una nueva denuncia por ruido, humos y actividades molestas llegó este martes al pleno del Ayuntamiento de Majadahonda. Y su relató conmovió a todos los asistentes porque la mujer que lo describía rompió a llorar delante de todos al explicar su drama y señalando a políticos y funcionarios municipales.


«Se produjo el cambio de propietario, que no sé si le han dado la licencia, si la tiene o no la tiene, pero en resumidas cuentas como no tenía salida de humos a mí me pone una bombona con una salida de humos por mi fachada, por mi finca. A mí no me pide permiso, a mí no me dicen nada, fui por allí por casualidad, porque me fui de allí aburrida con mis hijos, sin poder descansar. Nos fuimos y alquilamos la casita, pero se me fue un inquilino, se me va otro, y yo dependo de ese dinero para vivir porque con 600 euros de pensión… Trabajé 18 años en una cocina guisando para 500 niños, donde me han querido mucho. Mi marido de taxista no podía dormir… En resumidas cuentas, no quiero alargar más esto, me ponen ese tubo y en mi casa parece que hay un avión metido. Fueron los servicios técnicos del Ayuntamiento y certificaron que el bar no reúne condiciones, que tiene que hacer una obra, pero esa obra no llega. Y yo ya vengo aquí a suplicarle que eso se cierre de una vez o que tomen medidas, que lo quiten. No puedo tener inquilinos para poder pagar mis impuestos a este ayuntamiento, ¡ya está bien!, gracias por escucharme, porque esto es desesperación».

Le respondió el alcalde Narciso de Foxá: «Ya le he dicho al concejal que hable con usted, yo no sé cómo está el expediente, si está para quitarlo o para no quitarlo. Supongo que esta abierto el local», a lo que la vecina respondió reiterando el problema: «yo no sé si la licencia es provisional, no sé si se la han dado para que siga trabajando, pero como no tenía salida de gases me ha puesto un tubo grandísimo. Ya han ido a los servicios técnicos a ver y le dicen que eso no está bien porque si no hay salida de humos se lo quitan. Entonces el del bar hace una caseta sin permiso en un terreno que no es suyo, poniendo un tubo de gases en mi propiedad. Pero con el ruido del extractor los inquilinos no pueden vivir, como no he podido vivir yo».

«Cuando este señor insonoriza se le queda un techo de dos metros pero ahora lo ha cogido otro señor y lo ha tirado abajo. ¿Como se pone a tirar esas obras que este ayuntamiento hizo en su día? ¿Otra vez hay que llamar a los servicios técnicos para que vuelvan a insonorizar? ¿Cómo funciona esto?. ¡Que me lo expliquen los funcionarios, nuestro alcalde, quien sea!. Además he recibido amenazas: “si me quitas esto, te mato”. ¡Mañana me pueden dar a mí un corte porque a este señor no le viene bien que le quiten su negocio! ¡pero qué pasa aquí, ya está bien de sufrir tanto!, ¡no se puede permitir esto!. Tengo cinco hijos, he criado a dos hijos más de mi hermana que murió de cáncer, he atendido a mi madre durante 34 años, he estado en un colegio donde todo el mundo me quiere, ¿Por qué tengo este infierno en mi casa? ¿Quién tiene la culpa de todo esto?, ¡Que me lo digan, que ya está bien!. ¡Yo no tengo dinero para un abogado, porque no tengo para comer!. ¡No tengo ninguna carrera ni tengo estudios, pero sí tengo vergüenza y educación para respetar a las personas!».

Narciso de Foxá respondió: «ahora el concejal se reunirá con usted, pero creo que el ayuntamiento sí ha hecho cosas por usted y usted lo ha dicho», algo que en su inocencia corroboró la vecina: «muchísimas, usted cuando tenga mucho ruido llame usted a la policía, yo no tengo quejas de la policía porque ha ido y los ha echado fuera, pero él ha cerrado cuando ha querido, aunque después me haya dado la lata para que no podamos dormir. También he llamado a la Guardia Civil y allí ha estado. Si algo funciona bien en este ayuntamiento es la Guardia Civil, la Policía, la asistenta social, que he necesitado de ella y la he tenido. Y ya vengo a usted como último recurso, para que me escuchen los políticos, que ya está bien», retirándose del pleno entre sollozos y lágrimas. Escuche la intervención de los vecinos en el pleno en Radio MJD.

Majadahonda Magazin