SONIA BLUE. El turno de ruegos y preguntas del pleno del Ayuntamiento de Majadahonda registró la queja de un vecino que mostró sus quejas sobre la empresa de asistencia domiciliaria que ha obtenido la concesión municipal: «tengo una hija con una discapacidad del 85% y el servicio social últimamente no funciona. En vez de reunirse con las trabajadoras, que está muy bien que se reúna, reúnase con la empresa, que es con la que tienen que reunirse. Y si no, que deje el servicio y que la coja otra. ¿Qué solución tiene eso si no cobran? ¿cómo van a trabajar?, ¿con que animo?. Si nos ponemos cada uno en nuestro puesto y no cobramos ¿como vamos a funcionar? Pues muy mal». Narciso de Foxá respondió: «antes de reunirme con la empresa lo haré con las trabajadoras para saber de primera mano cuales son los problemas, esas son las labores de mediación, pero el problema me lo tienen que decir a mí las trabajadoras. El conjunto de las trabajadoras, no una, sino el grupo».


Fue entonces cuando intervino otra vecina en calidad de «trabajadora de este ayuntamiento»: «llevo muchos años atendiendo aquí a las personas, sé cómo funciona y sé cómo va. Nosotras hemos querido reunirnos con usted pero no ha querido. Yo soy la delegada de las trabajadoras, perdóneme si le estoy faltando al respeto o le estoy diciendo algo malo, pero no puede decir que solo se puede reunir con una trabajadora. Yo soy la representante de las trabajadoras y puede reunirse conmigo sola, porque represento a todas las que nos han nombrado y lo agradezco. Es la primera vez que vengo a un pleno porque las trabajadoras ya no soportamos más esto. El maltrato y el mal pago de la empresa. Cuantas veces he ido y me he plantado en Servicios Sociales y no me han atendido, me han tomado el número de teléfono pero no ha habido quien me llamara. Nosotras vivimos de esto, de este trabajo, y con amor y cariño vamos a trabajar, pero si no nos pagan con que cariño quieren que nosotros vayamos a atenderlos. Algún día lo va a necesitar usted, como todos, hasta yo. Y yo con todo amor y cariño los atiendo a todos. Ha dicho antes que quiere reunirse con nosotras y espero que nos diga cuando».

Narciso de Foxá concluyó: «Creo que es el jueves que viene a la una. No lo he dicho aquí, se lo he dicho a quién me ha pedido la hora, y si usted no lo sabe pues mal asunto. A mí no me importa que venga usted si es la delegada ni que venga un grupo de trabajadoras, lo que no quiero es que vengan 500, que no vengan las 22. A mí no me importa, pero si usted es la delegada yo encantado de hablar solo con usted, para mi es mucho más cómodo. Si usted es la delegada y las demás están de acuerdo, venga sola, si no puede ser pues vienen dos, tres o cuatro. Porque si hay más no hay quien se entienda con tanta gente».

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