MANUEL QUIROGA CLÉRIGO. No sé qué criterios se siguen para nominar las calles de Majadahonda, la mía es Panamá, pero el Puerto de los Leones no existe ni ha existido nunca. El Puerto del Guadarrama en la N.VI tiene el Alto del León, nada más. Los jóvenes falangistas que vinieron en la guerra a tratar de tomar Madrid se denominaban a sí mismos «los Leones de Castilla«, la mayoría eran de Valladolid, y de ellos tomó su nombre apócrifo el «Alto del León«, pero el franquismo (casi) murió el 20 de noviembre de 1975 y no tiene sentido conservar unos nombres que recuerdan todavía aquella época, con sus forofos rabiosos igual que los tiene el fútbol y el Rocío. Al final de la Gran Vía hay una rotonda sin nombre, yo la he denominado Rotonda de la Cítara, por una escultura que hay en su centro con una mujer con cítara y sin cara. El Ayuntamiento podrá darla otro nombre, a ser posible que no denomine cuestiones partidistas de izquierda, derecha o centro. Y le he dedicado un poema datado en Majadahonda, a 4 de junio de 2020.
ROTONDA DE LA CÍTARA
Esta grata rotonda/al fin de la Gran Vía
rodeada de prunos,/paseantes, madroños,
con su fuente de nubes/alzándose y volviendo
junto a los dos olivos/y su césped brillante
acoge a majariegos,/policías ociosos,
restos de la aventura/tras el confinamiento,
plácidamente, dulce,/sin misterios ni llanto.
Estamos regresando/de desvanes con niebla,
analizando el árbol,/el pinar y las fuentes;
recordando los días/de desvanes ingrávidos.
Ahora hay murmullos nuevos/tras los escaparates,
el rigor desusado/de insulsas procesiones,
la cálida sorpresa/de las aves que llegan.
Todo es novedoso:/el furor de los parques,
el sol acaso débil,/los pasos renovados,
los niños que renacen/cerca de los abetos;
nosotros, los poetas,/con tanto siglo encima,
la plenitud del día/habitado por junio,
la calle abandonada/por las meses de encierro.
Ya van cicatrizando/heridas del pasillo,
los dolores de invierno,/el miedo al virus loco,
dolorosos desgarros/de innecesarias muertes.
La Rotonda nos abre/sus brazos de matrona
Su claustro poderoso/con olor a refugio,
el inmenso sosiego/de las vidas moviéndose.
Aquí permanecemos/a salvo del naufragio.
Señor cura,es usted,más papista qué el Papa. El puerto de Los Leones,siempre será EL PUERTO DE LOS LEONES.
Hay otras muchas tareas que hacer y usted parece que le sobra el tiempo. Rece por los muertos,enfermos y vaya a visitarles y comparta sus dineros con la gente que lo está pasando MUY MAL.
Yo no veo a Jesús preocupándose por gilipolleces tal y como están las cosas. RECE Y MUÉVASE VISITANDO LUGARES DONDE LO NECESITEN.
Teresa, lamento tu desconocimiento geográfico. Nunca existió el puerto de los leones, fue una manera de llamar al alto del león también conocido por puerto de Guadarrama. Que algunos nostálgicos lo digan llamando así no conseguirá cambiar nada pues nunca tuvo ese nombre (distrito fue las múltiples avenidas del Generalísimo o de José Antonio, que esas si fueron rebautizada). Dejemos las cosas como son y no «bromeemos» cambiando los apellidos del colaborador, pues me parece una desfachatez.