«Una vida interesantísima la que en este libro se nos cuenta, con Carmen de Burgos muerta en Madrid, en 1932 (había nacido en 1867), de un ataque al corazón, aquella víscera cordial voluminosa, en sentido lato, tanto como su propietaria». En la imagen, el retrato que le hizo Julio Romero de Torres (Museo de Córdoba) y una reciente exposición en la Biblioteca Nacional (2024/25)

VICENTE ARAGUAS. (15 de agosto de 2025). Brava “Colombine”. Hay escritores mucho más conocidos por su anecdotario, también por su ligazón con otros autores, y ello es lástima. Por supuesto que en el caso de Carmen de Burgos “Colombine”, la categoría supera en ella a lo anecdótico, también porque su relación con Ramón Gómez de la Serna fue arma de doble filo. Porque en Ramón, no nos engañemos, es mucho más conocída la vida que la obra (“Pombo” y “Greguerías”, aparte, ¿quién lee hoy “El secreto del acueducto”, por ejemplo?). Y en cualquier caso, en sus amores, –los hubo, sin duda–, se produjo el natural trasvase. “Colombine”, de infancia en Rodalquilar (Almería), paisana –pues– de Federico Utrera, autor de “Memorias de Colombine. La primera periodista” (Hijos de Muley Rubio, Majadahonda-Madrid, 1998), es un personaje fascinante, algo así como una hermana menor de Emilia Pardo Bazán, con quien se daba un aire físico importante (e imponente).

Vicente Araguas

CARMEN DE BURGOS Y LA PARDO BAZÁN. Cierto que el talento de la coruñesa, su estilo, su concepto, superan con mucho no ya a “Colombine” sino a cualquier otra narradora española, de antes y después. Ahora bien, en la reivindicación de los derechos de la mujer Carmen de Burgos fue mucho más lejos. Bien que en lo privado ambas despacharon a sendos maridos, si no zanganos bastante impertinentes en cuestiones de igualdad de derechos. Las dos tuvieron amores y amantes, Lázaro Galdiano y, quizás, Blasco Ibáñez referidos a la Pardo Bazán y Ramón, de nuevo el autor de “La barraca” y Pérez Galdós tal vez, en el caso “Colombine”. Pero esta última fue abanderada de la presencia de la mujer en todos los terrenos, ya fuesen las urnas, la igualdad de salarios o el derecho al divorcio.

«Un libro ideal para todas las estaciones»

LA POLÉMICA VISITA A SAN PÍO. En este caso las esposas tenían bastante que ganar en un país decididamente machista, regido por leyes antediluvianas donde el marido que sorprendiera a su mujer en flagrante adulterio podía emprenderla a tiros, por ejemplo, con la pareja de amantes. Ninguna broma, pues, con un asunto donde el matrimonio era inviolable para la ley civil (distinta la anulación eclesiástica). “Colombine” no era religiosa, y sin embargo fue a Roma a entrevistarse con Pío X (sí, el San Pío del colegio majariego) llevada por sus afanes periodísticos, a los que se entregó con fe de practicante.

«Prefiero antes un buen libro de cocina que una mala novela» (Colombine): «Aparte escribió de todo: novelas, teatro, biografías, incluso –diriamos hoy– manuales de autoayuda que se vendian a porrillo, consciente de que con ello “Colombine” se jugaba el que la llamasen autora de libros de “cocina”, por ejemplo, subestimando el resto de su producción»

ESCRITORA POLIFACÉTICA. Aparte escribió de todo: novelas, teatro, biografías, incluso –diriamos hoy– manuales de autoayuda que se vendian a porrillo, consciente de que con ello “Colombine” se jugaba el que la llamasen autora de libros de “cocina”, por ejemplo, subestimando el resto de su producción. Una vida interesantísima la que en este libro se nos cuenta, con Carmen de Burgos muerta en Madrid, en 1932 (había nacido en 1867), de un ataque al corazón, aquella víscera cordial voluminosa, en sentido lato, tanto como su propietaria. Una dama “jamona”, es su autodescripciòn, hoy totalmente desaparecida para mujeres apetecibles por sus redondeces, cuyas adiposidades físicas y espirituales (“Colombine” fue una mujer excesiva para su tiempo, una heroína de las mujeres en trance de emancipación) encuentran en nuestro Federico Martínez Utrera un autor ideal para actuar como “médium” más que como transcriptor de los textos autobiográficos colombinos (si se me permite el adjetivo).

«Una heroína de las mujeres en trance de emancipación que encuentra en nuestro Federico Martínez Utrera un autor ideal»

MIS LECTURAS DE VERANO. Un libro ideal para todas las estaciones, que pide a gritos reedición. Para todo el año, digo, aunque yo lo haya leído estos días de finales de julio, en Majadahonda, entre Praga y Neda (Coruña), arrullado –incluso- por esa cierta brisa que contradice tópicos sobre la inclemencia climática majariega. Los tópicos sobre la “Colombine” simplemente anecdótica se los lleva también por delante este libro de bellísima factura y contenido ejemplar. Como Carmen de Burgos “Colombine”, cuya infancia transcurre desde los campos de Níjar y el Cabo de Gata a Rodalquilar (Almería). Bandera de causas que hoy ni los más sansirolés discuten.

Majadahonda Magazin