PAULA BERBELL. El escritor Francisco Umbral, que falleció en Majadahonda, intimó sobre todo con Michi Panero, el menor de los hijos del poeta Leopoldo Panero. Michi presentó en RNE un espacio radiofónico que consistía en entrevistar a escritores y artistas exiliados que regresaban a España tras la muerte de Franco y que iba a ser realizado en un principio junto a Francisco Umbral, según reveló éste: “En un mismo día me han propuesto hacer un programa de televisión con Ira de Furstenberg, una comedia con Tennessee Williams y un programa de radio con Marisa Torrente y Michi Panero”. Marisa Torrente es la penúltima de los cuatro vástagos mayores del escritor Gonzalo Torrente Ballester. Su recuerdo sirve de aplauso a la ciudad de Astorga, que celebra este 27 de julio las primeras Jornadas de Homenaje al poeta Juan Luis Panero. El jueves, 25 de agosto, los cines Zoco de Majadahonda emiten también en pantalla grande “El Desencanto”, la histórica y célebre película sobre los poetas Panero.
Umbral cuenta como un año después, ya con la Constitución de 1978 aprobada, se celebran elecciones y el escritorproporciona este retrato de un nuevo encuentro con Michi Panero: “Ya está liado el cirio de las siglas. Las siglas políticas son como ratoneras de cazar el ratoncito blanco del voto. Iba yo a comprar el pan y el portero me dio un libro. Una edición príncipe de Ramón (Gómez de la Serna) que me regala Michi Panero con dedicatoria: «De Michi, el que incordiaba, un beso, o bueno, lo que sea. Al fin y al cabo soy un perdedor. Y un simple pétalo de rosa (me adjunta un pétalo entre las páginas), pero bueno, como John Coltrane. A Ramón le horrorizaría la dedicatoria.» “He ahí un voto soltero, el del chico hablador y listo de “El desencanto”. Me lo dijo en una noche de ginebra y confidencia: –Umbral, yo soy la menor de las hermanas Brönte. Pues cuida tu voto, Michi, en estas cumbres borrascosas de la democracia, cuida tu voto de soltero: sigues de doncel del conde de Motrico, también llamado la condesa descalza por lo mucho que le han descalzado o se ha descalzado del franquismo, del fraguismo, del arias-navarrismo, de la diplomacia y del Gobierno. (Ahora se calza otra vez espuelas de oro con rodaja de doblones, que le sobran, para presentar CD, o sea Coalición Democrática). Estamos en lo que el maestro Dámaso, homenajeado hoy en Valentín, llamó «este siglo de siglas».
Una semana después, con motivo del ingreso de la escritora Carmen Conde en la Academia de la Lengua, recuerda de nuevo la ingeniosa comparación de los Panero con las tres hermanas escritoras Brönte, que comenzaron como poetas en la Inglaterra de mitad del XIX y dos de ellas se convirtieron en célebres escritoras gracias a sus novelas: Charlotte escribió “Jane Eyre”, Emily la famosa “Cumbres borrascosas” y Anne, la más pequeña y quizás menos talentosa de las tres, publicó “Agnes Grey”: “Lo que ya no se encuentra, ni por arriba ni por abajo de la sociedad española, es a las mujercitas de la señora Alcott. Y de las hermanas Brönte sólo nos queda la menor, transubstanciada y tranverberada en Michi Panero, según he contado aquí el otro día”.
La relación entre Umbral y Michi continua desde entonces, pues el hermano menor de los Panero le telefonea de vez en cuando para darle alguna noticia: “Michi Panero me llama mientras escribo, para decirme que Manolo Viola (que en algún punto de la geometría madrileña de hace unos años se dirigía hacia Sandra como una línea del ángulo recto hacia la otra), que Manolo Viola se ha caído, se ha quebrado la cabeza, está asimismo internado, intervenido, grave. Eran los dos protagonistas de la mala novela de unas luces de bohemia ya a media luz, y la vida les pone la zancadilla al mismo tiempo”. Sandra era una argentina de Asturias, integrante “del «sector crítico» del sector crítico de la crema de la intelectualidá antifranquista” que frecuentaba el Café Gijón y dejaba entrever “amores con Neruda, filialidades con Negrín, trapicheos con Manuel Viola”. Otro testimonio sobre la vida de Sandra y su confesión de hija del doctor Negrín lo escribió Antonio Granados Valdés en “De Gijón al Café Gijón, 1949-2001”. Un año después, Umbral se lo tropieza “en el almacén de maniquíes de Ramón Areces” y en lo que parece ser un acto de la Fundación del propietario de El Corte Inglés “hablamos de erotismo a propósito de un libro mío, «La bestia rosa».
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