MANU RAMOS. «Julián Calero, cerca del Rayo Majadahonda», publica este miércoles Diario de Córdoba. Y «El Día» de Córdoba da algunas pistas más: «De la mano de Alfonso Serrano, el otro gran candidato a ocupar la vacante que deja Berges, llegaría Julián Calero, quizás el más desconocido de todos. Porque el principal brillo de su carrera profesional lo ha conseguido como segundo entrenador, primero de Julen Lopetegui en el Oporto, y luego de Fernando Hierro tanto en el Oviedo como en el pasado Mundial de Rusia con la selección española. Al margen, ha sido técnico del Parla, el Al Jazira, el Alcorcón B, el Atlético Pinto y el Navalcarnero. Más allá de su valía y conocimiento de la categoría de bronce, uno de los puntos que puede jugar a su favor es que pertenece a Mesas Sport, la agencia de representación de la que es socio el todavía director general del Córdoba, Alfredo García Amado. El asturiano, por cierto, tampoco continuará la próxima campaña, en principio».


El periodista de «Marca» Miguel Ángel Lara da este perfil del que suena como entrenador del Rayo Majadahonda: «El 13 de mayo Julián Calero (Madrid, 26-10-1970) se preguntaba por qué el Rápido de Bouzas no atacaba cuando un gol podía llevar a los gallegos al playoff de ascenso a Segunda, el mismo que al final le faltó a su Navalcarnero, el presupuesto más bajo del grupo, para meterse entre los cuatro primeros. Ayer, Julián Calero aterrizó en Sochi después de que Fernando Hierro le llamara para que se pusiera a su lado después de que Julen Lopetegui tuviera que regresar a Madrid. Es una situación de contrastes porque su relación y amistad con el nuevo seleccionador está a la par de la que tiene con el que fue destituido en la mañana del viernes. Es un viaje que vuelve a sacar a Julián Calero de la comisaría. Porque el segundo de Hierro se sienta cada mañana detrás de su escritorio en una de las unidades de la Policía Municipal en el centro de Madrid. El pasado verano se volvió a incorporar para no perder su plaza después de que en los cinco años anteriores el fútbol le llevara a los Emiratos Árabes para ser el segundo del brasileño Paulo Bonamigo, a Oporto al lado de Lopetegui y a Oviedo con Fernando Hierro».

Y añade. «Con el fútbol metido en la sangre desde siempre y una frase que se le escucha mucho y explica su pasión («me gusta el olor que tiene un vestuario»), Calero pidió al regresar al día a día policial desarrollar funciones que le permitieran no trabajar el fin de semana para así poder viajar con el Navalcarnero. Ahora, la llamada de la selección puede hacer que su futuro cambie y sus funciones policiales, que no implican salidas a patrullar. Casado con la novia de toda su vida (Gema) y sin dejar la ciudad en la que creció y estrechó las amistades que no ha perdido (Parla), el apellido Calero tiene más vínculos con el fútbol español. Su hijo, Iván, busca con el Elche el ascenso por el que su padre se quedó muy cerca de pelear. Sus caminos se cruzaron en la temporada 12-13, Julián como técnico del filial del Alcorcón y e Iván corriendo la banda del Atlético de Madrid C».

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