LIDIA GARCIA. Varios apoderados de diferentes partidos políticos han denunciado a MJD Magazin este 31 de mayo (2023) que en numerosos colegios electorales de Majadahonda las papeletas sobrantes de las distintas candidaturas, que han de ser destruidas por ley y sacadas del recinto antes de que comience el recuento para evitar «tentaciones» de «pucherazo«, fueron depositadas en los distintos contenedores móviles de color verde que poseen los propios centros escolares. Así lo hicieron los ordenanzas que estaban de servicio, ya que ninguno de ellos recibió instrucciones de trasladarlas a los contenedores azules que recogen solo papel para poder ser reciclado. Esto significa que al menos 10 contenedores móviles de color verde repletos de papeletas con las candidaturas de Majadahonda no pudieron reciclarse. Según estas mismas fuentes, todo esto ocurrió en la mayoría de los colegios electorales de la Comunidad de Madrid y «posiblemente de toda España«, lo que pone en entredicho la eficacia de las políticas de reciclaje de papel a nivel local, autonómico y municipal. Ya diversas organizaciones como Mapfre advierten que el uso del papel supone la destrucción masiva de árboles: «Reciclar una tonelada de papel salva hasta 20 árboles«.
«Cada año se talan 4.000 millones de árboles en el mundo para fabricar papel. Para producir una tonelada de papel virgen, se requiere de 2 a 3,5 toneladas de árboles, es decir, una media de 28 a 49 árboles. ¿Sabías que por cada tonelada de papel que dejamos de imprimir, evitamos la tala de hasta 20 árboles, el consumo de 7000 kWh y el de 5000 litros de agua. Dejando de imprimir aquello que no es estrictamente necesario, generamos un impacto positivo en el planeta, evitando malgastar nuestros recursos», indica una campaña de la aseguradora cuya sede central está precisamente en Majadahonda. No hay datos oficiales de este despilfarro pero Onda Cero hizo un estudio regional: «Más de 40 toneladas de papel, unos 500 kilos de tinta y 15 días de intenso trabajo a tres turnos para imprimir cerca de 20 millones de papeletas y en torno a un millón de sobras que llegaron a más de 2.000 mesa electorales de todo Aragón el 28-M».
Solo en Málaga, el diario La Opinión estimó que «en la última cita electoral municipal se estimaba que el número total de candidaturas podría ascender hasta 20, lo que totalizaba 8,7 millones de papeletas. A esta cifra se añaden 300.000 papeletas que se entregaron al INE para el voto por correo (se estimaban 15.000 solicitudes, según información facilitada por el Instituto Nacional de Estadística, que es el organismo que sacó a concurso la impresión de las mismas, sin que sus funcionarios ni directivos se preocupasen de obligar a los ganadores de la licitación a garantizar y probar su reciclaje). A ello hay que añadir un 10% de reserva, que quedaba en posesión del propio Ayuntamiento para atender posibles reposiciones. Sumando todas las cifras, para estas elecciones municipales se necesitaron en Málaga un total de 9,9 millones de papeletas a imprimir», y el 100% fueron a la basura sin reciclar. También en Vigo, La Voz de Galicia se ha preocupado por esta cuestión: «Con todo sumado estaríamos rondando las 3,7 millones de papeletas y un tercio de esa cifra en sobres. Es mucho papel, muchísimo, y eso tiene un coste económico y ambiental. Cada papeleta mide 29,5 centímetros, con lo que superarían los 100 kilómetros. Puestas en fila nuestras papeletas formarían una línea continua por la A 52 desde Vigo hasta más allá de Ourense (y podríamos hacer una línea discontinua en paralelo con los sobres). También pesan mucho: unas 600 papeletas pesan 1 kilo, por lo que estaríamos hablando, solo en papeletas, de más de seis toneladas de papel. Como se imaginarán todo esto tiene su coste energético, que rondaría los 145.000 kilovatios. Su impacto en los recursos naturales es de unos 1.000 árboles y un consumo enorme de agua cercano a los cinco millones de litros. Por supuesto, la emergencia climática también entra en juego con estas papeletas que nos dejan la papeleta, valga la redundancia, de unas 40 toneladas de CO2 añadidas«.
Es triste ver como este aspecto medioambiental tan trascendente, pasa desapercibido para la casta política, cuyo único interés consiste en lograr su escaño, ese que durante 4 años les aislará de la cruda realidad que vive el entorno económico social en el día a día, y que les permitirá mirar al resto de sus conciudadanos por encima del hombro.
De otro lado las imprentas, esas que fueron agraciadas con este ansiado negocio, cuyo maná desciende de los cielos cada 4 años, y que les viene de perlas para equilibrar sus balances enfrentados al acoso de la digitalización exterminadora del soporte papel.
Es preciso acometer la digitalización de los procesos electorales, como un aspecto más de la Administración Digital, que supondrá importante ahorro de tiempo y recursos (materiales y humanos), que como siempre ha de soportar el erario público, en razón al desinterés y anuencia de estos artistas del disparo con pólvora del Rey.
Son cada vez más los países de Europa Central, que han implantado la digitalización en sus procesos electorales, en base a la responsabilidad de sus políticos contando con el beneplácito de una sociedad cada vez más digitalizada.
LISTAS ABIERTAS YA !