PABLO VIDAL*. Es la primera vez en dos décadas que un alcalde de Majadahonda ha decidido suspender la publicidad institucional de las Fiestas patronales del municipio. La consecuencia ha sido un aluvión de quejas vecinales sobre la falta de información pública de los eventos, algo que han recogido las redes sociales con toda profusión de detalles. La suspensión de un campeonato de fútbol sala juvenil por falta de participantes que no se habían enterado de su convocatoria, las protestas de los fans de los 4 grupos musicales majariegos por falta de promoción previa de sus conciertos (junto a la opacidad en su proceso de selección) o la escasa afluencia de público a las distintas actividades festivas han sido algo inédito en estas siempre masivas y participativas fiestas patronales. Dirán que la causa ha sido la lluvia pero me temo que algo habrá tenido que ver esa ausencia de promoción, que además contribuye a la asfixia de los medios locales cuya representación me honran que presida y a cuya defensa me comprometí, junto a los principios de veracidad y transparencia, cuando asumí la presidencia del Colectivo de Prensa y Medios de Majadahonda (CPM).

De igual forma, el entonces candidato y hoy alcalde, junto con el entonces concejal de Hacienda y hoy teniente de alcalde, ambos del Partido Popular, así como su socio de Gobierno de Vox (este último de forma «rotunda«, según propia expresión ante 3 testigos del Comité Ejecutivo del CPM), se comprometieron a la «supresión de la petición de patrocinios a los comercios y empresas locales por parte del Ayuntamiento para la edición de las revistas y actos en las fiestas del Municipio por considerarlo una competencia desleal hacia el sector de la Prensa, Medios y Publicidad de Majadahonda y una labor impropia de un Ayuntamiento«, algo que al igual que la neutralidad de la Comunicación institucional, tampoco se ha cumplido.

Que la mayor empresa de Majadahonda (75 millones anuales de Presupuesto, 600 funcionarios –políticos y asesores aparte–) se nutra con los fondos publicitarios privados además de los impuestos, en un papel que en cualquier economía moderna corresponde a los soportes privados, da idea de cómo entienden la libertad de mercado estos supuestos paladines del liberalismo. Todo ello recuerda un nefasto episodio ocurrido la legislatura pasada, resultando incomprensible a todas luces que se repita de nuevo en otras dos formaciones políticas ya que aquel concluyó con la correspondiente depuración de responsabilidades. Y esto además se agrava con la pérdida de credibilidad política que provoca la escasa fidelidad de un responsable público hacia la palabra dada. Por ello vamos a trasladar lo que estimamos esta «anomalía económica y democrática«, por decirlo en términos educados, a los responsables políticos de la Comunidad de Madrid, que se han interesado al menos en recabar nuestra versión de los hechos.

El malestar de los medios de Majadahonda es tan palpable que ya se ha trasladado oficiosamente la queja a la nueva responsable de prensa del pacto PP-Vox, que al igual que el primer edil, se dedican a silbar y cantar bajo la lluvia, como si no fuera con ellos. Y habrá que recordar una vez más que la ley obliga a escuchar al sector afectado cuando desde una administración pública se decide emprender una regulación del mismo (y está en marcha el pliego de condiciones de la distribución publicitaria por medio de una agencia, intermediación que el sector de medios de Majadahonda ha rechazado de plano). La «tregua de los 100 días» que el CPM decidió públicamente respetar con respecto al nuevo Equipo de Gobierno PP-Vox, como hubiera sucedido con cualquier otro independientemente de su color o signo, ha expirado ya, pero se ha alargado algo más por las fiestas. Y es que hemos querido hacer bueno el viejo aforismo español de «tener las fiestas en paz». El gesto de buena voluntad se ha respondido, sin embargo, con absoluto desdén y displicencia, como demuestra el hecho de que el CPM no fuera ni siquiera invitado al pregón municipal con el resto de asociaciones del municipio a pesar de haber sido requeridos sus datos previamente para ello.

Una vez concluidas las Fiestas de Majadahonda 2019, nuestra Comisión Ejecutiva ya tiene sobre la mesa volver a exigir, si es necesario con preguntas en los plenos (y si fuera pertinente con mociones), el cumplimiento de los 5 puntos a los que los 2 partidos del Equipo de Gobierno PP-Vox se comprometieron en la campaña electoral. Ya incumplieron el primero pero ¿y los otros cuatro? Nos tememos la respuesta, pero eso no es óbice para reiterar las preguntas. Entramos de nuevo en periodo de elecciones, bien es cierto que generales, pero para nosotros cualquier consulta en las urnas es buena si al menos sirve para mostrar nuestro rechazo y protesta hacia esta forma de ejercer la política. Y el sector de los medios de comunicación, en Majadahonda, como en cualquier otra parte de España, Europa o del mundo global desarrollado, es muy «sensible» a las pérdidas de libertad e independencia. Su merma económica (que sin embargo no ha afectado a las subvenciones de los grupos municipales, presupuesto publicitario, sueldos y dietas políticas, que incluso han aumentado) demuestran la insensibilidad municipal ante la situación de transformación y cambio que están viviendo los medios en sus formas de producción y evolución. Y esta «desconexión» entre política y medios no es la más propicia ante estos comicios: el «estado de cabreo» es más que evidente, lo que quiero hacer constar para que nadie se pueda llevar luego a engaño. A pesar de los desprecios e incumplimientos que he narrado en este artículo, seguimos con la mano tendida, aunque ya no aceptamos promesas sino realidades. Y el CPM no dejará de insistir en que, como suele decirse en el argot cívico (y no tanto político), «lo prometido es deuda». *Presidente del Colectivo de Prensa y Medios de Majadahonda (CPM)