CRESCENCIO BUSTILLO. Relacionado con estas visitas de los domingos a mi casa, recuerdo que aquel invierno fue bastante crudo y uno de aquellos días amaneció nevando, llegando a cuajar la nieve en el suelo. Pero antes de mediodía dejó de nevar y salió el sol con unas perspectivas halagadoras. Ante este panorama tan prometedor, tanto el de Alpedrete como yo decidimos arriesgarnos y marcharnos a nuestros respectivos pueblos. El viaje de ida a Majadahonda fue bien, pero a eso de las 3 de la tarde, empezó de nuevo a nublarse y por supuesto a volver a nevar. Por si más tarde se ponía peor, aligeré cuanto pude y me fui a la estación de Las Rozas, que me pillaba más cerca, para coger el primer tren que bajara hacia Madrid, pues todos los que nos juntábamos allí no las teníamos muy seguras que sucediera, ya que las noticias que se recibían hablaban de estar los puertos cerrados, sin saber…


Majadahonda Magazin