FERNANDO BRUQUETAS DE CASTRO. También conocía las andanzas de muchos artistas, porque entre los manager se relatan casi todo, me dijo… Yo contribuí contándole alguna historieta que presencié en los camerinos antes, durante y después de las actuaciones del «Beach Club» de San Agustín. Allí, entre bambalinas, vi a alguna mujer afeitándose, a una folclórica haciendo pis en un jarrón, a un cantante realizando enjuague bucal con güisqui de 15 años, a otro abusando de los polvos de «tacto», decía, y no sé cuantas cosas más. Eran los tiempos del todo vale y, a fe mía, de que todo, o casi todo, valía. ¡Qué tiempos!
O tempora o mores. Esto es, ¡Oh tiempos! ¡Oh costumbres! Y luego venía aquello de «hasta cuándo abusarás de nuestra paciencia» que lo he tenido que repetir una y mil veces en estos años, para no deprimirme mucho. Como terapia ha dado resultado, como lo dio en su momento, cuando los artistas gays le dieron la espalda al outing, pensando que no iba a transcender. Nosotros reivindicamos el matrimonio en las páginas del Outing, aunque el término siempre haya sido lo de menos, pero importante e incluso decisivo ahora, solo para que se entienda que se trata de lo mismo: de la unión de dos personas, cuyo fin es la vida en común y, quizás, compartir el amor, si es que el amor logra sobrevivir a la vida en común, que esa es otra. Y, por otro lado, si el fin del matrimonio solo fuera la procreación… muchos habrían fracasado antes de empezar, como todos saben y están pensando.







No es igual que sea para procrear o no. El matrimonio, por la estabilidad social, ayuda intergeneraci… https://t.co/wdL4tZnmjO