
«No solo Doña Desidia se adueña de Majadahonda en lo que se refiere al “monstruo” en pleno Bulevar Cervantes, esquina Hernán Cortés. En Molino de la Hoz el asunto es otro. El famoso posadero de cormoranes, obra del conocido y generoso escultor húngaro Miklos Pàlfy, que en su momento sustituyó al tronzado y machadiano olmo que como consecuencia del elmbalse-cacicada, hoy cochambre, pasó de la orilla del río a ser presa embalsada o, tal vez, embalsamada».
VICENTE ARAGUAS. (Majadahonda, 8 de septiembre de 2025). En Molino de la Hoz. Escribo, o no, de temas estrictamente majariegos, en este medio digital al que me trajo un azar afortunado. Y donde estoy tan feliz, luego de tantísimos kilómetros, creo no exagerar, de escritura y palabreo (docente o no), que pocos lugares cambiaría ya por este. Porque puedo sentir el (buen) aliento de mis convecinos majariegos, que me hablan en las calles de la Majada, con esa confianza que da el verte cada día en el aire digital. Sí. Pero no es solo la gente de aquí la que lee nuestro Majadahonda Magazin, que este medio vuela hacia tantos lugares, como vimos el año pasado cuando repliqué a mis paisanos necios que desde un bar coruñés, –cambió de gestores, mejor para el bar–, motejaban a los madrileños de “fodechinchos” (algo así como “jodejureles”). Y si volamos lejos también lo hacemos en vuelos de proximidad, así los que nos llevan a Boadilla, Pozuelo, Villanueva del Pardillo, Galapagar o Las Rozas. A este municipio, en concreto a la Urbanización Molino de la Hoz viajo cada mañana, desde hace 50 años, para explicar Poesía a mis discentes de Colegio Logos. Hago el mismo recorrido que hacían en la posguerra los majariegos, estos lo harían a pie o en carromatos, que molían el trigo, o lo que fuera en el molino movido por el Río Guadarrama, que había en la entrada de lo que hoy es flamante urbanización.
Vuelvo a ella, como tema, para que se vea que no solo Doña Desidia se adueña de Majadahonda en lo que se refiere al “monstruo”, maleza profusa, edificio abandonado ya por más de una década, colonia gatuna disputada por quienes deben alimentarla y las damas que lo hacen de “motu proprio”, causando problemas de todo tipo a los mininos en cuestión. Esto en pleno Bulevar Cervantes, esquina Hernán Cortés. En Molino de la Hoz el asunto es otro. El famoso posadero de cormoranes, obra del conocido y generoso escultor húngaro Miklos Pàlfy, que en su momento sustituyó al tronzado y machadiano olmo que como consecuencia del elmbalse-cacicada, hoy cochambre, pasó de la orilla del río a ser presa embalsada o, tal vez, embalsamada. Allí siguen ambos, árbol y posaderos, como reliquias fantasmagóricas de un presente desidioso y lamentable. Porque un año después, desprendida la escultura de su base, ahí sigue, semisumergida, pieza que acabará siendo más herrumbre aun para un embalse o lago muy turbio por culpa de la dejadez patria que piensa que para los ríos la “merde”, en francés, más fino, aunque siempre le podríamos decir, eufemistas, “le mot de Cambronne” [“La palabra de Cambronne”] en honor de aquel militar bizarro que invitado a rendirse por los ingleses les dijo. “La garde meurt mais ne se rend pas. Merde!” [El guardia muere, pero no se rinde. ¡Mierda!]. Eso.

El Molino de la Hoz y su panorámica: «los culpables suelen estar bastante más cerca. Y a veces somos nosotros los cómplices de los desafueros».
Pero yo quiero decir que en Molino de la Hoz, embalse orillado por Las Rozas y Galapagar, por hallarse en el Río Guadarrama, dependiente de la Confederaciòn Hidrográfica del Tajo, la cosa va de mal en peor. El agua, pútrida, los peces que en ella habitan, contaminadísimos. Y, para colmo, y la Comunidad de Propietarios de Molino de la Hoz algo tendrá que decir, una obra de arte hundida, dando sensación de desidia absoluta. Como vemos no es solo Majadahonda, y el esperpento de Bulevar Cervantes con Hernán Cortés, la culpable de fealdades ambientales. Algo huele a podrido, y en este caso no como en la Dinamarca del “Hamlet” shakesperiano. Huele aquí, y ya no es cosa de echarle la culpa al gobierno, cual en el famoso “porco governo!” del italiano que habiendo ido a la playa se enfadó con quienes mandaban porque llovía. Los culpables suelen estar bastante más cerca. Y a veces somos nosotros los cómplices de los desafueros.
La desidia, guarreria e incivismo son males nacionales
Disfruten de lo votado y vuelvan a votarlos, borreguitos…