J. FEDERICO MTNEZ. Los casos de Ana Garrido en Boadilla del Monte cuando denunció la corrupción en el consistorio que dirigía el alcalde Arturo González Panero «El Albondiguilla» (PP) y el de Mar Uriarte, militante de Ciudadanos (Cs) en Majadahonda, se parecen como dos gotas de agua. Solo que Mar Uriarte se ha ido a la Fiscalía Anticorrupción en la Villa y Corte, ya que su caso no lo sacó a la luz su propio partido en Majadahonda sino que fue ella la que acudió por propia iniciativa al Fiscal en Madrid. Uriarte fue primero a su propio banco, luego al sindicato CC.OO, pero nadie le hacía caso, pues encontraba complicidad o silencio en quienes desempeñaban la propia actividad bancaria. Finalmente se armó de valor y emprendió por sí misma las acciones legales correspondientes. Hoy todos aprecian su lucha contra la corrupción, en este caso el blanqueo de capitales, que tiene como protagonistas a la «mafia china» y a la «mafia rusa» junto con empleados y directivos de banca. «Uriarte ha pasado gran parte del tiempo en los juzgados, intentando que se le aplique la Ley de Blanqueo de Capitales, así como que se reconozca que su despido no estuvo justificado o su causa médica. Su marido, Arturo Gómez, ambos militantes de Ciudadanos en Majadahonda, ha vivido junto a ella todo el proceso, que aún está lejos de terminar: «Hemos gastado todos nuestros ahorros, más de 300.000 euros en abogados, solo para descubrir que en este país no hay ningún interés en perseguir la corrupción, sino más bien lo contrario».


Ambos se sienten víctimas de tortura y no descartan elevar su caso al Tribunal Europeo de los Derechos Humanos si aquí son rechazadas sus peticiones. «Me han destrozado la vida, hasta me desapareció la regla y no me ha vuelto, por lo que me han quitado también el derecho a tener hijos. Pero si me vuelve a pasar, lo vuelvo a decir, yo no me callo nunca», zanja Uriarte en un reportaje que publica Alfredo Pascual en El Confidencial. «La vida de Mar Uriarte (Almería, 1975) se complicó una mañana de enero de 2012. Ese día, el director de la sucursal de Bantierra-Caja de Abogados donde trabajaba le pidió que adelantase el almuerzo, ya que a las tres había programado una importante reunión de negocios en su despacho».

«En la sucursal de la calle Ponzano, en Madrid, adonde la acababan de destinar, solo estaban el director, el subdirector y ella. «Por la puerta entraron nueve personas, siete de ellas de origen asiático y dos españoles», relata Uriarte, que se licenció en Derecho pese a haber dedicado su carrera a la banca. «Los españoles se nos presentaron como prescriptores. Es habitual que en los bancos haya intermediarios que cobren una comisión por llevar hipotecas de terceros, pero en la Caja de Abogados nunca se había hecho. Pues bien, nos anunciaron que estos prescriptores no solo iban a cobrar del banco, sino también del cliente», continúa en su relato a Alfredo Pascual. Lea el reportaje completo.

«Estoy acostumbrada a la resolución de conflictos».  Su biografía no deja lugar a dudas: es una mujer preparada, que domina varios idiomas, que tiene una alta cualificación y que posee una honradez a prueba de bomba. «Mi nombre es Mar Uriarte Baena, soy abogado en ejercicio, colegiada en el ICAM con el núm. 81751, aunque actualmente quiero orientar mi carrera al sector al mundo de la empresa donde creo que creo que tengo más que aportar. Tengo una experiencia en Banca de mas de 18 años pero en octubre de 2016 fui despedida debido a las continuas fusiones que venía sufriendo mi Banco y también a las continuas reestructuraciones de plantilla… Desde entonces estoy en búsqueda activa de empleo. Me considero una persona trabajadora, constante, con ansias de superación y de un aprendizaje continuo tanto por parte de mis superiores como de mis propios compañeros. Soy una persona con un gran perfil comercial porque tengo dotes para ello, mi simpatía, mi alegría, mi positivismo, contribuyen en gran parte para ello. Estoy acostumbrada a la resolución de conflictos, tanto a nivel interno entre clientes o bien entre clientes y compañeros, lo que me hace tener grandes dotes de mediación. La resiliencia es otro de los adjetivos que me caracterizan dentro de mi perfil personal y profesional ya que soy capaz de adaptarme a cualquier tipo de circunstancia sin ningún tipo de problema, ya sea a corto, medio o largo plazo».

Majadahonda Magazin