JULIA BACHILLER. Algunos “abuelos” de Majadahonda expusieron bellos relatos en el “Día de los Abuelos” que se celebró este martes 26 de julio (2022) en el Centro de Mayores Reina Sofía de Majadahonda bajo el título de “Feliz Día Abuelos”. Son cartas y relatos dedicados a sus nietos en conmemoración de tan emotivo día. Como homenaje, en este artículo reproducimos desde MJD Magazin algunas cartas de abuelos cuyo emotivo contenido, como la de Gervasio Melgar, dice así: “¡Que hermosas son tus manos, abuelito! ¡Que hermosas son tus manos con arrugas! Son manos que me cuentan una historia de sudores y penas y dulzuras. Han trabajado mucho y han sufrido. Saben de la alegría y de la angustia. Supieron dar el pan, plantar el árbol, cultivar el rosal, dar la ternura. Algún día lejano -dulce día- tendré, abuelo, las manos con arrugas. Y la gente dirá: ¡Que hermosas manos! ¡cómo saben de glorias y de luchas! Y un nietecito mío, puro, alegre, de alma empolvada con blancor de luna, abuelo, me dirá: “también mis manos serán alguna vez, como las tuyas”.


El abuelo de Clara: «Clara se acercó a su abuelo y le preguntó revolviéndole el pelo: “Abuelo, ¿Por qué tienes el pelo tan blanco?”. El pelo se vuelve blanco cuando vamos envejeciendo”, contestó a la niña el abuelo. “¿Y que es envejecer?, volvió a preguntar Clara. “Es vivir”, contestó el abuelo. “Si no vives no puedes envejecer”. “¿Y que es vivir?”, dijo la niña ladeando la cabeza. “Vivir es hacerte viejo”, respondió el abuelo. “Empezamos a morir en el momento que nacemos”. Clara lo miró interrogante. «Cuanto más tiempo vives, más viejo te haces. Cuanto más viejo seas, más habrás vivido y más cerca estarás de la muerte. Las arrugas y las canas son señales del paso del tiempo, de la vejez y debemos saber aceptarlo. Hay que saber disfrutar de los diferentes momentos que nos depara la vida”, continuó hablando el abuelo. «Las arrugas y las canas son señales del paso del tiempo, de la vejez y debemos saber aceptarlo. Hay que saber disfrutar de los diferentes momentos que nos depara la vida”, continuó hablando el abuelo. «Ser viejo no es malo, es una etapa más de la vida que hay que saber disfrutar. Si fuera joven“, dijo acariciando la cara a su nieta, “ahora no podría estar aquí contigo”. Clara se quedó unos minutos pensativa y dijo: «¡Gracias abuelo!”. “¿Por qué?”, contestó el abuelo. “Por hacerte mayor, por vivir”, respondió Clara, acariciando el pelo de su abuelo y dándole un beso en la mejilla (Anónimo).

Ramón de Almagro: «El niño mira al abuelo. Y lo invita a su jugar. Dolorido está el abuelo, Pero acepta, sin chistar. Cuando pasan los minutos, el viejo siente al jugar, que ya no le duele tanto, lo que lo hacía penar. Y entonces, entonces son carcajadas, las que se escuchan de a par, de ese nieto y de ese abuelo, que disfrutan por igual». (Anónimo): «Abuelo querido. Ternura y humor. Tus besos, tus mimos. Te quiero pedir. Paseos y cuentos. Historias sin fin. Abuelo querido. Me gustan a mí. No hay nada más lindo. Que cuentes de ti. Tu vida, tus sueños. Para compartir. Abuelo en tu día. Te quiero pedir, que junto a mi lado, me enseñes a vivir.

Majadahonda Magazin