La Balona de Cádiz consiguió desquiciar al Rayo Majadahonda con sus argucias y pérdidas de tiempo, llevándose un empate que incluso a punto estuvo de perder

FEDERICO MTNEZ. Tan seguro estoy de que el Rayo Majadahonda conseguirá la permanencia con Alfredo Santaelena (hasta este domingo 17 de diciembre (2022) sería 6º por número de puntos) como de que esta vez la Balona supo sacarle de quicio con sus simulaciones de lesiones, pérdidas descaradas de tiempo, conductas antideportivas y esas pequeñas trampas que el fútbol permite al borde del reglamento (retener el balón, prolongar los lanzamientos de banda hasta la extenuación, alargar los saques del portero, etc…). Si la Balona de La Línea de la Concepción (Cádiz) ya vino con esas aviesas intenciones, fue marcar su primer gol de penalty en el minuto 42, irse al descanso y desesperar a los rayistas hasta el punto de que su entrenador fue expulsado y sus jugadores parecían enloquecidos, con inútiles protestas que lo único que conseguían eran perder más tiempo y sacarse del partido. Es cierto que los resultados en casa son algo más que peores fruto del desastroso inicio de temporada que obligó a cesar al entrenador y al director deportivo (1 punto en 6 partidos) y no es menos verdad que la lentitud en salir de la zona baja de la tabla puede llegar a desesperar a jugadores que se saben mejores de lo que sus números dicen. Sin embargo, hubo una banda de rock llamada «Siniestro Total» que hizo célebre una canción titulada: «Ante todo mucha calma». Y es que el mayor peligro cuando un barco o un edificio corre riesgos es precisamente el que el Rayo Majadahonda puso en práctica: precipitación, atolondramiento, nervios y sensación de pánico.


J. Federico Mtnez en la grada del Cerro

Fue marcar su gol del empate por parte de Alayeto en el minuto 70 y todo cambió como un efecto balsámico. La Balona dejó de perder tanto tiempo y se vio sobre el campo como lo que realmente era: un equipo desbordado que sin las malas mañas del fútbol quedaría como ramplón y cicatero. Si hubiera jugado a este deporte con sus buenas artes -que algunas tiene– podría haber aprovechado la desconcentración rayista hasta extremos inimaginables, pero prefirió hacer lo que ya vimos en este mismo campo aquel 27 de mayo de 2018, hace ahora 4 años y medio, cuando el Cartagena vino a empatar a base de extenuantes pérdidas de tiempo. Y en el minuto 97 perdió un ascenso que tenía cantado. La marrullería no tuvo premio.

Y eso mismo hubiera ocurrido si el árbitro extremeño Antonio Sánchez Sánchez, natural de Don Benito, no hubiera estado a la misma altura que jugadores y entrenadores. Junto a su trío arbitral (incluyendo al cuarto trencilla) no consiguió embridar este sin duda complicado encuentro, marcado por las argucias de un equipo y los nervios y protestas continuas del otro. Y todo ello con una también azorada afición que solo comenzó a disfrutar tras el primer gol de su equipo, pues antes también se abonó a la protesta y descalificación continuada, ignorando que era lo que peor podía transmitirle a su equipo. Y así las cosas, los retrasos gaditanos apenas tenían incidencia en el cronómetro, pues sin duda cada minuto que pasaba, el marcador final corría más riesgo de favorecer a los majariegos. En definitiva, complejo disfrutar del fútbol en este enrarecido ambiente que hace necesaria una terapia colectiva. Por fortuna llega la paz navideña, el relax en familia y la meditación. Porque sin lugar a dudas el Rayo Majadahonda, lo que con más urgencia necesita es tranquilidad, esa que suele alcanzar con más prontitud fuera que dentro de casa. ¡Feliz Navidad!

Majadahonda Magazin