MANU RAMOS. El coronel de la Armada, Antonio Martín-Bilbatúa como miembro de honor de la comisión integrada por militares de los tres ejércitos, los policías locales de Majadahonda que se han jubilado y que recibieron su merecido diplomas y un homenaje a los miembros de las fuerzas armadas que han formado parte de la misión española en Afganistán fueron los protagonistas del Día de la Bandera 2021 en Majadahonda durante este martes 12 de octubre (2021). Pero ¿quienes son los Martín-Bilbatúa? El coronel que presidió los actos de Majadahonda junto al alcalde forma parte de una estirpe militar de enorme arraigo en España. Su primera mención a estos ilustres apellidos castrenses la encontramos en una edición de «La Correspondencia Militar», periódico editado en 1912 y conocido como «La Corres«. De carácter conservador, se menciona incluso en las memorias de Cansinos-Asséns, maestro de Borges, y tituladas «La Novela de un Literato«. Otra mención lo sitúa en «El Debate«, de tendencia progresista, esta vez en el año 1.914.
EN LA II REPUBLICA Y CON FRANCO. Aparece un Martín-Bilbatúa en el trabajo de investigación «El problema regional durante la II República: el «caso riojano» y en otro titulado «Paz, paz, paz y siempre paz: el somatén riojano 1923-25» de Carlos Navajas Zubeldia, doctor en Historia Contemporánea e investigador del Instituto de Estudios Riojanos. Tras la guerra civil, encontramos otro militar Martín-Bilbatúa en el periódico «Nueva Alcarria» de Guadalajara, «órgano de FET y de las JONS» con fecha de 1941 el día de las fiestas de la patrona de la Academia de Infantería. También se hallan sus apellidos en el Diario Oficial del Ministerio del Ejército de 1961 por el que se dispone que el General de Brigada de Infantería Antonio Martín Bilbatúa pase a la situación de reserva «por haber cumplido la edad reglamentaria» el día siete de enero del corriente año». Así lo dispone por Decreto dado en Madrid a doce de enero de 1961 de Francisco Franco y firma la orden el ministro del Ejército Antonio Barroso Sánchez-Guerra.
GOBIERNO DE ADOLFO SUAREZ. Nuevamente encontramos a un Comandante (S. T.) Antonio Martín-Bilbatúa Sáenz de Santamaría en el Boletín Oficial del Ministerio del Aire con fecha de 1966 cuando se informa del curso de aptitud para el servicio de Estado Mayor mediante una Orden Ministerial núm. 1.240/66 y «como resultado del concurso-oposición anunciado quedan designados para cubrir las plazas de este Ejército, los Jefes y Oficiales del Arma de Aviación que a continuación se relacionan». En 1974, son nombrados «alumnos del curso para la obtención del Título de «Observador de Aeroplano», que se desarrollará en la Academia General del Aire» un total de 20 militares, entre ellos el comandante Antonio Martín-Bilbatúa y Sáez de Santa María. En abril de 1982, bajo el gobierno de la UCD de Adolfo Suárez, figura un Antonio Martín-Bilbatúa Gómez como «aspirante admitido en las pruebas de ingreso al Cuerpo de Farmacéuticos del Ejército del Aire». Y ya más recientemente encontramos a un Antonio Martín-Bilbatúa Aznar como “Opositor al Cuerpo Jurídico Militar”, aunque finalmente dedicado a asuntos civiles.
SIN PRIVILEGIOS POR EL APELLIDO. Y una curiosidad: el grupo de facebook «Yo hice la mili en la Base Aérea de Getafe Zona Centro», organización sin ánimo de lucro, refleja el testimonio de Carlos Funcia Fernandez, donde cuenta como en el Verano del año 77 su «amigo y compañero Antonio Alfaro, quien por entonces era su padre el JEMA y su tío el Jefe de la JUJEM (Antonio y Emiliano) y que como se puede observar no existían ningún tipo de favores en relación al Servicio, pues estuvimos 15 meses cumpliendo con nuestro deber con España (yo era hijo de coronel)» salieron «tan contentos y orgullosos, después de la Jura de Bandera», cuando «nos destinaron al Escuadrón de Servicios en la Seguridad del Cuartel General del Aire, en Moncloa, a la PA, con el mando del Teniente Coronel Antonio Martín-Bilbatúa Sáenz de Santamaría. Sin ningún tipo de privilegios, fueron una etapa que jamás se olvida y en estos momentos y a estas alturas, según lo que nos rodea, se echan muy muchísimo de menos, los valores que allí se estilaban, se enseñaban y se practicaban. Saludos y fuertes a brazos a todos vosotros por vuestra dedicación y entrega a no dejar caer en el olvido estas cosas tan hermosas, que ahora tan poco se valoran».