CRESCENCIO BUSTILLO. El nuevo alcalde Francisco Gómez, conocido como Paco el «Vinanes», era dadivoso. La primera convidada con quien quiera que se juntara era la suya. Conocía a todos los toreros así como a los ganaderos, por eso durante su mandato llevó unos inmejorables carteles de toros. Su casa durante las fiestas era un hotel a todo estar donde se alojaban toda clase de personalidades, desde los aristócratas, los políticos, periodistas, hasta toda la gama variada de artistas. Por todas estas razones no pudieron echarle del cargo sus adversarios locales y eso que trataron de hacerlo, pues pisaba muy fuerte en las altas esferas de la política nacional.


Primo de Rivera

En el pueblo de Majadahonda, el hombre trató de hacerse con una masa más o menos de gente que le siguiera y le respaldara, pero a excepción de sus hermanos y familiares no le seguía nadie. Después llegó a reagrupar alguna gente, poca, y esta fue por el ofrecimiento de cargos que fueron acoplándose en las distintas dependencias por las que se regía el pueblo. Y también por el desengaño que se llevó la gente al ver como se fusionaban las familias de los dos caciques anteriores, que siempre habían estado a matarse. Entre estas opiniones encontradas también había una neutra, que era bastante importante y que permanecía indiferente observando como evolucionaban los acontecimientos.

Crescencio Bustillo en 1976

La labor de este hombre como alcalde tuvo de todo. Sacó al pueblo del marasmo al que estaba acostumbrado e hizo grandes obras como escuelas modernas, alcantarillado o el matadero. También amplió las aguas haciendo un nuevo pozo, pavimentó alguna calle y derribó el Ayuntamiento para construir otro nuevo, lo cual no llegó a realizarse del todo, pues como vino la guerra y quedó todo el pueblo arrasado, no iba a ser él una excepción. En el aspecto social y político fue un “dictadorzuelo” blanducho. No impuso restricciones a la gente para que hablara cuanto quisiera, era incapaz de hacer daño a nadie directamente, por eso cuando vino la República y más tarde la guerra nadie se metió con él. Sin embargo cuando terminó la contienda con el triunfo de los nacionales, los descendientes del “Tío Fraile” y del “Tío Sopas” lo metieron en la cárcel. Y gracias que aún conservaba conocimientos antiguos, pues no en balde tenía uno de los números más bajos en los carnets de la Falange, habiendo sido íntimo amigo de José Antonio. Si no, se lo cargan definitivamente.

En lo que no estoy de acuerdo es con su gestión en el Ayuntamiento. Las obras y reformas que mandó hacer fueron muy caras, subió los impuestos y creó tal cantidad de nuevos tributos que la gente se veía y se deseaba para poder pagar. Claro que quienes más tenían que pagar eran los que más tenían (no es bueno quedarse tuerto, por ver a otro ciego). Estos eran los “clanes” reunidos de los antiguos caciques, por eso nunca se lo perdonaron. Y en la primera ocasión que tuvieron le metieron mano de verdad. Como ya he dicho anteriormente, el ser blando y tolerante con la gente permitió que esta se reuniera y hablara.


Jueces Municipales y Suplentes para Majadahonda: Domingo Sánz de Rozas Juan Millán Hernández (26-12-1927)

Por otra parte, como había cada vez más obreros que salían con sus bicicletas a trabajar fuera, estos escuchaban conversaciones y empezaron a conocer los derechos del trabajador. También se leía cada vez más: periódicos y revistas, folletos y libros de contenido social. Todo esto contribuyó a ir cambiando poco a poco el contenido social y político del pueblo, proceso este que no paró sino que se aceleró con la proclamación de la República, hasta el extremo de desatar las pasiones más violentas que condujeron, como en el resto de España, al desastre más grande que hayan conocido los siglos, luchando entre sí los hijos de un mismo país.

Jurados por sorteo en Majadahonda (1927): Anastasio Labrandero Magdaleno Francisco Bustillo Martínez Vicente Descalzo Villegas Deogracias Gómez Alvarez Hipólito Hernández Labrandero Bonifacio García Rodríguez Victoria Solano Atienza: revocada de Maestra de Majadahonda

Jurados por sorteo en Majadahonda (1927): Anastasio Labrandero Magdaleno, Francisco Bustillo Martínez, Vicente Descalzo Villegas, Deogracias Gómez Alvarez, Hipólito Hernández Labrandero, Bonifacio García Rodríguez, Victoria Solano Atienza: revocada de Maestra de Majadahonda

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